CAPÍTULO 3

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Estábamos sentados en el viejo sofá, podía escuchar perfectamente su respiración, era perfecta, tenía ritmo y era constante, siempre tranquila.

Había apoyado mi cabeza en su hombro para dormir, pero él consiguió dormirse antes de que yo lo hiciera, así que me dediqué a observarlo desde la oscuridad.

Aquel hombre rubio, que cantaba y tocaba la guitarra, parecía tener algo que quería descifrar, también quería conocerle por dentro, llegar a comprenderle tal vez, ya que aquella noche era la primera vez que había hablado con él. Era muy tierno.

Acabé por cerrar los ojos, caí rendida finalmente, y dormí hasta la mañana siguiente. Al despertarme, Kurt, no estaba, así que algo asustada me levanté del sofá sin pensármelo dos veces.

- ¿Kurt?- Grité

Pero no obtuve más respuesta que la del silencio sepulcral. Estaba algo extrañada por la huida repentina de aquel hombre, hasta que en el suelo vi una nota que parecía haber estado escrita por él.

"Buenos días Amy, espero que hayas dormida cómoda y que mi presencia no haya sido de tu incomodidad. Supongo que puede sonar raro, pero nos vemos esta tarde a las siete delante del bar donde nos conocimos?"

Kurt.

Sin saber el motivo, sonreí, estaba feliz y de buen humor. "Por supuesto que iré, Kurt" dije para mis adentros, estaba realmente emocionada.

Y así fue, después de salir a correr, tocar algo la guitarra y prepararme algo para comer, a las siete menos cuarto salí de mi casa, lo hice algo nerviosa.

Llevaba puesto unos pantalones vaqueros algo anchos con una camiseta de uno de mis grupos favoritos, The Beatles. No me quise arreglar mucho y preferí optar por llevar algo informal.

A las siete llegué al bar y me senté en uno de los bancos que había en frente, a no muchos metros del local, para poder esperar tranquilamente a Kurt. No tuve que esperar mucho.

- Amy- Noté como alguien me tocaba la espalda, era él.

- Cobain.- Exclamé emocionada. Y no pude evitar lanzarle una sonrisa, él me la devolvió.

- Quería llevarte a un sitio especial, al que me gusta ir.- Dijo él, yo tan solo asentí y comencé a caminar detrás de él.

Como un niño pequeño, el rubio comenzó a correr y yo le seguí, intenté pillarle y así estuvimos un buen rato, hasta llegar a un pequeño parque que había cerca del río. Yo le miré algo sorprendida y él se mantuvo callado ante mi gesto.

- Es aquí.- Dijo señalando un puente. Caminamos hasta llegar debajo de este y sentarnos, entonces, Kurt encendió un cigarrillo.- ¿Fumas?- Me preguntó él, yo me limité a negar con la cabeza.- Normalmente no hablo de esto, no me gusta, pero yo fui un niño con una infancia de mierda, todo me salía mal, me hacían bullying en la escuela, mis padres me odiaban y no les culpo, yo también me odio a mi mismo.

Suspiró y después expulsó el humo del cigarrillo que estaba fumando.

- El caso es que yo vivía con mi padre y las cosas como son, lo odiaba mucho. Así que decidí huir de casa, comencé a dormir en los lugares que iba encontrando, pero especialmente llegué a pasar mucho tiempo en mi lugar favorito, este puente. Me transmite paz, calma y siempre me ha inspirado para mis canciones, venir aquí y sentarme delante del río.

Yo, me quedé perpleja después de su historia, no me esperaba aquello de alguien como él, aunque si que es verdad que su ropa era algo vieja, estaba rota... jamás me imaginé esa situación por la que Kurt pasó.

- Supongo que por lo menos ahora tengo una casa donde vivir, aunque odio estar allí, me siento solo. Y si, me gusta estar solo, pero la sensación que siento en mi casa no es la misma que siento el venir aquí.

- Joder Kurt, lo siento de verdad.- Bajé la mirada al suelo.

- Al fin y al cabo la vida es una mierda.

- Y tus padres, ¿qué pasa con ellos?- Le pregunté yo para romper el silencio que se había formado.

- Pues bueno... cuando yo era un niño y después de que naciera mi hermana pequeña, ellos se separaron, ya que siempre había peleas en casa y nunca se formaba un buen ambiente. La verdad es que yo recuerdo que me tocó irme con mi padre y la verdad es que todo era una mierda, prefería morir a estar vivo.

Después de esto calló. Yo me limité a mirar sus ojos, parecían mostrar dolor e impotencia, también odio, pero odio hacia él mismo.

- Kurt Cobain... que sepas que eres una increíble persona, que nadie te diga lo contrario.- Le dije apoyando a su vez mi cabeza en su hombro. Tal vez le había cogido el gusto a hacerlo, me sentía segura allí apoyada.

- Si apenas me conoces Amy Miller.- Contestó él.

- Puede que no mucho... pero veo tus ojos y puedo asegurarte que lo eres.

Y así nos pasamos parte de la tarde, sentado en el frío suelo de debajo de aquel puente, el preferido de Kurt, observando el recorrido del río, hablando, también escuchando los pájaros. Hubo un momento, en el que se puso a cantar, me cantó una canción de los Beatles que le gustaba realmente. Yo me limité a escuchar su voz rota, grave, pero a la vez suave y delicada, llena de vida y sentimiento.

Acabamos el día, dando un paseo por la zona ya con la idea de volver a casa para descansar. Lo cierto es que durante el camino de vuelta, en el cual él me acompañó a mi casa, hablamos de temas varios, me gustaba hablar con él, sentía que era muy abierto y todos los temas eran buenos para hablar con él.

Terminamos llegando a la puerta de mi casa, al igual que la noche anterior.

- Rubio.- Dije sin darme cuenta, tal vez sonó algo extraño que le llamara así, pero fue como en el momento me salió. Él se puso rojo e inmediatamente me miró a los ojos.

- Nunca me había fijado en tus ojos, son de color verde y son preciosos.-Me dijo él algo tímido, luego me abrazó y se marchó, yo me quedé pensativa durante un buen rato.

"Joder Kurt... porque me estoy volviendo tan adicta a tu ser, eres como una puta droga y lo peor es que no puedo evitar sentirme así"

Kurt Cobain, la historia jamás contadaWhere stories live. Discover now