CAPÍTULO 9

66 4 0
                                    


26 de septiembre:

El disco de Nevermind había salido hace apenas dos días y este ya había comenzado a triunfar, era un muy buen disco, con muy buenas canciones.

Los chicos habían invertido mucho tiempo y dinero en aquel disco, así que que este hubiera tenido tanto éxito en tan solo ese par de días les animaba.

Kurt ahora fumaba, sentado en una de las sillas del comedor, lo hacía de manera silenciosa, apartado del resto. Yo de vez en cuando apartaba la mirada para observar sus gestos, seguía notándolo raro, no tan únicamente conmigo, sino con todo el mundo, seguía apreciando su cansancio y dolor, pero no sabía lo que le sucedía y tampoco quería forzarle a que me lo contara, ya que eso, tan solo empeoraría las cosas, puesto que Kurt es una persona muy impulsiva a veces y si se pone tenso o alguien le incomoda, no puede evitar comenzar a gritar y a hacer locuras.

Yo conversaba con Dave y Krist, hablábamos de la vida en general, también del nuevo disco que acaban de saca, Nevermind. Ellos estaban realmente emocionados, pero Kurt parecía no mostrar expresión alguna más allá de una cara seria. Expulsaba el humo del cigarrillo de manera lenta, luego observaba como este se consumía y los restos caían al suelo sucio, ya que hacía días que no lo limpiaba nadie.

- Kurt, ¿estás bien?- Preguntó Krist extrañado por la seriedad de este.

Kurt tardó en dar señales de vida.

- Si, tan solo pienso- Dijo él sin dejar de mirar al frente.- Creo que voy a salir a pasear, espero llegar en una hora.

Se levantó de la silla, besó mis labios, se puso una chaqueta y unos guantes, ya que hacía frío, y salió por la puerta.

Yo seguía extrañada, notaba a Kurt muy raro y eso me preocupaba, no podía evitarlo.

- Yo también saldré un rato.- Dije yo dirigiéndome a la puerta de entrada.- Necesito tomar el aire.

- De acuerdo.- Dijo Dave, después de eso me abrazó y Krist le imitó. En los últimos meses, habíamos aumentado nuestra confianza, también habíamos mejorado nuestra relación, ya que pasábamos muchas horas en la misma casa y nos veíamos constantemente.

En la calle, a esas horas de la noche, hacía frío, así que decidí aumentar la velocidad de mi paso, pues notaba mis dedos hinchados por las bajas temperaturas y mi nariz roja y dolorida. Era extraño que en septiembre hiciera aquellas bajas temperaturas.

Caminaba sin rumbo alguno, iba pensando en todo, la vida, como las cosas habían cambiado en tan pocos meses, en mi relación con Kurt, en como sería todo a partir de ahora, en la gira que Nirvana tenía pensada hacer... todo aquello daba vueltas en mi cabeza.

Caminando, acabé en el centro de la ciudad, allí por lo menos había farolas que funcionaban y daban la suficiente luz para ver con claridad la calle. No había nadie por la zona, a excepción de una cabellera rubia que distinguí en un callejón oscuro.

- ¿Kurt?- Dije para mis adentros, sabiendo que no obtendría respuesta a no ser que me acercara hasta aquel hombre. Era rubio, con pelo largo y bastante delgado, no podía ser otro, pero, ¿qué hacía allí en esa calle oscura?

Intenté ser silenciosa y me acerqué a pasos lentos, para evitar ser escuchada por él. Cuando estaba a tan solo unos metros, para mi sorpresa pude observar otra figura, también rubia. Era una mujer y solo podía ser... Courtney. No pude evitar que mi ritmo cardíaco se acelerara, sentía rabia e impotencia y como siempre, mi mente estaba pensando de más y adelantando acontecimientos.

- ¿Kurt, que cojones haces?- Grité, pero la voz se me entrecortó. Apenas tenía fuerzas y las lágrimas ya habían empezado a caer.

Pude distinguir a Kurt, en la oscuridad de la noche, junto a Courtney Love, ambos se estaban inyectando heroína. Aquello me dolía de verdad, sentía una mezcla de sentimientos muy grande, por una parte, odiaba a Kurt, por volver a consumir heroína y mucha más sabiendo que esta se la proporcionaba Courtney, pero a la vez, sentía odio hacia ella misma, por haberle hecho daño a Kurt en un pasado, ya que tal vez eso era la causa de que este se estuviera volviendo a drogar.

