¿Amable dices?.

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Miré a la chica que dormía al otro lado de la habitación, ella roncaba como si fuera la única en el lugar. Gruñía por lo bajo, tomé la almohada debajo de mi cabeza y sin pensarlo dos veces se la aventé, logrando un quejido.

- ...¿Qué diablos? - Habló ella somnolienta, se enderezó de prisa y a regañadientes me dedicó una mirada -. Estaba durmiendo tranquila, ¿Cuál es tu problema?.

Fruncí el ceño.

- ¿Tienes idea de lo fuerte que roncas? ¡No he podido dormir ni un mísero segundo--

Iba a continuar quejándome, pero el ruidoso despertador me silenció con el primer llamado. Suspiré levantándome con el humor por el piso, ella hizo lo mismo.

Primer día juntas y ya empezamos a pelear.

Suponía que así debían ser las cosas, después de todo, ella pertenecía a la sociedad del Lycoris, mis rivales por naturaleza, bueno, en esta escuela era así.

Al momento de recibir la nota del examen de admisión, solo aquellos que logran sacar una nota por encima de 80 puntos, son agregados a los Lycoris, dejando a el resto con Radiatta. Ese fue mi caso, me esforcé en conseguir la nota máxima, pero el destino me jugó en contra.

- ... Es una lastima que mi compañera sea una Lycoris.

Sin más, empecé a prepararme para el ajetreado día.

Estaba en el primer año, por lo que todo era nuevo para mí. Sin amigos, conocidos o caras familiares, todos eran extraños, la única persona de la que sabía su nombre, era Chisato, mala suerte la mía.

El tiempo pasó más rápido de lo que pensaba. Me encontré sentada en una de las tantas bancas de madera en el patio preparándome para comer, cuando un estrépito me sobresaltó. Alguien había chocado su mano contra la dura madera de la mesa, mi mesa.

Alcé la vista sin inmutarme.

- ¿Se te ofrece algo? - Pregunté sin ganas, habría comenzado a pelear, pero aún estaba en el instituto, por lo que cualquier violación al orden, era severamente castigado.

Ella resopló, manteniendo su entrecejo arrugado.

- Tal vez seas nueva, pero déjame decirte que este patio es propiedad exclusiva de los Lycoris - Miré de reojo su uniforme, solo para toparme con el rojo intenso que tanto odiaba. Hice una mueca ladina, pero ella prosiguió- . Como líder de las Lycoris, te pido amablemente que te retires.

- ...

-....

- ... ¿Amablemente dices? - Repetí, dejando salir una risa nasal - . ¿Llegar de la nada y golpear la mesa es ser amable?. No digas estupideces.

Los ojos de la otra se agrandaron ante mi última respuesta.

- ¡Cuida ese vocabulario! - Casi la vi estallar en cólera. Seguro fue por impulso, me tomó del cuello de la camisa y me atrajo hasta ella, tan cerca que podía ver sus dientes apretarse como si fueran a romperse -. Ten algo más de respeto ante tus superiores, una Radiatta como tú no puede si quiera vernos a los ojos sin nuestro permiso.

La tensión entre nosotras era demasiada, tenía el presentimiento de que en cualquier segundo me golpearía o azotaría contra la mesa. No ganaba nada en ponerme a la defensiva en ese momento, dijo que era la líder, ¿No es así?, buscar problemas con la autoridad mayor era el peor error que podía cometer en el primer día.

Tragué saliva, dejé el orgullo de lado y asentí con la cabeza baja.

- ... Está bien.

Me habían contado de la jerarquía en esta escuela, pero no tenía idea de que fuera así de rígida. Si ese era solo el comienzo, no quería adivinar lo que me vendría por delante.

Lycoris Radiatta.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن