Perdón no basta

27 9 0
                                    


Era oficial, me convertí en el padre de Ava, lo recibimos felices, por fin estaría en un hogar sin miedo, ni peligro. Solo debía esperar a que su madre despertara para que todo fuera perfecto. Las idas al psicólogo siguieron gracias a eso, pudo entender que ser su padre adoptivo, no me hacía esposo, novio o "algo" de su madre.

Emma Frederick había logrado que aceptaran mi adopción y tenencia de Ava, la pequeña estaría a mi cargo hasta que su madre despertara. Después de lo cual, seguiría llevando mi apellido, con mi apoyo y en manos de su madre, si así lo aceptaba un juez.

Si Zafiro llegara a fallecer, la custodia estaría a mi cargo, por ser el padre. No pude agradecerle lo que hizo, ella se negaba a tener contactos conmigo. Encontrado la mejor manera en ayudarle a solucionar lo que la llevó a buscarnos.

—Señor Akim —mi paso por la recepción es detenido por Amanda, la mujer a cargo de esa área —discúlpeme —sonríe la chica trigueña de ojos marrones —buenos días.

—Buenos días, Amanda —respondo el saludo moviendo las llaves con insistencia en mis manos, con la vista fija en las escaleras anhelante —¿Qué sucede?

Sostiene en sus manos una libreta que aprieta entre sus manos con fuerza, viéndome con temor. No soy el más popular dentro de los empleados, ese cupo lo llena Nikolái con sus bromas. Mi responsabilidad al frente de una empresa dando los primeros pasos y la dimensión de esta, me impide ser cercano.

—Estoy esperando Amanda —salta asustada dando un paso atrás —¿Tengo que adivinar tus pensamientos?

—No, señor —se aclara la garganta antes de seguir —la señora Madeline Anderson le espera. Le recordé de los documentos faltantes, no trajo los documentos, señor.

—¿Está en la oficina? —me exalto.

¿Cómo carajos dejan entrar a una desconocida? Con la ironía que somos una empresa de seguridad. Inspiro y libero el aire, tranquilizándome. Todos los datos de su currículo fueron corroborados, hasta las referencias laborales y de amigos.

Sus compañeros, oficiales de policía, aseguraron la institución perdió a un excelente oficial. La única falla estuvo en su último trabajo, de donde fue retirada por no aceptar las pretensiones de su jefe. En ese lugar, se negaron a dar detalles de su trabajo, aceptaron trabajó allí nada más y aquello corroboró de alguna forma lo que había confesado a Stan.

La falta de información no fue problemas para Stan y Nikolái. Pensaba distinto, su información personal estaba incompleta, los datos de ella como oficial, su lesión, documentos de su hijo y exesposo.

—El señor Nikolái no quiso que lo esperara en la recepción —suspira —la subió. —se excusa.

Stan insista en que lo hace por caridad, es una madre soltera que necesita ayuda. Yo tengo mis reservas sobre la manera que tuvo de coincidir con ella en ese bar.

—No pude hacer nada para impedirlo, señor.

—Yo me encargo.

Decidido doy media vuelta, rumbo a las escaleras. Le prometí ayudarle, ella debía entregarme todos los documentos. Stan se ha mantenido al margen, asegurando que contratarla depende de mí, esperemos que así sea. Subo las escaleras a prisa, el ejercicio debería calmar mi enojo al llegar a la oficina, pero no fue Asi.

Mi enojo aumentó por cada escalón, la insensatez de ambos, rallada lo absurdo. Contratar una desconocida y escudarse en que es madre soltera. Estaba interesado en la mujer, no había otra razón ¿Y mia?

Contaba con una excelente chica. Mia era todo lo que un hombre podía desear ¿Por qué complicarse con rameras? Eso era para mi Madeline, una mujer que ofreció su cuerpo para conseguir lo que quería. Detengo mi avance al verla en pie cuando doy mi primer paso rumbo a las oficinas.

Akim (Saga Angeles  y Demonios #4)Where stories live. Discover now