La Tía Lu.

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– Ay mi cielo — sonríe viéndolo embobada — Eres cosita muy tierna ¿Sabías?— lo acuna en sus brazos — Papi fue a buscar algo pero ahorita viene

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– Ay mi cielo — sonríe viéndolo embobada — Eres cosita muy tierna ¿Sabías?— lo acuna en sus brazos — Papi fue a buscar algo pero ahorita viene




Tomo uno de sus piecitos con delicadeza aún sin dejar de sonreír, hace no tanto habían traído al peque de su revisión y también le dieron un baño, la enfermera que lo trajo la ayudo a ponerle la ropita para luego salir y darles más privacidad. Después de unos minutos tocaron la puerta, la primera persona a la que vio fue a su abuela quien al darse cuenta que el bebé ya estaba en la habitación se emociono hasta las lágrimas.




– Hola abue

– ¡Ay ya esta aquí! ¡Paco! — se acerca a la camilla — ¡Somos bisabuelos!

– Mira nada más a este muchachito... Felicidades princesa — se inclina para dejar un beso sobre su cabeza — Es un niño muy bonito

– ¿Quién lo va a cargar primero?

– Dámelo a mi que tu abuela está todavía muy nostálgica... Vengase para acá bebé, con el bisabuelo



Don Paco no ocultaba ni un poco su alegría al recibir al pequeño en brazos, mientras que Auria no podía parar de llorar viéndolos, Marcia tuvo que traerla a un abrazo sino también se pondría a llorar.



– Ay abue, no llores, tenemos que estar muy felices ¡Tenemos un bebé! — ríe sobando su espalda

– Justamente porque estoy muy feliz lloró ¡Un bebecito! Esta hermoso... ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Quieres que busque a una enfermera?

– Estoy bien abue — se aparta para poder limpiarle el rastro de lágrimas — Un poco adolorida pero muy feliz ¡Soy mamá! ¿Lo puedes creer?

– ¡Ay voy a llorar de nuevo!

– Me parece que el abuelo ya no va a regresarme a mi bebé — sonríe viéndolos

– Es que él estaba muy ansioso desde que nos avisaste que venías al hospital, de hecho quería entrar pero le dije que esperara afuera hasta que llegara el bebé

– Se habría preocupado mucho si me veía sufrir tanto... Pero míralo, embobadisimo esta

– Permiso... — abre la puerta — ¿La tía Lu puede pasar?

– Pasa, hija — se levanta — Voy a ver a ese pequeñito de cerca

– ¿La tía Lu? — ríe

– Claro ¿Sino como va a diferenciar a sus tías? — entra dejando el arreglo de flores sobre una mesita — ¡Felicidades!

– Ay que lindas, no debiste molestarte

– Sé que te gusta mucho que te regalen flores — va a ella dándole un abrazo — ¿Te sientes bien? Porque vi al niño en el cunero y es grande — ríe

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