Tu madre besa mejor

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Una pausa del caso de la meta azul para centrarse en el caso perdido de mi hermana melliza

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Una pausa del caso de la meta azul para centrarse en el caso perdido de mi hermana melliza.

Después de conseguir a la mejor abogada de Brooklyn, Jennifer Walters, se fijó la fecha para el juicio. Hoy mismo, Fiona solo llevaba dos días en la cárcel y sinceramente, esperaba que fueran menos.

Las pruebas contra el chaval que le dio la coca a Fiona ya habían sido entregadas al jurado. Estaba todo echo, solo quedaba el veredicto.

Los Gallagher y la 99, todos juntos en un juzgado, esperando a ver que era lo que la jueza declaraba ante Fiona.

—Va a estar bien.
Hablé con Carl. Él estaba sentado a mi lado, parecía muy afectado por la situación así que le abracé.

—No le ha sentado bien la cárcel.
Lip, al lado de Carl, habló mientras veíamos entrar a Fiona en el juzgado.

Esposada, con el pijama naranja y un ojo morado. Hice contacto visual con ella, me enseñó la barbilla en señal de pregunta "¿Liam?" y yo agaché la cabeza en señal de respuesta. Liam ahora estaba en rehabilitación, todo parecía estar bien con él.

—¿Estás bien?.
Jake, a mi otro lado. Impaciente por conocer mi estado, ya era la sexta vez que me preguntaba.

—Todo lo bien que se puede estar con una hermana en la cárcel y otro en el hospital.
Fui un poco seca, pero quería escuchar el veredicto.

—En pie.
La jueza mandó que la acusada (Fiona) y el jurado se levantaran.
—Tras una votación del jurado, se ha decidido que la pena será de dos meses en prisión y ayuda comunitaria a la ciudad de tres meses con la libertad condicional.

Una lágrima cayó por mi mejilla mientras se volvían a llevar a mi hermana. Antes de que se fuera, me levanté casi de un salto y hablé.

—¿Cuál es el precio a pagar por la fianza?.

Hubo un silencio enorme.

—Bee.
Jake me cogió de la mano para intentar que me volviera a sentar, pero me mantuve en pie.

—20.000 dólares.
La jueza recogió sus cosas y salió de la sala.

—¡Reuniremos el dinero!.
Debbie le gritaba a Fiona.

—Te sacaremos de allí.
Ian intentó ir hacia Fi pero la policía le paró en el acto.

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—Te propongo algo.
Jake se sentó a mi lado.

Estábamos de vuelta en la comisaría. Yo investigaba el caso de la meta azul mientras pensaba en cómo reunir el dinero para la fianza de Fiona y en que iba a hacer con Liam cuando saliera del hospital.

Estaba claro que Jesse estaba implicado en el caso, pero ¿Cómo?. Me había enterado de que llamaban Heisemberg al que llevaba aquel negocio de la meta azul. ¿Jesse lo conoce?, ¿Quién es ese tal Heisemberg?...

Estaba tan embobada que al darme la vuelta para mirar a Jake, me derramé encima mi propio café.

Joder.

—No estoy para chorradas.
Continué ojeando expedientes sobre el caso mientras intentaba limpiarme la camiseta.

—Creo que tú y yo deberíamos ir a cenar. Ya sabes, así podemos hablar juntos de tu caso.
Jake insistió.
—Y además podemos pensar en cómo reunir 20.000 dólares.

—¿Sabes qué?.
Levanté la mirada de mi trabajo.
—A la mierda. Vámonos.

Cogí mi chaqueta y salí con Jake de la comisaría.

—¿Dónde vamos?.
Jake preguntó una vez estábamos en el coche.

—A mi casa. Voy a cambiarme y nos vamos.
Hablé mientras se recogía el pelo.

—Vale, ¿pero dónde?.
Jake seguía intentando averiguar dónde quería cenar la chica.

—Pues a tener nuestra primera cita, imbécil.
Sonreí.

—¿"Nuestra primera cita" es el nombre de tu vídeo porno?.
Jake rió.

—Que te follen, Peralta.
Me molesté por la burla en un momento "serio".

—Cuando quieras, Gallagher.
Jake lanzó una indirecta que para ser concretos, era más directa que indirecta.

—Ya no puedo decir nada.
Me crucé de brazos, indignada por la falta de seriedad que tenía mi cita.

—Hemos llegado.
Jake sonrió después de aparcar en la puerta de los Gallagher y se desabrochó el cinturón.
—No te muevas.

El chico salió del coche con rapidez, le dio la vuelta al vehículo y me abrió la puerta con una sonrisa.

—¿Es coña?.
Reí.

—Mi lady.
Jake me dio paso cogiendo mi mano y ayudándome a salir del coche.

—Sir.
Le seguí el rollo con una sonrisa.

Los dos llegamos a la puerta de mi casa en poco segundos.

—No tardaré, gracias por traerme.
Sonreí y abrí la puerta de mi casa.

—A ti por existir.
Jake sonrió.

Asentí e hice el ánimo de entrar a mi casa, pero Jake me detuvo. Casi sin darme cuenta, nos centrábamos a centímetros uno del otro, Jake había cogido mi cadera y me había juntado a él.

Hijo de puta, como me gusta.

Jake sonrió y se acercó más todavía a mi, nuestras bocas estaban tan juntas y tan separadas al mismo tiempo. No me voy sin besarle.

—¿Puedo?.
Jake habló casi como si me hubiera leído la mente.

Asentí rápidamente. Jake apretó más mi cadera para juntar nuestros cuerpos y por fin, me besó.

Sus labios eran tan suaves como una calada de porro a las siete de la mañana. Él sonrió en medio del beso, lo que me hizo sonreír a mi.

—Tu madre besa mejor.
Me burlé de él.

Jake solo sonrió más todavía, me colocó una greña del pelo tras la oreja y me dio un pico en los labios.

—Aquí te espero, Bee.
Se sentó en las escaleras de mi porche.

Cerré la puerta al entrar a la casa y lo único que se me ocurrió fue sonreír como una adolescente enamorada.

Me di cuenta de que estaba sola en la casa así que salté y bailé desahogando un poco mi adrenalina.

Fui directa a la lavadora, a por una camisa nueva que no estuviera toda manchada de café. Eligiendo una de mis camisetas favoritas escuché un sonido dentro de la casa.

—¿Jake?.
Paré de hacer lo que estaba haciendo para escuchar bien lo que pasaba.

Solo llegué a escuchar unos pasos detrás de mi, en menos de un segundo saqué mi arma y apunté a quien tenía detrás.

Un hombre encapuchado me quitó el arma de las manos con un solo golpe. Intenté gritar para que Jake entrara en la casa, pero aquel hombre me tapó la boca con un trapo, parecía estar drogándome, aún así, intenté salir del agarre de aquel hombre, pero me pinchó con una aguja y un líquido empezó a correr por mi sangre.

La piel me ardía durante el último intento de detener a aquel hombre. Forcé tanto mi cuerpo que calló una lágrima por mi mejilla mientras me arrastraba por el suelo en busca de la ayuda de Jake.

Unos zapatos andrajosos fueron lo último que vi antes de caer inconsciente.

Life Warriors • Jake Peralta Where stories live. Discover now