¡Aún hay esperanza!.

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Sin pensarlo más tiempo, empecé a correr por las calles que me llenaban de melancolía y desesperación. Las miradas de los transeúntes se clavaron en mí, seguramente parecía un bicho raro, pero después de ser humillada por personas con complejo de superioridad, esas pequeñeces no me afectaban.

Chisato me había dicho que a la hora de la tarde.

Pero no podía esperar tanto tiempo.

Era una sensación que no lograba expresar bien; me sentía como si me culparan por algo que no hice, o bueno, sí hice, pero que no merecía un castigo tan grande como la expulsión.

Me conformaba con aguantar las estupideces de mi compañera por toda una semana.

Pensando en eso, una sonrisa se dibujó en mí. Como consecuencia de mi descuido, mis hombros chocaron contra la espalda de alguien, haciéndolo caer.

Iba a continuar corriendo, pero decidí detenerme con la mirada baja.

La figura frente a mí era de un hombre que por su forma de vestir, supuse que era alguien mayor, pues llevaba un bastón consigo.

Los músculos de mi rostro se tensaron, dejándome sin una expresión aparente. Extendí mi mano hacia él, esperando que la tomara para ponerse de pie, pero al ver que se reincorporó sin un esfuerzo aparente, me hizo dudar un poco con respecto a su bastón.

- Lo lamento mucho, señor - Incliné mi cuerpo hacia adelante para disculparme, era una persona mayor después de todo, tenía que mostrarle algo de respeto.

Sin una pizca de molestia, dejó escapar una agradable risilla que me pareció haber oído antes. El hombre de rostro moreno y barba negra aligeró su semblante y me regaló otra sonrisa.

- No te preocupes, no pasó nada.

Suspiré llena de alivio, mientras miraba de reojo el apoyo que tenía en sus manos.

Él también dirigió sus ojos al mismo punto que yo y soltó una risilla nasal.

- Lo uso en algunas ocasiones, pero no se lo digas a nadie.

Con eso en mente, me dirigí al instituto, despidiéndome de aquel amable señor con una reverencia.

Con un ademán relajado, me despidió.

- ... Que joven más interesante - Murmuró al verme correr a la distancia. Quitando sus lentes, volvió a enfocarme, está vez con más seriedad -. Ese uniforme azulado no parece ser uno cualquiera - Aquel rostro sereno mostró una mueca de disgusto mientras fruncía sus gruesos labios -. Espero que mi hija haga algo para detener ese desastre.

[°°°]

Pensaba que podía esperar en los alrededores de la DA, pero una persona que no conocía, me tomó del brazo y me llevó adentro.

- ¿No se supone que no debería estar aquí? - La confusión se expresó en mi rostro. Hace unas horas, Kuzunoki me dijo que estaba expulsada. Le pregunté a esa chica y ella me respondió: "Kuzunoki quiere verte".

[°°°]

La puerta se cerró detrás de mí. Estaba en su oficina, pero no era la única.

- ... Chisato - Mis ojos se dirigieron a ella sin prestar atención a la figura sentada detrás del escritorio.

Antes de que pudiera decir algo más, un sonido de bofetada hizo eco en la habitación.

Lycoris Radiatta.Where stories live. Discover now