Dime todo lo que sepas.

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Ella habló sobre quitarse la ropa, lo que por un segundo me sorprendió, pues apenas nos conocíamos, por lo que esa cantidad de confianza era incomprensible, al menos para mí.

Lentamente y sin temblar, pasó su mano por los botones de su camisa, mientras me miraba con gracia por mi rostro avergonzado, reacio a verla.

- ¿Qué estás pensando, Takina? - Chisato rió, burlándose de mí. Se levantó de su colchón y en unos pocos pasos se encontró invadiendo mi espacio personal. Arrugué la frente, tratando de encararla para terminar con sus burlas.

- ¿Qué querías decir?. Por lo que veo, es importante. Cerraste la puerta y las ventanas sin pensarlo.

Ella suspiró, tomando asiento junto a mí. Un rechinar salió del colchón, lo que me hizo más consciente de que ella estaba hombro con hombro a mi lado.

- Es... Una larga historia.

No quería escuchar esa larga historia.

- Dime.

Chisato suspiró.

- Antes de que Kuzunoki entrara en el directivo, hubo alguien que mantuvo las cosas en orden; era sereno y sobrio. Todo lo que querrías en un director - Cuando empezó a decir eso, una pequeña sonrisa melancólica se formó en sus labios. Sus ojos estaban perdidos en su relato, mientras los míos estaban atentos a sus palabras -. Pero como sabes, las personas son incomprensibles, dicen estar bien con algo, pero si se les da la oportunidad de cambiarlo, no dudan ni un segundo.

Sus palabras no llegaban a ningún lado, ella lo sabía. Carraspeó y continuó con su pequeña historia llena de enigmas.

- ... Yo era la hija de ese director. A pesar de estar en la primaria, podía venir aquí al instituto y pasear o perder el tiempo cuando quería. Era como mi guardería.

Poco a poco las cosas empezaban a estar claras para mí. Recordé lo que ella dijo hace unas horas antes, cuando estábamos atrapadas: " Ya me he encerrado aquí antes". El año escolar a penas empezaba, por lo que me resultaba más factible suponer que la Chisato pequeña fue la que se encerró ahí.

- Vi de primera mano cómo Kuzunoki escaló poco a poco en los cargos directivos hasta convertirse en el nuevo director, era un parásito para la DA, pero mi papá nunca lo vió así - Ella posó sus ojos en mí, haciendo que nos encontráramos mirando fijamente. Sus labios se movieron con lentitud y pesar - . Desde ese día, dejé de venir aquí a perder el tiempo. Ella exigió la presencia de diferentes niveles entre sus estudiantes, con la excusa de "distinguir los buenos estudiantes de los malos". Fue lo peor ver eso.

- ... Y es por esa razón que me creíste y te uniste a mí.

Chisato sonrió, contagiándome a mí también.

- Así es, quiero ver la DA de mi padre, no esto.

Asentí sin decir palabra. Ahora comprendía todo; la actitud despreocupada de Chisato sobre mi plan, el desprecio de las jerarquías...

Me encontré inmersa en mis pensamientos, por lo que no me di cuenta de que mis manos ya habían entrado en contacto con las suyas, haciéndolas calentar. Levanté la vista, solo para encontrarme con sus ojos cerrados y una sonrisa en su rostro.

Sentí que debía decir algo por todo lo que ella dijo. ¿Un gracias?, No estaba segura.

Apreté mis labios, sosteniendo con firmeza sus delicados dedos. Intenté sonreír, pero no pasó nada.

Suspiré.

Recordé su brillante sonrisa de hace un momento y mi expresión se aligeró.

Por primera vez tenía a alguien de mi lado.

Pero ese sentimiento no duró mucho, una parte de mí aún dudaba de ella, ¿Y si lo que dijo era mentira y yo me lo creí?.

Su sonrisa no parecía ser falsa... Pero podría estar fingiendo.

Aún así, dije lo que sentía que debía decir.

- No te preocupes, la DA de tu padre volverá muy pronto.

No sabía si estaba siendo buena persona o solo alguien estúpido, pero desde el primer momento que vi esa sonrisa, no le podía decir que no.

Lycoris Radiatta.Where stories live. Discover now