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No se enojen con Alexis por limitar a Bruno, ella siente que está haciendo lo correcto <3


—No puedo abrirla.

Albert me observa tras su escritorio. Sólo pasaron pocos días y ya estoy aquí de nuevo. Ahora, con más problemas.

Desde que le dije a Bruno que no podía confiar en él si me ocultaba cosas, la relación cayó a pique. Se fue a casa y admito que me dolió mucho más que decidiera quedarse callado a decirme la verdad. Me enfadó, en realidad.

Supongo que, después de todo, si estoy en la etapa de la ira.

—¿Qué cosa no puedes abrir, Alexis? —el psicólogo me mira por encima de sus lentes, con las cejas arqueadas.

—El otro día me dijo que tenía que pensar en abrir una puerta —le recuerdo —, y no puedo abrirla. Por mucho que intento visualizar esa puerta abierta, no puedo.

—Sigue intentando —dice con calma —. Te noto un poco molesta, muchacha. Estás inquieta y no me parece que sea por lo que ha pasado.

Suspiro. Kaile levanta las orejas, pero no se mueve.

—Discutí con Bruno —admito —. Llevamos dos días sin hablar —añado —, pero estoy bien.

—No lo estás.

—No, no lo estoy.

El primer paso es aceptarlo, ¿verdad?

—¿Quieres contarme qué pasó?

—Él y mi jefe... saben algo que yo no, pero que me involucra y Bruno me mintió en la cara —resoplo de nuevo, haciendo una mueca —. No mintió —me corrijo —, pero cuando le pregunté cambió el tema de conversación y se negó a hablar.

—¿Eso te enfadó?

—¿Usted cree que estoy siendo paranoica? —me pongo de pie con la necesidad de moverme un poco —. Porque creo que no lo estoy siendo, pero tal vez sí y no me doy cuenta —hablo rápidamente —. Bruno me dijo que Lans ayudó cuando yo... cuando eso pasó, que yo me llevé su coche y que él consiguió la ubicación, pero siento... siento que hay algo más. ¿Estoy siendo paranoica?

—No creo que sea paranoia —señala el sofá para que me siente, pero niego levemente —. Creo que estás en un momento en el que cualquier cosa, por mínima que sea, resalta más. Antes de esto, ¿tu jefe te daba alguna sensación de desconfianza?

—No, pero no actuaba de este modo, tan...

—¿Tan...?

—Tan así, no sé cómo explicarlo. La forma en la que me miraba era extraña y me asusta que me tenga lástima, no quiero... —suspiro —. Es más dificil sobrellevar las cosas cuando las personas te miran con lástima.

Se quita los lentes.

—¿Cómo fue el proceso para sobrellevarlo la primera vez, Alexis? Después de que Zaira te llevara al hospital.

—Esa no fue la primera vez —le recuerdo.

—Me refiero a la primera vez que saliste de la frecuencia del abuso, la primera vez que buscaste superarlo.

Carraspeo.

—Lo ignoré. Mat... él no supo que yo había sido... él pensaba que era un robo —explico —. Los médicos no hicieron nada y Zaira, que fue la única que lo supo, no me miraba con lástima.

—¿Cómo te miraba?

—Nunca me miró con lástima. Siempre dijo que mi vida no podía estar signada por esto, que era... que soy más que una mujer violada.

Fuego | SEKS #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora