—Yí'am—llama T'xiva a la niña del grupo de infantes que camino a ella, se veía tan pequeña que daba ternura.  —Ella es nuestra mejor corredora—explica.

—Yxiast, vete a la roca—le pide Xakin y este obedece, pero camina lento.

—Los niños tienen los pies pequeños como ustedes y tienen una técnica para correr rápido—dice T'xiva viendo a los azules ver a la niña a su lado. —Muéstrales—Yí'am se puso en cuclillas. —¿Qué esperan? Háganlo.

Así todos se ponen en cuclillas como la niña en frente de ellos. Yí'am pone sus manos al frente encorvado su columna quedando en cuatro.

—Sus pies serán su impulso, y sus manos su equilibrio. Tendrán que usar todo el cuerpo para correr hasta donde esta Yxiast—les dice T'xiva.

—Estaremos ciegos—comenta Neteyam.

—Pero no sordos, la arena grita, tienen que escuchar. Hoy no van a correr, pero si tratarán de llegar a mi hermano, sin ver—les dice T'xiva viéndolos.

—Traten de seguir a los niños, su sonido.—les aconseja Xakin.

—Dales la señal, yo iré con a la otra marca para ver si no levantan la cabeza—y Xakin asintió.

Cuando T'xiva ya estaba en su posición fue cuando Xakin dio la orden de avanzar.
Tuk trataba de hacerlo, pero estaba insegura de a donde ir. Kiri se movía muy bien, pero tampoco estaba muy orientada igual Lo'ak.

Los niños se reía de los azules, murmuran que parecían animales sin cabeza, andando sin dirección. Ellos al ser unos expertos en caminar en la arena lograron llegar con Yxiast antes que todos.

Neteyam era una sorpresa desde el principio. Este respiraba lento y tenía los ojos cerrados, no quería ver la arena y estaba haciendo lento, se tomaba su tiempo para analizar su dirección, sintió que algo lo llamaba, era nuevo, así que a cada segundo aceleraba el paso. Sentía que iba en buena dirección hasta que un grito lo desorienta.

—¡Neteyam!—alguien grito, era un chico. Levantó la mirada y atrás de él estaba Yxiast.

—¿A donde planeaba ir?—preguntaron, volvió a ver a la dirección a donde estaba yendo y se encontró con T'xiva en cuclillas frente a él.

—Esta era la dirección correcta—dice expresándose con las manos. —realmente lo sentí así.

—Yo no soy Yxiast—le responde T'xiva. —Así que fallaste. Levantate. Lo intentarán de nuevo. Lo'ak casi se estampa en un katreren espinoso, Kiri  camino en círculos y Tuk apenas se movió...

—¿No fui el peor?—pregunta viéndola.

—No, de todos los desastres que vi hoy tu fuiste el menos desastroso—le contesta haciendo que sonreirá. —No sonrías, sigues siendo un inútil.

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Siguieron hasta que llegó el atardecer y ninguno lo había logrado, eran muy inútiles para la arena. Cuando entraron de nuevo a la cueva hogar, los hermanos Sully no dejaban de hablar sobre su "entrenamiento" fallido cómo si fuera un chiste. T'xiva no entendía como algo tan desastroso les podía causar gracia.

—¡T'xiva!—la llama Kiri mientras Yxiast y Xakin la dejan sola con los Sully. Ella suplicaba que no se fueran, pero no lo iban a hacer, ignoraron completamente la mirada de súplica.

—¿Qué?—dice T'xiva.

—¿Nos enseñas como se dice idiota en tu idioma?—le pregunto amable viendola fruncir el ceño.

—¿Idiota?—pregunta y Kiri sonríe.

—... O algún insulto, da igual—comenta Lo'ak a su lado. La chica ladea la cabeza.

—No entiendo porque quieren aprender palabras inútiles... —le dice.

—Que aburrido...

—Lo'ak, no hay necesidad—le dice Neteyam. —Dejemosla tomar un respiro, imagino que debe estar cansada ver tanto azul.

—Lo estoy—responde viendo a Lo'ak.

Eso los dejo callados a todos, se había convertido en un ambiente muy incómodo que Tuk rompo tomando la mano de T'xiva.

—Me agradas—le dice sonriendole.

—¿Porqué sonríen tanto?—pregunto soltandose de la mano de Tuk. —Los azules son criaturas extrañas.

—Somos amigos, ¿no?—pregunto Kiri nerviosa.

—O'skxan—les dice T'xiva.

—¿Que significa?—pregunta Neteyam.

—Idiota—responde T'xiva siempre. —Es similar. Querían saber eso, ¿no?

Kiri sonríe y ríe bajo junto con Lo'ak mientras Neteyam sonríe. Escuchar sus risas, y ver como se trataban entre ellos la hizo sentir un frío en todo su cuerpo. La desconsertaba y a la vez la hacía sentir miserable. No le gustaba.

—Desayunen y duerman, mañana volverá a intentarlo—les dice rápido para irse. Se fue rápido a su madriguera, no ceno ese día.

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CORAZÓN DE ARENA | NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora