Lycoris Radiatta.

Primera jugada.

Todo cuadraba un poco con lo que dijo Kurumi, pero aún habían más y más secretos que nadie corriente sabía. Si el director estaba con ellos eso explicaba el porqué podían usar su estatus como querían, pero al mismo tiempo, ¿Porqué estaba de su lado?. Tal vez tendría alguna conexión especial con las Lycoris y...

- ¡Takina Inoue! ¡Preste atención! - El golpe de un reglón en mi mesa me sacó de mi pequeño mundo de deducciones. Alcé la vista y la profesora lucia un ceño fruncido en todo su esplendor. Tragué saliva.

- Lo siento... Señorita Misuki - Con toda la vergüenza de mi ser, me disculpé, muy a regañadientes ella volvió sobre sus talones y prosiguió con la clase, dejándome a mí las miradas curiosas y risillas de mis compañeros, incluso la pequeña detrás de mí lo hizo.

Hablando de compañeros, era mi segundo día en el instituto y ni siquiera me había molestado en verles las caras, solo bastaba con decir que más de la mitad eran de mi sociedad, Radiatta. Sabía muy bien que la profesora había dicho que me concentrara, pero pensándolo bien, era más sencillo comenzar una revolución con más personas, en especial si se sentían igual que tú.

- Bien, después de clases, hablaré con--

Murmuré para mí misma, solo moví mis labios sin soltar algún rastro de voz, pero no supe cómo es que ella se dió cuenta. Arreglando sus lentes con un dedo, me lanzó un trozo blanco de tiza que - por la fuerza con que la tiró- se asemejaba más a un proyectil mata humanos.

- ¿¡Ha!? - Chillé mientras echaba la cabeza hacia atrás por el impacto. Si alguien me preguntara, le respondería que duele igual que la todopoderosa chola de mí madre.

- ¡Inoue, ve al pasillo! - Y con eso, no tuve más opción que salirme del salón.

[°°°°]

Había silencio por todas partes en esa habitación amplia,olorosa a polvo y libros viejos. Para mi suerte, solo estaba yo, todas las mesas restantes se encontraban desoladas, supuse que la biblioteca era el lugar más repudiado por todos, yo no era la excepción, pero como me perdí la clase de gramática, tuve que ponerme al día con los apuntes que me envió humildemente Kurumi.

Tan humildemente que me cobró por ellos... Diablos.

- Veamos, esto va con esto y... ¡Espera, el libro está al revés!.

Suspiré al tiempo que dejaba los libros a un lado y recostaba mi pesada cabeza en mis brazos. Siempre fui una buena estudiante, aplicada y demás, pero ahora... Esa no era yo. Me avergonzaba admitir que me sacaron del salón por evitar que Misuki diera su clase.

Intenté concentrarme en los problemas escritos en mi cuaderno, cuando alguien arrastró una silla y se sentó sin pedirme permiso. Empezaba a arrepentirme de venir ahí...

- ¡Takina, te vi de lejos y no pude evitar sentarme aquí! - Chisato apareció, luciendo su clásica sonrisa que provocaba diabetes.

- Puedes irte, tengo tarea pendiente.

No me molesté en verla, seguí garabateando en la esquina de la hoja mientras trataba de descifrar la caligrafía de Kurumi. Sí, además de que me cobró, solo me envió fotos tomadas a las prisas.

Chisato asintió, apoyando su mentón sobre su palma - La después es C, no A, Takina.

Dejé lo que estaba haciendo y la miré.

- ¿Qué haces?.

- Ayudándote.

- Gracias, pero n--

- La respuesta del otro problema es D.

Bueno, no le dije nada más. Con todo el estrés que cargaba por perder una clase, gastar el dinero de mi almuerzo en unas fotos que ni siquiera se veían bien y no tener la más mínima idea de cómo hacer la tarea, dejé que ella me ayudara.

El recreo duraba quince minutos por lo que recordaba, lo que significaba que más de la mitad del tiempo la pasé encerrada en la biblioteca con ella, no me molestó, después de todo no tenía dinero para comprar algo, además de que estaba terminando mi tarea.

- ¿Estás segura de que las respuestas son correctas? - Pregunté un tanto incrédula al notar que Chisato sabía todas las opciones que según ella eran correctas. Asintió confiada - ... Bueno, gracias.

- No hay de qué - Me dedicó una simpática sonrisa, miró de reojo el reloj colgado en la pared de recepción, agrandando sus ojos como platos al ver que apenas quedaba tiempo para comprar un bocadillo en la cafetería. Se levantó al instante, ayudando a guardar mis cosas - . Si no nos apuramos, no tendremos tiempo de comer algo.

- ¿Que- ¡Woah!.

Antes de que terminara mi frase, me tomó de la mano y me arrastró hasta la salida.

- ¡Chisato, no tengo dinero, detente!.

- ¡Eso ya lo sé, por eso te estaba buscando!.

Puse una cara de confusión.

- ¿Como lo sabes?.

¿Era una pervertida acosadora o algo por el estilo?, Pero viniendo de ella, no me sorprendería tanto...

- No eres la única amiga de Kurumi - Soltó una pequeña risa, ahogada por el bullicio de los pasillos.

- ... Oh.

Kurumi era una niña enigmática, primero su apariencia y ahora resultaba que era más sociable de lo que creía, pero, a todas estas ¿Ella a qué lado pertenecía?. Llevaba un suéter blanco sin ningún color de Lycoris o Radiatta, así que no lo sabía.

Dejamos de correr cuando Chisato tuvo en sus manos dos pequeños panecillos envueltos en bolsas de plástico.

Amablemente me tendió uno, dándole una mordida al suyo.

Por mí falta de reacción, ella alzó una ceja.

- ¿No quieres...?.

- No, no es eso.. - Estiré mi mano, encontrándome con la suya al momento de tomar la bolsa -. Gracias, en serio.

Traté de elevar las comisuras de mis labios para formar una sonrisa, pero no era tan experimentada en esos gestos por lo que opté por inclinar un poco mi cuerpo en señal de respeto.

- No es nada, de vez en cuando se pueden comer estos.

Abrí mi boca, titubeando al hablar.

- Chisato, ¿Me acompañarías después de clases a un lugar?.

La nombrada se sorprendió, ahogándose con la boca llena.

- ... Clar- o, dime dónde es y...

- En el cuarto de escobas, Kurumi me dijo que podría encontrar algo importante.

La biblioteca no tenía nada referente a la institución, así que esperaba que allí encontrara algo.

Pasar un largo rato en un cuarto oscuro y abandonado con una chica que apenas conocía, ¿Qué podía salir mal?.