Prólogo

326 48 3
                                    

Sobre una mesa redonda, un reloj de arena dejaba caer una fina línea de polvillo que se iba vaciando desde la parte superior hasta la inferior.

Lento, muy lento, cada minúscula porción de sedimento tardaba una eternidad en pasar por el agujero que conectaba ambas partes.

Pero cada ciclo tiene su inicio y su fin.

El último grano de arena blanquecina que pasó por el agujero cayó sobre las otras antes de brillar con intensidad, marcando el fin de un nuevo periodo.

—Ya es hora —susurró una voz masculina.

Los pasos hicieron eco por la estancia mientras avanzaban tranquilamente hacia donde un joven con aspecto de estar dormido yacía esperando el llamado de su destino.

—El nuevo ciclo empieza, necesito que despiertes —murmuró el hombre.

Nada ocurrió.

—Despierta.

El chico se removió, negándose a despertar de ese sueño eterno. Ese letargo en el que nunca hubo nada, hasta ahora. Después de mucho tiempo, aprendió a controlarlo y al fin podía estar en paz con su amada.

—Despierta.

—No —murmuró entre sueños—. No quiero.

—Debes despertar. Lo que vives no es real —dijo el hombre, alzando la voz.

—No quiero. Quiero quedarme aquí. Estoy bien aquí. —El joven se removió un poco más.

—No es real. Debes volver —insistió esa voz—. ¡No te pierdas!

—¡No!

La respiración se le aceleró y el muchacho cada vez estaba más inquieto.

—Despierta —insistió la voz—. ¡Khaled!

Imágenes confusas se arremolinaron en su mente. Todo lo que construyó durante tanto tiempo se desmoronaba a su alrededor. Trozos de una vida que caían como escombros derrumbándose, mientras intentaba en vano concentrarse para evitar el desastre.

Pero nada funcionaba. Edificios, memorias y eventos caían a pedazos, dejando solo un vacío negro y una chica de cabello oscuro y ojos celestes que lo esperaba en medio de aquel desastre.

«Mi corazón nunca dejará de amarte»

Entonces, despertó.

[#2] El deseo de un recuerdo©Where stories live. Discover now