43

35.8K 3.5K 1.4K
                                    

—¿Quieres un poco de agua?

Niego.

No me desmayé, pero estuve a punto. Ahora estoy en el sofá, contemplando mis manos, todavía intentando procesar qué pasó.

Aunque Bruno y Beth nos habían dejado solos, ahora ambos están aquí y los cuatro ocupamos los sofás. Creo que Bruno fue quien me dejó sentada aquí cuando casi golpeo el suelo.

Creí que lloraría. Esperaba llorar, gritar, reaccionar de algún modo, pero me siento entumecida.

—Entonces... —titubeo —, Victor no es mi padre.

El silencio llena la habitación antes de que... mi jefe hable.

—No, no lo es —murmura —. Yo soy tu padre.

Respiro entrecortadamente. De nuevo, espero el llanto. Espero un quiebre por cómo mi realidad se rompe, pero me siento aliviada. Aliviada de poder mirar la cara interna de mis brazos donde se traslucen mis venas y saber que por ellas no corre la sangre del hombre que me violó y abusó de mí, que me dejó un trauma y secuela, pero que él y yo no estamos emparentados.

Mis hombros se aflojan cuando me doy cuenta de cómo esto cambia las cosas. Por primera vez, siento que puedo llegar a un punto donde él no esté en mí, donde su presencia no se sienta bajo mi piel. Un punto donde puedo quitarlo.

Beth tiene los ojos llenos de lágrimas mientras me observa.

—No es una broma, ¿cierto? No me están mintiendo —no sé por qué lo pregunto, pero la negativa me tranquiliza.

Observo como Lans se pone de pie y va hacia un mueble con llave, de donde toma unos papeles. Regresa y me los extiende con algo de duda. No parece muy seguro de querer que lo vea.

—Es la prueba de ADN —murmura. El papel está descolorido por los años, pero se lee perfectamente —. Podemos repetirlo si eso te hace sentir más tranquila.

Los leo, aunque no los comprendo. Tiene porcentajes, algo sobre el tipo y factor sanguineo y más abajo, subrayado: Coincidencia de ADN, ENCONTRADA.

—¿Cómo los hizo?

Parece avergonzado.

—Le pagué a una chica de tu clase.

La idea me parece tan ridícula que me río.

—¿En serio?

Asiente.

Bruno se mantuvo callado hasta ahora, pero decide hablar:

—Tiene que decirle lo demás.

¿Hay más?

Si mi... Lans. Si Lans parecía incómodo antes, ahora lo está más.

—Como te dije, al principio creí que lo sabías y que estabas enfadada, pero luego entendí que no fue así —explica —. Nunca hablabas de tus ellos, siempre que alguien intentaba mencionar algo al respecto, esquivas la conversación y no entendía por qué hasta que... —aprieta los labios —. Un día Victor se apareció en el trabajo. No estabas, te habían llamado por Katia y te habías ido más temprano —la tensión regresa a mi cuerpo mientras relata todo —. Dijo que llevaba buscándote desde hace años, que necesitaba verte y hablar contigo —jadeo ante la idea de que él estuviera allí, que pudiéramos habernos cruzado —. Supuse que algo pasaba, que tus negativas a mencionar a tu madre o a Victor eran... eran por algo, no creí que fuera tan jodido, pero... pero...

—Lo que Richard quiere decir es que, si hubiéramos sabido algo de esto, te hubiéramos apoyado, Alexis —su esposa me mira.

Bruno se mantiene callado.

Fuego | SEKS #5Where stories live. Discover now