No pude evitar salir corriendo, no quería hablar con nadie y menos con él, no era el momento. Corría hacia casa, quería llegar y encerrarme para siempre, aunque sabía que eso no era posible.

De fondo podía escuchar a Kurt, medio drogado, gritando mi nombre y pidiéndome perdón, pero yo no pararía de correr hasta llegar a la habitación y encerrarme en ella.

Cerré la puerta lo más fuerte que pude, Dave y Krist ya estaban dormidos.

- Kurt te odio joder.- Lloraba sin parar sobre la cama.- Te odio, te odio...

Repetí aquello demasiadas veces, tal vez pensando que aquella era la manera de dejar de quererlo. Pero lo cierto es que le amaba demasiado como para olvidarme de él, no podía odiarlo, él era todo lo que ansiaba y mientras gritaba su nombre rabiosa, las ganas de abrazarle y estar junto a él aumentaban. Me había enamorado de un drogaticto depresivo, con problemas mentales y con un afamilia desequilibrada

- Te odio.

Y justo entonces Kurt entró por la puerta, también lleno de lágrimas, y se sentó a mi lado. Yo me mantuve en la misma posición, pero ahora intentando no sollozar, ya que no quería que Kurt me viera así por él. Quería hacerle pensar que le odiaba y que no quería saber nada más de él.

- Amy, necesito desahogarme, por qué no puedo más.- Habló él, había bebido, de eso estaba segura.- Y entiendo si no me perdonas, al fin y al cabo soy un asco, me doy asco.

Aquellas palabras me dolieron, él no era un asco, era una buena persona que había tenido una mala vida, una más infancia, malas experiencias...

- Cuando te enfadaste conmigo por aquello que pasó con Courtney hace meses, lo del regalo y el beso... empecé a odiarme más que nunca antes, me odiaba por haberte hecho daño... a ti, a la persona que más quiero en este mundo. Me sentía muy solo Amy, ya que apenas me hablabas, así que volví a caer en la droga. Intenté evitarlo, porque te había prometido que jamás volvería a consumir heroína, pero te mentí Amy, rompí aquella promesa.

Notaba el dolor en sus palabras y aquello me hizo sentirme miserable, ya que prometí cuidarle y ayudarle y había conseguido todo lo contrario.

- De nuevo volví a consumirla, por eso salía a pasear cada noche. Quedaba con Courtney y ella me la vendía, nos inyectábamos hasta caernos al suelo y no poder mantenernos en pie.- Kurt se tapó la cara con sus manos sucias, estaba avergonzado por aquello.- Lo siento Amy de verdad, lo siento. Ódiame si quieres, me lo merezco, doy asco

Y entonces fue cuando me levanté de la cama para acercarme a él, le miré a los ojos durante unos segundos. Pude ver el dolor en sus ojos.

- Cobain, no podría odiarte por mucho que lo intentara. Te amo demasiado.- Hablé yo, y esta vez desde el fondo de mi corazón.- No debí enfadarme contigo y de verdad que lo siento joder... fui una inútil. Si no me hubiera enfadado por aquella mierda tal vez nada de esto hubiera sucedido.

Notaba una mezcla de sentimientos muy fuerte, estaba realmente perdidad, mi mente no tenía sentido. Por una parte estaba muy dolida por lo que me había hecho, pero por otra sabía que yo tenía parte de culpa.

- Toda la culpa la tengo...

- No.- Negué entre lágrimas.- La culpa la tiene Courtney, ella te envenena...a  ti y a mi. Nos hace daño a ambos.

Bajó la mirada, peor yo sujeté su barbilla y levanté su cabeza.

- Tienes que alejarte de ella en todos los sentidos.- Terminé por decir.- Te hace daño.

Luego acerqué mis labios a los suyos, podía notar su acelerada respiración y el olor a alcohol que producía su aliento, pero aquello ya no me molestaba, hasta le había cogido gusto a saborear sus labios con ese fuerte aroma.

- Te quiero Amy.- Intentó pronunciar él antes de que yo le agarrara por las mejillas y le besara, esta vez con lengua, aquello me encantaba.- Y lo siento... lo juro.

Kurt Cobain, la historia jamás contadaWhere stories live. Discover now