No perdamos la esperanza.

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Aún con mis cosas afuera, bajo la lluvia, miré por última vez el lugar que pensé que sería mi lugar ideal para mí intelecto, pero por lo visto no era más que un lugar lleno de desesperación y sed de poder.

Ojalá hubiera sabido eso antes de presentar el examen.

Solté un suspiro contra el cristal de la puerta y tomé mis maletas.

Mientras me marchaba, una parte de mí se sentia abrumada por la repentina noticia; ira, desesperación, marcaban mi corazón con cada latido.

- Esto no va a quedar así - Mascullé con desgano y emprendiendo mi caminata a quien sabe dónde. Era de otra ciudad, una muy lejana, por lo que volver ahí no era una opción. Además de la distancia, aunque volviera allí, no cambiaría mi estado de soledad, pues la única compañía que me quedaba era el viejo y polvoriento retrato de mí madre.

Con las pequeñas y frías gotas de lluvia mojando mi cabeza, miré por el hombro a la DA antes de mostrar media sonrisa.

Recordé lo que pasó hace unas horas en nuestra habitación.

Ella intentó hablar conmigo, pero yo me resistí a sus palabras, aferrándome al hecho de que fui expulsada.

Entonces ella me tomó por los hombros y me silenció con una bofetada, dejándome más desconcertada que antes.

" ¿Qué haces? " Le pregunté en forma de queja. Ella frunció sus labios.

" Intento no perder a la Takina que conozco" Soltó a duras penas, como si un nudo en su garganta le impidiera hablar con normalidad " No te desanimes, nuestras promesas aún siguen en pie".

Dicho eso, ella se acercó a mí rostro y haciendo a un lado mi flequillo desordenado, besó con suavidad mi frente.

A pesar de haber hecho eso hace un buen rato, todavía sentía sus labios presionando mi frente, haciendo que un ligero rastro de emoción se mezclara con todas las demás.

Con cada paso que daba, más dudosa me encontraba. ¿Dónde dormiría esa noche? ¿Y si intentan robarme en alguna estación de tren?. Cargaba dinero conmigo, sí, pero realmente no era una cantidad grande como para costear un hotel o algo.

En medio de mi desesperación, mi celular vibró en mi bolsillo. Pensaba en dejarlo pasar, no andaba de humor para hablar con alguien. Lo tomé con mi mano libre y miré el nombre del contacto.

"Desconocido".

Ugh.

Las ganas de bloquear ese número no me faltaron, pero una parte de mí creía aún en una segunda oportunidad, que todo esto de la expulsión era solo un malentendido y que volviera a mi cómoda cama.

Con esos pensamientos, deslicé para aceptar la llamada.

- ¿Hola? - Hablé con duda. Era un contacto no registrado después de todo, había que ser cuidadoso.

Un extraño ruido metálico sonó al otro lado de la línea, como si algún tubo de acero cayera al piso. Levanté una ceja en espera de alguna respuesta.

Unos jadeos se escucharon cerca de mí oído, seguido de una voz familiar.

- ...¿Takina?.

Mis ojos se abrieron de asombro al igual que mi boca.

- ¿Sucede algo? ¿Porqué llamas? - Me apresuré a interrogarla, por todo el ruido de antes, lo más probable era que ya no estaba en nuestra habitación y mucho menos en algún salón.

Para disolver todas mis dudas, ella me respondió con calma, como si leyera mis pensamientos.

- Estoy en el cuarto de escobas donde estuvimos el otro día - Un "toc" se escuchó detrás de ella, mientras soltaba un suspiro. Supuse que había recostado su cabeza contra la puerta y se estaba relajando -. Este es el único lugar que no tiene cámaras de seguridad, por eso decidí llamarte.

- ¿No quedarás atrapada?.

- No... Hum, le pedí "prestada" la llave a una de las Lycoris - Ella rió -. La razón por la que te llamo es---

Por un momento, no se escuchó ningún ruido, ni una respiración al otro lado de la línea, por lo que me preocupé.

- ...¿Sigues ahí? - Con miedo a lo peor, pregunté.

- Lo siento, unas chicas pasaban por aquí y tuve miedo...

-...

-...

- Me estás gastando el saldo, dime qué necesitas, Chisato.

- Ah, cierto - Por la forma que dijo sus palabras, noté que sonreía -. Ven hoy a las tres de la tarde, a esa hora no hay nadie por los pasillos. Todos están en sus cuartos a esa hora.

- ¿Qué?. ¿Qué planeas?.

...

- Nada especial.

Luego de eso, ella colgó, dejándome con más dudas que respuestas.

[°°°]

Abriendo la puerta, ella se marchó, pero luego de unos pasos, se detuvo a mirar a la chica que recostaba su espalda en la pared cerca del lugar donde Chisato estaba.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Chisato, pero no una cualquiera, sino una que demostraba satisfacción.

- Creí que estabas en la enfermería, Fuki.

La susodicha gruñó, tocando el parche que cubría su mejilla derecha.

Chisato sonrió más, hasta donde el parche en su mejilla izquierda le permitía.

No hacía falta decir quién se peleó con quién, mucho menos había que adivinar el motivo de su encuentro.

- Hablabas con la Radiatta, ¿No es así?.

- No te metas en mis asuntos.

Fuki apretó sus puños, dispuesta a seguir comunicándose, pero con golpes.

- Toda está ridiculez terminará pronto - Chisato la interrumpió, ya yéndose a paso lento. Lo único que recibió fue una risa burlona de la otra.

- ¿Unas niñas intentando cambiar el orden de este lugar? ¿Como lo harás?.

- ... Quitando a Kuzunoki-

- Kuzunoki no es más que otro peón, aún si la quitas, muchos se levantarán y continuarán con esto.

-... Takina me dijo que lo conseguiríamos, no sé cómo, pero lo haremos.

Lycoris Radiatta.Where stories live. Discover now