CAPÍTULO 6

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- ¿Kurt?... ¿Pasa algo?- Dije extrañada al recibir una llamada del Rubio, aquello aumentó realmente mi nerviosismo y preocupación porque este no me solía llamar a no ser que tuviera algo importante o urgente que decirme.

- Sí que pasa Amy.- Suspiró.- ¿Haces las maletas y huimos de este maldito pueblo?

Parecía realmente emocionado por aquello, yo, no pude evitar poner cara de sorpresa al oir esas palabras.

- Pe-pero... ¿Hoy?

- Si Amy, he encontrado una casa en las afueras de Seattle y la he comprado. Se vienen también Dave y Krist, viviremos juntos y tendremos allí un buen espacio para tocar.- Continuó hablando.- Pero tú ahora date prisa, recoge tus cosas y espérame fuera en una hora, que te pasaremos a buscar para irnos y ya cuando estemos en el coche hablamos. Te quiero.

Esas fueron sus últimas palabras antes de colgar y dejarme con intriga. Me sorprendía que todo hubiera pasado tan rápido, todo era extraño para mí, estaba confundida, muy confundida, aun así, confiaba en Kurt.

Me preparé las maletas, cogí mi ropa, los pósteres y por supuesto mi vieja guitarra de madera, como tenía tiempo antes de que Kurt y los demás llegarán, toqué algunas canciones y luego la guardé en su funda.

Salí a la calle y me senté junto a la maleta y la guitarra, en un banco que había en la puerta de mi casa. Allí esperé a que los tres chicos llegaran.

- Hola Amy.- Me dijo Dave, después me abrazó.

Lo mismo hizo Krist, que fue el segundo en bajar del coche, por último, Kurt, el cual acababa de recoger mis cosas y las había ya metido en el maletero del coche, se acercó a mí y me besó delicadamente en los labios. Era tan tierno.

- Necesito explicaciones.- Hablé una vez subidos en el coche en dirección a Seattle.

- Kurt ¿Lo cuentas tú?

Él asintió y comenzó a hablar.

- Quería darte una sorpresa, así que cuando encontré esta casa en las afueras, lejos del alboroto, de tamaño grande, bonita y además con un buen espacio para ensayar, además de con un gran jardín, no pude evitar comprarla.- Parecía realmente emocionado mientras me lo contaba.- Se lo comenté a Dave y Krist y estos no dudaron en aceptar la propuesta de comenzar una nueva vida lejos de Aberdeen. Y así pasó todo.

Yo estaba en los asientos de atrás, junto a Kurt, apoyada en su hombro, delante, conduciendo Dave y de copiloto Krist, el cual parecía concentrado en cantar las canciones que iban saliendo en la radio.

- Joder.- Exclamé yo.- No me quejo la verdad, pero si tengo una duda. ¿Qué hago yo con la casa de mi padre?

- A ver, eso también lo tengo pensado. De momento, con los ingresos de la banda, podemos pagarla, hasta podemos alquilarla, si no siempre queda la opción de venderla y quitarnos un peso de encima, así que no te preocupes por eso, cariño.

Luego me besó en la frente y yo no pude evitar fijarme en su delicada sonrisa y en sus labios y besarle.

- Te quiero Amy

- Yo también Rubio.- Para mí ya era una costumbre llamarle así y eso me gustaba y juraría que a él también.

Sinceramente, mi cabeza era un lío y estaba llena de dudas, ya que no sabría como llamar a la relación que Kurt y yo teníamos. Si, nos solíamos besar, pero tampoco habíamos decidido hacernos oficialmente novios, jamás lo habíamos comentado para ser sinceros. Aquello me hacía dudar.

Así que, aquella misma noche, después de llegar a la nueva casa y habernos instalado en ella, también después de cenar, hablé con Kurt. Dave y Krist se habían ido a sus respectivas habitaciones y se suponía que Kurt y yo íbamos a compartir habitación, ya que la casa tan solo tenía 3 habitaciones.

- Oye Kurt.- Comencé a hablar yo mientras comía unos cereales con leche.- ¿Qué somos ahora?

Él no pudo evitar reír y levantar los brazos como mueca de duda, después se sentó a mi lado en el sofá y me miró.

- No lo sé.- Hablaba bajo para no molestar a los otros chicos.- Supongo que novios.

Dijo esto y pude apreciar como su cara se tornó roja, apartó la mirada para que yo no lo notará, pero eso ya no se podía esconder.

El rubio de ojos azules me había llamado novia.

- Así que novios...- Dije yo. Le besé en los labios y después de eso dejé el bol con cereales en la mesa que había al lado del sofá.- ¿Vamos a dormir ya?

Y entonces nos levantamos de allí y salimos del salón para dirigirnos a la planta de arriba donde estaba nuestra habitación, yo fui al baño primero, me tenía que lavar la cara y los dientes, ya que me sentía sucia después de todo el viaje.

