Una tarde agotadora.

560 108 29
                                    

Cuando era una adolescente perdidamente enamorada del hermano mellizo de mi mejor amiga, soñaba con casarme con él, ir de gira por todo el mundo tocando mis canciones y regresar a casa, donde él me esperaba con nuestros tres hijos. A medida que fui creciendo mis sueños cambiaron, dejé de soñar con niños y un bonito hogar, para anhelar simplemente con beso. Ahora, años después y viéndolo hacer de caballito para una que niña de cuatro años pueda jugar sobre su espalda, vuelvo a pensar en lo maravilloso que sería un día tener nuestros propios hijos.

    —¡Me rindo! —exclama dejándose caer acostado sobre la peluda alfombra.

    —No tío Max. ¡Arre! ¡Arre! —grita la pequeña saltando sobre él.

    —¿Dónde se apaga esto? —pregunta y yo no puedo hacer otra cosa más que reír.

   —¿Estás tan viejo, ya que no puedes jugar un rato con una niña de cuatro añitos? —me burlo.

   —Esto no es una niña, es un alien —se queja.

Yo solo sonrío, recordando como llegamos a esta situación en primer lugar.

                          ════ ⋆☆⋆ ════

Dos horas antes

No tengo que pensarlo mucho, sé perfectamente lo que tengo que hacer y lo primero es saber en qué parte de la casa están las cámaras. Porque estoy segura de que fue así como lograron sacar las fotos y solo alguien cercano a mí pudo haber tenido acceso a mi casa para poder hacerlo, por lo que quiero saber quién fue. Pero primero es lo primero. Así que se lo comento a Max.

      —Sé muy bien quién nos puede ayudar con esto. El muy idiota es bueno encontrando cámaras y micrófonos —comenta buscando su teléfono y marcando un número para después ponerlo en altavoz.

     —¿Qué quieres ahora? —contesta una gruesa voz de hombre, la que identifico como la voz de Jake.

    —¿Sabes que eres mi mejor amigo?

   —No por elección —afirma y se me escapa una risita al oírlo —Desembucha Max, no tengo toda la tarde.

    —Alguien puso cámaras en la casa de Nyx. Esta mañana recibió imágenes de ella estando en el baño y necesito que revises la casa con esos aparatos tuyos.

    —Bien, lo haré, pero me debes dos favores y ya sé cómo me voy a cobrar uno de ellos. —advierte y por el tono de su voz, tengo la ligera sospecha de que nada bueno será. —En veinte minutos estaremos en tu casa.

    —¿Estaremos? —pregunto, pero Jake cuelga antes de responder.

    —Espero que no sea lo que estoy imaginando, porque si es así nos espera una tarde agotadora.

  Max no dice nada más, solo se va hasta la cocina y se pone a esconder en los estantes en alto todo tipo de chuches que tenía guardados en lugares a mano.

    —¿Qué haces?

   —Ahorrándonos trabajo para más tarde. Ayúdame anda —No entiendo a qué se refiere, pero le sigo la corriente y le voy pasando dulces, caramelos, entre otras cosas que tiene almacenadas. Ni que decir que también me robo algunos.

    Luego de guardar todo, nos sentamos otra vez en el sofá. Max me cuenta historias en las que Robin es la protagonista, y llega un momento en el que deseo tener el poder de viajar en el tiempo para evitar que suba a aquel maldito auto. Según Max habla, me doy cuenta de la gran amistad que un día los unió y de lo tonta que fui al no haberle dejado explicarse desde un principio.

Indeleble/ Melodías del Alma Libro I  #pgp2023Where stories live. Discover now