Mónica

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—Beck

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—Beck.
Fiona me despertó arrancándome las sábanas de encima.

Me giré y le saqué el dedo de en medio con cara de asco.

—Buenos días a ti también.
Fiona habló.

Me levanté a por mis sábanas y me volví a acostar.

—Los niños no están arriba.
Hablaba con mucha preocupación.

—Se habrán levantado solitos.
Hubo unos segundo de silencio y me senté de golpe.

Ya me había dado cuenta de lo que yo misma había dicho: los niños no hacían lo correcto a menos que sus vidas estuvieran en peligro.

—¿Y si Mónica ha venido?.
Pregunté agobiada.

Desde ayer, Domingo no sabemos nada de ella, salvo que había vuelto.

Fiona y yo bajamos casi corriendo. Al terminar los escalones, vi a Mónica preparando sándwiches en la cocina, a Frank haciéndose un cubata frente a ella y a todos nuestros hermanos viendo la tele en el sofá.

—Mamá.
La llamé. En realidad me salió solo.

¿Ese mismo momento en el que tu vida suena como una canción angustiosa? Era este, este era el momento en el que el huracán Mónica iba a atacar nuestras vidas, otra vez.

—¡Chicas!. Ya estáis aquí. Buenos días.
Se acercó a nosotras para darnos un sándwich a cada una y un beso en la frente.

—¿Queréis?.
Frank nos ofreció de su cubata.

—No.
Contesté rápido.

Mientras Fiona hablaba con nuestros padres sobre la abuela, fui a vestirme para trabajar. Si no salía en diez minutos llegaría tarde.

Al bajar, los niños ya se había ido a clase.

Cogí mis llaves y sin decir nada, abrí la puerta.

—¡Beck! Espera.
Me llamaron desde dentro.

Mónica salió conmigo al porche, abrigada y vestida.

—Voy contigo.
Ella sonreía.

Tuve que ocultar mi cara de asco. Empecé a caminar y Monica vino detrás de mi.

—Tu padre me ha dicho que te has hecho poli...

—Mira Mónica, será mejor que vuelvas a casa. La comisaría no es sitio para ti.
Asentí.

—¡Pero yo quiero verte trabajar!. Por una vez que un Gallagher tiene un trabajo honrado...
Casi suplicó.

—Puedes ver la comisaría y pirarte.
Me giré a mirarla.

—Trato.
Sonrió y estrechamos las manos para cerrar el trato.

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Life Warriors • Jake Peralta Where stories live. Discover now