La primera cita

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—¡Beck!

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—¡Beck!.
Amy Santiago fue la primera en llegar a la sala del hospital.

Hacía unos diez minutos que me habían operado la pierna. Tardaron casi dos horas en taparme la herida y me dejaron en reposo. Los médicos dijeron que debía estar como mínimo unos tres días sin moverme de la cama.

—Hola, Ams.
Sonreí con todas mis fuerzas, esperando que no se diera cuenta del dolor y el sueño que estaba sufriendo en aquel momento.

—¿Cómo te encuentras?.
Amy sonrió y se sentó junto a mi.

—De puta madre.
Intenté volver a sonreír.

—Genial, porque hay mucha gente impaciente por verte.

Rodé los ojos con una sonrisa.
—Que entren.

Amy abrió la puerta de la habitación para dejar pasar a Hitchcock y Scully. Los dos se echaron encima de mí muy desesperados.

—Pensaba que hablabas de mis hermanos.
Hablé con el poco aire que mis compañeros me dejaban respirar.

—Menos mal que no te has muerto.
Scully se lamentó todavía sobre mi.

—Ayuda, no puedo respirar.
Pedí socorro a Amy.

—Vamos, todos fuera.
Amy echó a Hitchcock y Scully.
—Tus hermanos están cuidando de Liam, hoy le han dado el alta.
Amy sonrió.

—¿Está bien?.
Pregunté con preocupación y Amy solo asintió.

—Todos querían estar aquí, pero Lip se los llevó a casa.
Amy me actualizó las noticias.
—Y alguien ha sacado a tu hermana de la cárcel. Alguien ha pagado su fianza.

Abrí los ojos con sorpresa.
—¿Quién?.

—Su ex.
Amy sonrió, otra vez.
—Todos en la 99 te envían recuerdos. Y esta postal.

Amy me extendió una postal firmada por todos con una foto de Terry musculoso vestido de Santa Claus.

—Fue idea de Jake.

—Me lo imaginaba.

Las chicas rieron.

—¿Quién habla de mí?.
Jake entró por la puerta de la habitación con cara de sentirse traicionado y las chicas rieron más todavía.

—Me voy a currar, no quiero que Holt se enfade. Por cierto, ha dicho que vendrá luego a verte.
Amy habló y salió de la habitación después de despedirse de Jake.

—Hola, Bee.
El chico sonrió y se sentó junto a la cama.

—Hola.
Le devolví la sonrisa.

Hubo unos segundos de silencio durante los cuales Jake se dedicó únicamente a mirarme a los ojos.

—Tengo una sorpresa para ti.
El chico sonrió y se levantó de la silla.
—Cierra los ojos.

—¿Vas enserio?. "Tengo una sorpresa para ti", el nombre de tu vídeo porno.
Sonreí.

—Vamos, Bee. Cierra los ojos.
Jake parecía estar al borde de suplicar.

—Vale...

Cerré los ojos, esperé unos dos minutos a que Jake me avisara de que podía volverlos a abrir. Durante aquellos minutos, oí al chico dándoles indicaciones a las enfermeras mediante susurros.

—Ya puedes abrirlos.

Abrí los ojos con cuidado para que la luz no me molestase. Me encontré con luces de colores colgadas en el techo, una mesa de restaurante y un menú servido.

—¿Qué...?

Jake no me dejó terminar de hablar.
—Nos quedamos a medias el otro día. Y como no puedes ir hasta un restaurante, yo te lo traigo.

—Jake.

—Bee.

Él sonreía tanto como alguien después de ganar la lotería.

—Ven aquí anda.

Hablé estirando los brazos, esperando a que él llegase a mi lado.

Cogí el borde del cuello de su camiseta y lo atraje hacia mi. Nos besamos como la primera vez de dos niños adolescentes de 14 años. En mitad del beso, Jake sonrió.

—¿De qué te ries?.

Me quejé sonriendo.

Jake no despegó nuestros labios en ningún momento.

—No me rio. Sonrío.

—¿Por qué?.

—Porque te quiero, Rebeccah Gallagher.

Life Warriors • Jake Peralta Where stories live. Discover now