Laboratorio.

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El resto de aquel día lo paso organizándose, dependiendo de los resultados ya podía imaginar que Esteban le pediría tomarse unos días en casa y como en su cabeza no sonaba nada mal la idea, decidió prepararse

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El resto de aquel día lo paso organizándose, dependiendo de los resultados ya podía imaginar que Esteban le pediría tomarse unos días en casa y como en su cabeza no sonaba nada mal la idea, decidió prepararse. De todos modos si resultaba en negativo pensaba descansar; todavía se sentía tensa por el terrible fin de semana plagado de cólicos y malestares, al llegar el mediodía fue a casa para almorzar con los chicos además de pasar un rato con ellos. Esteban regresaría a casa un par de horas antes por lo que debería de volver con el chófer a casa.

Su tarde fue realmente entretenida, ahora que tenía en mente la certeza de que mañana habrían respuestas pudo calmarse, terminó el trabajo pendiente para estos días, aprovecho las galletitas que le habían mandado en esa bella canasta y simplemente espero paciente a que llegara su horario de salida; en poco menos de una hora volvía a estar en casa, sabía que los chicos y Esteban estarían jugando en el jardín por lo que decidió encargarse de algunos pendientes del hogar antes de salir a saludarlos.




– Son flores muy bellas señora — elogio Delia

– ¿Verdad? Una ex clienta me las mando hoy, tratalas con mucho cariño para que duren un par de días por favor

– ¿Quiere que las ponga en la sala?

– Si pero lejos del alcance de los niños, cuando se ponen a jugar aquí, tiran todo a su paso — ríe mientras revisaba algunas correspondencias — Delia ¿Ya se hizo la compra de la semana?

– Si señora, justo mande a dos de las muchachas temprano, consiguieron todo lo de la lista

– ¿Incluyendo el cereal del señor?

– Ese costo más, tuvieron que ir a otro supermercado pero lo consiguieron

– Gracias Delia... ¿Cuánto llevan jugando afuera?

– Desde que el señor llegó a la casa, el pobre ni siquiera se alcanzó a cambiar

– Ay Delia, mi marido es un niño más, te aseguro que aunque se esté asando en ese traje, la está pasando bomba 




Termino de revisar las facturas y pago las que le correspondían por transferencia, le dejo a Esteban las demás y salió al jardín, estaba segura que los niños aún no habían terminado sus tareas sin mencionar de que ahora necesitarían de un baño ya que estaban corriendo de un lado al otro pero como no quiso entrar en el papel de mamá mandona tan pronto, se dispuso a observarlos jugar. Los tres juntos eran un verdadero desastre, uno cargado de ternura eso sí pero no dejaban de ser un desastre; los niños lograban cualquier cosa de Esteban ya que a veces parecía que compartían un mismo cerebro.

Las ideas más locas siempre los unían aun más, hoy no era la excepción, habían sacado una vez más las pistolas haciendo del jardín su campo de batalla, esta vez no cometería el error de ponerse en medio y recibir balazos de orbees. El primero en percatarse de la presencia de su mamá fue Rafa, dejó tirada su pistola para ir corriendo a su encuentro ya después le siguió Hugo y por último Esteban que le tomó algo de tiempo descifrar donde se habían ido sus hijos; al ratito los convenció de entrar a la casa para hidratarse un poco y refrescarse.




Etéreo Where stories live. Discover now