Carla Fisher

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—¿Lista?

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—¿Lista?.
Jake paró de andar para mirarme.

Estábamos a punto de vernos con un camello, en el parque de mi infancia; donde Fiona, Lip y yo probamos nuestro primer cigarro.

—Lista.
Asentí.

—Recuerda; somos hermanos, acabas de salir de la cárcel y yo soy un ex drogadicto.

Asentí de nuevo, recordaba perfectamente los roles.

—Adelante.
Dejé que Jake fuera por delante de mí. Al ver a un hombre negro y con capucha que encajaba con la descripción del camello, fuimos hacia él.

—Hola, tío.
Jake habló con voz de chulo. Aquello me hizo tener que disimular mi cara de sorpresa.

—Venimos por lo del negocio.
Dije con discreción.

El hombre del banco levantó la mirada y se me quedó viendo fijamente con una expresión bastante rara.

—Tu me suenas.
Asintió señalándome.

La verdad, normal que le sonara. Este tío era uno de los clientes de Lip. Él se encarga de hacer sus exámenes de selectividad y sacar dieces, esta gente le paga por ello.

—Tu...
El hombre seguía pensando.

—Oye yo a ti no te conozco de nada.
Intenté despistarlo.

—Solo queremos comprar e irnos tío, no nos enrolles.
Jake me ayudó, él parecía extrañado con esto.

—¡Tú eres la hermana de Lip!.
El hombre sonrió y se levantó del banco. Me estrechó la mano y me abrazó.

—Oye tío. Quítate de encima.
Jake le apartó de mí.

—Creo que te confundes.
Asentí.

—Lo dudo mucho. Tu eras... Becka, Beck Gallagher. Cuanto tiempo, ya decía yo que hacía mucho que no nos pillabas María.
El chico reía.

Mierda.

—¿Qué?.
Jake preguntó sorprendido, pero enseguida volvió al papel.
—¿Cómo te atreves a pillar sin mi?.

—Oye tío, no soy quien crees. Tampoco sé de quién me hablas. Hemos venido ha cerrar un trato y si no lo quieres, nos vamos.
Cogí a Jake del brazo y dimos media vuelta, pero el chico nos paró.

—Vale, vale.
Asintió.
—¿Qué queríais?.
El tío se puso serio de repente.

Miré a Jake.
—Cristal.

Hubo unos segundos de silencio.
—En esta esquina no vendemos de eso. Tendréis que acompañarme a la de Mastermind.

Jake y yo asentimos a la vez y seguimos al chico por la calle hasta llegar bajo un puente de la autovía.

—Ya he avisado de que me lo traigan, el chico nuevo os lo dará.

Di media vuelta sobre mi misma para ubicarme en la zona. Aquí era donde mi madre me obligaba a pillarle la droga, por lo menos siempre me llevaba un beneficio.

Life Warriors • Jake Peralta Where stories live. Discover now