Mi casa, mis reglas

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Una llamada a Vryzas diciéndome que Ava ya conocía lo sucedido a su madre, la psicóloga del colegio se lo notificó. Anker lo había llamado para alertarle, la pequeña estaba llorando, desconsolada. Pasó a recogerla y la tenía en el restaurante con Anker haciéndole compañía.

Recibí la información sobre lo que necesitaba saber, documentos que había que entregar y acepté. Vryzas aconsejó una reunión con Nikolái, Noah y Stan. Más por participar mi decisión, que pedir opinión.

Estaba convencido era la correcta. Convenimos ambos en qué se hiciera en su restaurante, una buena cena mitigaría el enojo, por aquello de que el corazón de un hombre se conquista por el estómago.

Aseguró que al final, yo estaba haciendo lo que él deseó hacer, pero le fue negado. De ser necesario, me ayudaría en todo lo que necesitaba para su cuidado. Su apoyo me dio el valor para aceptar, la sola idea de dejar a la niña a merced de tantos pervertidos erizaba mi piel.

En este momento recibo los últimos detalles de lo que necesitaba para que Wells. Él y su firma se encargaría de la parte legal, formalizar la empresa y manejar nuestra economía.

—Aquí tienes todo lo que necesito para iniciar el trámite de la sociedad —el abogado me entrega una carpeta que tomo sin abrir. —la documentación es personal, algunos detalles delicados, que solo a ti y a mí nos interesan. Por ello les pedí fuera personal, no tengo otro interés más que salvaguardar su privacidad.

Encuentro en sus palabras una queja por mi comportamiento de ayer. Su asistente debió darle quejas, pero sigue pareciéndome molesto que no me esperaba.

—Acepta tu culpa Wells —le reto —dejarme tirado fue una falta de cortesía.

—Están obligados a entregarme todo lo que allí dice —ignora mi queja—si tienes algún problema legal en este país o en otro lugar. Es tu mejor momento para decirlo.

—Hice parte de los cincuenta, tengo problemas en todos lados—manifiesto levantándome de la silla. —todo lo demás, puedo solucionarlo por mi cuenta.

—Está conversación está siendo grabada Borch —me reta y le sonrío —Ivannov tendrá una copia de todo lo que hablé con ustedes aquí. Si me ocultas algo y más adelante por eso te metes en problemas… tendré evidencia que lo hiciste.

—Allá tú con tus conflictos de ser lacayo de alguien —me mofo —soy un hombre libre que no le debe cuentas a nadie.

—Dejaré que el tiempo hable Akim Borch —no entiendo el comentario y al girar a verlo, está absorto en sus documentos.

—¿Te refieres a?

—Nunca somos libres Akim, siempre estamos atados a algo o a alguien.

—LO entiendo, pero no lo acepto.

El hombre frente a mí me observa detrás del escritorio, con una pluma en una mano y en la otra el poder que acabo de firmar, dándole dominio sobre todo cuanto tengo. Stan no le gusta y asegura que es demasiado para un hombre que no conocemos.

Que lleve la parte financiera de Vryzas, le da el beneficio de la duda. Wells es quien ha manejado y triplicado la fortuna del hermano fallecido de Vryzas. Eran compañeros de estudios y estaban pensando en una sociedad cuando todo ocurrió.

Es suficiente para mí aquello, también para Nikolái, Stan tiene otro pensamiento.

—¿Algo más? —niega.

—Puedes irte. —señala la puerta y me despido de él en silencio.

Abro la puerta y una figura pequeña cae a mis pies, doy un paso atrás al ver que se trata del hijo de Lissa. Su cuerpo choca con mis piernas y esta vez no me arrodillo a tomarlo. La reacción del pequeño no es llorar, golpea sus piernas con las manos, enojado varias veces.

Akim (Saga Angeles  y Demonios #4)Where stories live. Discover now