¿No puede pasarme algo bueno?.

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Erika estaba apoyada contra la pared blanca cercana a la puerta de su habitación; yacía sola en el pasillo, con los ojos cerrados con mucha fuerza mientras aferraba contra su pecho un diminuto objeto dorado que brillaba bajo la soledad.

Era la llave del cuarto de escobas, el que todos daban por abandonado.

- No puedo creer lo que hice... - Murmuró agudizando su voz, casi llegando al sollozo. La punta de su nariz se enrojecía con el pasar de las lágrimas por sus mejillas mientras ella repetía esa frase una y otra vez como un disco rallado.

Después de hablar conmigo, se marchó lo más rápido que pudo, evitando las miradas agresivas de sus superiores, las Lycoris. Ella sabía muy bien porqué lloraba y se lamentaba.

Hizo lo impensable; robó la llave que estaba en el despacho del director y corrió pronto a socorrernos, sin pensar en su bienestar.

Estaba al tanto de lo que sucedía en la DA, después de todo, la misma Sakura Otome era su compañera de cuarto. Esta última, siendo una de las azules, buscó la forma de aliarse con las rojas, llegando a ser una traidora a los ojos de muchos.

Para Erika solo le quedaba mantenerse en el margen, sufriendo de los abusos sin rechistar, pero cuando la noticia de que dos chicas se quedaron atrapadas en un cuarto oscuro por engaño de otra persona, no pudo aguantarlo más.

En su rostro se formó una sonrisa torcida, seguido de un sonido estridente de carcajadas.

- Takina Inoue - Pronunció mi nombre con curiosidad -. Nunca me levanté en contra de alguien, pero espero que sepas ... Que estás haciendo un gran escándalo.

[°°°]

Me senté en mi cama, dispuesta a oír lo que Chisato tenía para decir.

Ella cerró la puerta con seguro y bajó las persianas, dejando solo a nosotras dos sin ningún tipo de distracciones.

- Me quitaré la ropa. Prepárate, Takina.

Lycoris Radiatta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora