¿Café?.

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Como era de esperarse, Marcia despertó al día siguiente con una terrible resaca, tenía cortos destellos de lo que había pasado ayer, recordaba estar bebiendo una copa y que Lucrecia llegará después, lo demás es medio borroso

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Como era de esperarse, Marcia despertó al día siguiente con una terrible resaca, tenía cortos destellos de lo que había pasado ayer, recordaba estar bebiendo una copa y que Lucrecia llegará después, lo demás es medio borroso. Lo bueno es que su sala tenía un montón de pistas que le fueron útil, como la tv que estaba puesta en una de esas listas de canciones para karaoke, los tacones de Lucrecia... ¿Por qué sus tacones estaban en la sala? Aunque intento darle sentido al desastre que tenía enfrente, su cerebro le dijo "Hoy no mamacita, es muy temprano para unir cabos sin café".

Como si se tratara ya de un movimiento natural, arrastro sus pies hasta la cocina, le puso el filtro a la cafetera junto con unas cucharaditas de café, luego el agua y nada más se puso a esperar frente a la cafetera. Sus ojos se cerraban levemente debido a la luz y el cansancio, iba a pasar un buen rato hasta que volviera a beber con Lucrecia, cuando su cerebro le recordó que existen unas pastillas milagrosas que ayudan con el dolor de cabeza, dio media vuelta hasta su bolso que estaba sobre la mesa del comedor.

Una vez despertó un poco más fue a la nevera para prepararse un buen desayuno, había despertado en el horario de siempre por lo que contaba con tiempo de sobra, sin mencionar que su horario era de 07:30 am a 17:30 pm. Después del desayuno acomodó un poco la sala antes de irse a duchar, normalmente ponía música para este tipo de momentos pero la cabeza aún le estaba reventando; salió de su departamento a las 07:10 cargando con su bolso y los tacones de Lucrecia, descendió hasta el estacionamiento del edificio tratando de recordar donde se había estacionado.

Presionó la alarma de la camioneta y luego siguió el sonido, aunque eso le causó más dolor de cabeza, iba tan metida en su mente que tardó un poco en percatarse de la presencia de Esteban, al parecer él también iba con rumbo al trabajo, se le quedo viendo hasta que su cerebro le lanzó el destello de ayer, aunque no era algo que la pusiera muy al tanto, recordaba abrazarlo en el pasillo pero no entendía la razón, parpadeo confundida y avanzó a su camioneta, no sin antes saludarlo claro.




– Buenos días...

– Buen día — abre la puerta de su propio coche — Divertida mañana ¿No?

– Uhm podría ser peor — deja su bolso y los tacones de Lucrecia en el asiento de copiloto — Bueno, nos vemos — se despidió con la mano antes de meterse a la camioneta




Ella fue la primera en llegar pues Esteban se quedó en el tráfico, la idea era devolverle los tacones a Lucrecia pero se dio cuenta que alguien la esperaba en su nueva oficina, era tan loco pensar que ahora tenía una oficina propia; quien estaba ahí era Ricardo, su nuevo tutor, habían un par de cajas sobre el escritorio. Al parecer esta iba a ser una entretenida pero larga mañana.




– La cabeza me va estallar... — murmura con las manos sobre su frente — Estoy segura que se me partirá en dos el cráneo y de ahí saldrá brillantina junto con mini banderitas gay — se queja bajo cerrando los ojos




Etéreo Where stories live. Discover now