¿Casualidades?

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Fue una sorpresa recibir el apoyo de Cassandra Wells, la mejor manera de hacerme entender lo importante que era Lissa en su vida. Me llamó minutos después de ella llegar a casa con nuestro hijo, en el instante justo en que nos debatíamos que hacer.

En mi cabeza, estaba un plan mal organizado, pero al que ella le dio sentido al llamarme. Estaba preocupada por Lissa y un reclamo que le hizo, la acusó de algo de lo que no tenía idea. Antes que lograra preguntar por detalles, le colgó.

"—Por favor, solo deseo saber si está contigo y si no pronto estará. Te pido, me llames cuando eso ocurra."

La respuesta de que ambos estaban conmigo e insistían en partir la alivió, pero dio paso a la preocupación en segundos.

"—¿Qué hay de su tratamiento? Tiene una cirugía pendiente ¿Lo sabes?"

El motivo por el que me negaba a irme eran ellos y la necesidad de estar a su lado. De no existir Lissa y Mika en mi vida, refugiarme en innominado era una buena idea. Alejarme de toda la mierda que era el mundo y vivir mis últimos días en un lugar tranquilo.

Sin importar si era inocente o culpable.

Ellos eran mi maravillosa realidad y no podía irme dejándolas atrás. Le comenté a Cassandra Wells, el plan que había trazado y si deseaba ir con nosotros. Lissa seguía estresada, con miedo y temerosa de que algo me sucediera. Unas pequeñas vacaciones le vendrían bien, antes de enfrentarse a esa cirugía y yo a un posible juicio.

"—¿Puedes enviarme la ubicación en GPS?"

"—Tu esposo no puede saber dónde estarás."

"—¿Quién dijo que se lo diré?"

"—¿Qué hay de tus hijos?"

"—Se vienen conmigo."

Fue de esa forma que una idea loca, sin muchas bases sólidas, dio la luz. Pasar un fin de semana en familia, lejos del ruido y conociendo a la hermana de mi futura esposa. Mi prioridad era eso, sin importar los problemas que venideros.

Lissa sería mi mujer y dado que el único obstáculo era su hermana. Decidí eliminar cualquier tipo de desconfianza creada en ella y de paso le daba un escarmiento a Sergio Wells.

Al final del día, todo acabó en una buena idea. No obstante, el ir y venir, la exploración, nado y juego, la agotó. Siendo de gran ayuda su hermana médica, en este instante. Por fortuna, toda la tropa, duerme y nadie fue consciente de lo que sucedía con su tía y madre.

Apoyado en la entrada de la habitación las escucho a ambas charlar. Quienes la conocen, hablan de que Cassy siempre ha sido sobre protectora con Lissa. La muerte de sus padres le hizo dejar el título de hermana y se cubrió la capa de madre.

Y lo ha hecho bastante bien.

—Gracias por estar aquí —en respuesta ella la cubre con la cobija y deja un beso en la frente —Sergio se va a enojar con Akim y puede no querer representarle.

—Sergio no es el único abogado de este país. Y, si se quiere un poco no lo hará —le advierte en tono firme acariciando su mejilla —eres importante para mí, en esta cabaña está toda mi fortuna.

—¿Segura? —pregunta con duda.

—Exceptuando a tu querido —le aclara en tono burlón —amo a Sergio con mi vida, pero puedo vivir sin él —comenta en tono serio—Sin mis hijos y hermana, no pasa lo mismo.

—Adoras a Sergio —le riñe —en el fondo sabes que te va a encontrar y vendrá a ti como tierno borrego, adorándote aún más.

El comentario finaliza con la risa traviesa de ambas y también la mía. Son pocas las veces en que tienes la dicha de presenciar un acto de amor de esa naturaleza. Ambas saben que estoy allí, pero han decidido ignorarme, por la razón que sea.

Akim (Saga Angeles  y Demonios #4)Where stories live. Discover now