CAPÍTULO 24:

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El teléfono comenzó a sonar así que abrí los ojos, sentía dolor de cabeza y nauseas, pero supongo que era algo normal y después salí de entre las sábanas como pude.

"¿Quien llama a las ocho de la mañana joder?.- Suspiré algo enfadada mientras caminaba sobre el frío suelo en busca del teléfono.- ¿Hola?.

Había conseguido alcanzar el teléfono y ahora me encontraba de pie con los ojos medio cerrados y una sensación de flojera en las piernas que no era normal.

Amy...- Mierda, comencé a llorar como una niña pequeña y me colapsé, últimamente estaba mucho mas sensible de lo que solía estar hacía meses. Me colapsé tras oir la voz del rubio al otro lado de la línia. me sentía estúpida por estar embarazada de él, haberme ido de casa sin decir nada a causa de lo saturada que estaba por la drogadicción y sobre todo por haber acostado con Axl. ¿Amy estás ahí?- Sentí su voz rota, seguramente había estado llorando, algo realmente raro en Kurt el cual normalmente prefería fingir que las cosas estaban bien cuando realmente no lo estaban. Suspiré y tiré el teléfono al suelo entre lágrimas. justo entonces noté una mano sobre mi hombro, era Axl, tal vez le había despertado.

Axl...- No paraba de llorar.- Era él y me bloqueé joder, no sabía que decir.

Me agarró del brazo delicadamente y me llevó hasta la cama donde habíamos pasado la noche, me brindó una manta para que no cogiera frío.

- Ven, escuchame.- Secó las lágrimas de mis ojos.- cCeo que tenemos que hablar y que tienes que tomar un decisión sobre lo que sientes o quieres hacer.

- Axl, no lo sé joder, me he dado cuenta de que sigo puto enamorada de Kurt aunque este me haya mentido con el tema de las drogas y me lo haya ocultado de esta manera.

- Es normal, lo es.- Me abrazó.- Sabes lo qe creo que te iría bien, hablar con alguien cercano, tal vez con Dave o Krist no se y contarles lo que pasa, se que ellos son amigos de Kurt pero también son los tuyos y creo que son los que mejor te podrán ayudar.

- El pelirrojo tenía razón, debía contarles que estaba embarazada de Kurt además de sincerarme con ellos y hablarles sobre los problemas que actualmente me atormentan.

- Tienes razón.- Susurré.

Después de aquella charla decidí que me vestiria y saldría en dirección a casa de Kurt, con suerte, él no estaría en casa, ya que él dedicaba mucho tiempo a tocar la guitarra y cantar y se pasaba la mayor parte del tiempo solo en el estudio. Me duché y vestí y finalmente salí de casa.

- ¿Tengo los ojos muy hinchados?- le pregunté a Axl. No quería verme ridícula.

- Estás preciosa.- Me provocó una sonrisa.

Tardé unos veinte minutos en llegar y aunque Axl se había ofrecido a llevarme yo prefería tomar el aire. Cuando llegué la casa parecía desértica, las luces estaban apagadas y no se oía nada, ni siquiera la música que Kurt solía poner a todo volumen. Tomé aire y asustada llamé a la puerta, dos golpes fueron suficientes para que la puerta se abriera.

- Dave...- Grité de emoción al ver al pelinegro. me lancé a sus brazos y lo abracé con fuerza.

- Amy, no te esperaba.- Sonrrió.- Pasa pasa que no hay nadie en casa, Krist y Kurt se han marchado hace media hora a ensayar y se supone que no volverán hasta de aquí un par de horas.

- Mejor.- Bajé la mirada al suelo mientras me quitaba la chaqueta que había utilizado para protegerme del frío del invierno.- Quería hablar contigo Dave, te necesito.

Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos una vez más. Dave algo preocupado me ayudó a sentarme en el sofá.

- Puedes decirme lo que sea Amy, lo que necesites.- Coloco un mechón de su largo pelo tras su oreja.

Kurt Cobain, la historia jamás contadaWhere stories live. Discover now