Prólogo

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Quisiera poder decir que esta historia tiene un inicio feliz en una noche feliz y tranquila en la isla de Berk; el secreto mejor guardado de... De todos lados.

Pero si dijera eso sería mentir y creo que todos aquí sabemos que mentir no está bien, así que déjenme iniciar esta historia contando la verdad:

Era una oscura y tormentosa noche, la única luz que podía existir en aquel lugar era la luz que emitía el fuego de las casas que habían sido quemadas por los dragones.
En ese lugar dos vikingos estaban peleando contra dragones para proteger a su pequeño hijo de 5 años: _______.

Aunque eso significara perecer en el intento.

El niño observaba con demasiado miedo como un dragón quemaba viva a su madre y como otro mordía a su padre provocando que ambos murieran casi al instante, inmediatamente otro dragón se le acercó a él pero este no lo estaba atacando; solo lo miraba con curiosidad.

El pobre estaba muriéndose de miedo, acababa de presenciar de lo que los dragones son capaces pero por alguna razón el nader que se le había acercado solo lo olisqueaba con curiosidad sin parecer tener muchas ganas de atacarlo.

El pequeño observó al dragón con algo de curiosidad... Hasta que fue golpeado con un martillo, ahí fue cuando el nader comenzó a mostrar comportamientos hostiles y quiso atacar pero el jefe de la aldea lo detuvo.

Ahora aquel dragón había salido volando para intentar escapar, mientras tanto _______ solo podía observar con miedo todo el desastre de la aldea.

—_______, ¿dónde están tus padres?—preguntó algo agitado el jefe de la aldea; Estoico el Basto.

—¿M-Mis padres?... —Reafirmó el niño con un pequeño nudo en la garganta.

El pelirrojo te estaba observando con una mirada firme hasta que se dió cuenta de su mirada, ahí fue cuando lo había entendido todo; ellos habían sido asesinados.

Estoico cargó al niño para así poder llevarlo a un lugar seguro hasta que los dragones se fueran.

Eran probablemente las 7 de la mañana y ahora _______ se encontraba en los brazos de un Estoico que hablaba con otro hombre bastante conocido en la aldea; Bocón.

—¿Estás seguro de esto, Estoico?, míralo... ¡Tiene cara de que le gusta el pepino!

—¿Y qué si es así?

—Mira Estoico, desde lo que pasó con Valka has tenido más problemas para cuidar a Hipo y ahora quieres cuidar a _______, creo que deberías dejarle la responsabilidad a alguien más

—Como jefe de la aldea mi deber es asegurar el bien de todos y cada uno de los habitantes de Berk así que yo tomaré la responsabilidad

—Ay... Eres demasiado cabeza dura

—En efecto, además, Hipo es muy tímido con los demás niños. Creo que no le vendría mal un amigo

—Se re nota que a Hipo también le va a gustar el arroz con popote

—¡Bocón!

El rubio se rio de su propio comentario, honestamente le daba igual las orientaciones de los chicos pero solo quería molestar un poco a su mejor amigo.

—El pequeño _______ ya fue testigo de lo que los dragones son capaces de hacer, seguro en el futuro se volverá el mejor cazador de dragones

—Si claro, mientras tanto Hipo afilará espadas

—Bocón, último aviso

—Ay ya, perdón

(...)

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