Cuando llegue a la habitación, Kurt estaba tumbado en la cama con una camiseta holgada y la ropa interior. No pude evitar mirarle con deseo.

- Túmbate aquí conmigo Amy.

- Kurt... no te pongas pesado. Dame un momento que me pongo el pijama. Y así lo hice, me quité la camiseta que llevaba y el sujetador y aunque estaba de espaldas a Kurt, noté como este me miraba. Me puse una camiseta ancha que utilizaba como pijama y me quité los tejanos que llevaba puestos. Luego me tumbé a su lado, apoyando mi cabeza en su pecho.

Kurt me empezó a acariciar el pelo delicadamente, un escalofrío me recorrió el cuerpo.

- ¿Tienes frío, cariño?- Me preguntó él.

- No, simplemente me haces cosquillas.

Nos reímos y después de eso entré en un sueño profundo.

Estaba realmente feliz, mi vida había cambiado completamente desde que me vine aquí, había conocido a personas increíbles, entre ellos Kurt, además de que ahora tenía mi propia casa y estaba en un lugar lejos de mi madre y de sus gritos.

Por mala suerte la droga aún seguí aquí, conmigo, primero mi madre adicta a ella y después Kurt, el cual se suponía que estaba intentando dejar la heroína.

- Oye Dave, ¿Has visto a Cobain?- El batería, estaba sentado en el sofá fumando y bebiendo cervezas, como de costumbre.

- Creo que ha salido a tomar el aire y pasear por los jardines... ya sabes cosas suyas.

- Supongo.- Dije sentándome a su lado.- ¿Y qué tal vais con el disco?

Suspiró.

- Va bien.- Dijo después de apagar el cigarro contra la mesa de madera.- Si tenemos suerte y nos damos prisa, este mismo año, para septiembre lo sacaremos.

- ¿Sabes? Estoy emocionada por vosotros y muy orgullosa

- Lo sé, y eso Kurt lo nota y lo agradece realmente, le va bien tener a alguien en su vida que le haga bien, le ayude, le quiera y no esté metida en drogas, al contrario que...- Entonces se calló.

- ¿Al contrario que quien, Dave? No me dejes así.- Repliqué yo.

- Nada, yo no he dicho nada.

- Jodeeeer Dave...

- Si él te tiene que decir algo ya te lo dirá, yo no debo hablar ni contar de más. Mejor me callo.

Estas palabras me extrañaron, me hicieron tensarme. Deseaba ver a Kurt y hablar con él, pero hasta poder verle tuve que esperar media hora, ya que se había ido a pasear y normalmente sus paseos mañaneros solían durar bastante, porque además de caminar, , se sentaba en algún lugar tranquilo a escribir.

- Kurt.- Grité, cuando lo vi entrar por la puerta, mi voz estaba entrecortada.

- Amor, ¿pasa algo? Te veo tensa.- Yo no pude evitar mirar al suelo antes de contestar, no sabía que decirle.

- He hablado con Dave esta mañana y bueno... me ha dicho que yo era buena influencia para ti, que yo te quería y que estaba fuera del mundo de las drogas.- Respiré hondo.- Pero luego me ha dicho que hay una persona en tu vida que es todo lo contrario. ¿Perdon si imagino de más o te incomodo, pero de quien habla, Kurt?

- Amy, siéntate.- Dijo él, yo le hice caso y me senté en una de las sillas del comedor, él me imitó.- Pues bien, jamás te he hablado de ella... Courtney. La conocí en enero, poco antes de conocerte a ti, ella también es adicta a las drogas y nos conocimos después de un concierto, pero no te preocupes... tan solo nos vimos un par de veces, no tiene importancia. Dave y Krist parecen no tenerle mucho cariño y bueno, yo... hace ya bastante tiempo que no hablo con ella. Realmente nunca ha pasado nada entre nosotros.

No voy a negar que estaba confusa y dubitativa, pero preferí creer a Kurt y evitarme problemas, así que cambié de tema.

- Y... ¿Qué tal el paseo? ¿Has desconectado?

- Si mi amor. He caminado por los jardines de la casa y me he sentado un rato a componer una nueva canción.

Hice un gesto como para intentar quitarle la libreta de las manos, ya que era donde él escribía todo, realmente lo hice para hacerle enfadar, ya que sabía que a él no le gustaba enseñar aquello que escribía.

Se rio y apartó la libreta de mi alcance

- No, no, no señorita, esto no se lee.- Dijo con tono burlón, después se dirigió a la habitación y yo fui detrás, puesto que era tarde y quería vestirme para salir a pasear un rato y conocer a ciudad de Seattle, nuestro nuevo hogar.

Me puse unos vaqueros negros y una camiseta que le había cogido prestada a Kurt y salí junto a Krist a pasear.

Kurt Cobain, la historia jamás contadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora