18. ¿Cómo lo haces?

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Kasem me inmoviliza contra los azulejos, pegando su cuerpo al mío mientras desliza la lengua sobre mi cuello, acariciando y mordiendo la zona con suavidad hasta quedar a la altura de la boca.

Le sostengo la mirada un instante, excitado, antes de corresponder un beso apasionado que me enciende con la magnitud de una explosión. El entorno se difumina y el contacto entre nuestros labios es la única realidad que soy capaz de percibir.

Durante unos minutos me dejo llevar por la intensidad del momento, cerrando los ojos para perderme en la fragancia y el calor de mi acompañante. Entonces una vocecilla interior hace que vuelva a la realidad. Empujo a Kasem, apartándolo con brusquedad para escapar hacia la puerta.

―¡Cut! ―grita el director desde el backstage.

Encienden los focos, obligándome a entrecerrar los ojos e interponer el brazo para no quedar deslumbrado. Varios estilistas comienzan a retocarnos y el señor Ayu nos felicita con efusividad. Indica a Kasem que le acompañe y me concede unos minutos de descanso antes de continuar con la siguiente toma.

Agradezco poder retirarme ya que todavía tengo la respiración entrecortada por la excitación: se supone que Kasem no debía besarme pero se lanzó, haciendo que me perdiera en su gesto e incrementando las dudas que me acorralan como una jauría hambrienta: ¿por qué lo hizo?

Desde que comenzamos a grabar las tomas como pareja aprovecha cada ocasión para acercarse a mí: no solo improvisa caricias y besos que consiguen encenderme frente a las cámaras, también se muestra afectuoso y atento en los descansos. Interpretar la escena del baño acaba de añadir más leña a un incendio descontrolado.

Por más vueltas que le doy soy incapaz de discernir si este comportamiento es parte de la interpretación, y un carácter directo, o, tal vez, se deba a que él también siente algo. Si me preguntaran sobre mis sentimientos diría que es como participar en una carrera en la que, cada vez que creo estar cerca del final, descubro que tan solo he vuelto a la línea de salida.

Suspiro para mis adentros, pasándome la mano por el pelo y tomando una botella de agua antes de sentarme. No me arrepiento de haber firmado el contrato aunque, en momentos como este, la frustración provocada por la incertidumbre me corroe igual que el óxido extendiéndose sobre una superficie metálica. Kim tenía razón: creo que acabaré saliendo loco si no consigo aclarar las cosas.

Tomo el móvil para distraerme: he recibido varios mensajes de mi madre con imágenes de joyería y accesorios. Lleva emocionada más de una semana, desde que recibimos la invitación para asistir a la presentación oficial del primer episodio. Resultó que la mañana que Kasem y yo nos retrasamos fue cuando el director explicó que habían enviado el horario y los pases; por eso aquel sobre dorado me pilló desprevenido.

Primero será el recibimiento y las fotos, acompañado de una rueda de prensa para promocionar la serie y el visionado del capítulo. La jornada terminará con una comida privada, solo para miembros del equipo y allegados.

―¿Puedo preguntar a quién escribes?

Kasem se sienta a mi lado, trayendo como regalo esa mirada radiante que me encanta.

―Es mi madre ―respondo―. Está como loca buscando el conjunto ideal para mañana. Creo que tengo tantas imágenes de vestidos en el móvil que podría abrir una tienda online.

Mi acompañante ríe.

―Es normal que esté emocionada, tú mismo me contaste que le encantan este tipo de eventos. Y, hablando de ropa, ¿qué tienes pensado ponerte?

―Mi padre tiene un par de trajes de cuando era más joven, cualquiera de ellos me servirá.

―¡Venga ya, Chai! ―levanta las manos con las palmas hacia arriba, adoptando un gesto de desaprobación―. No puedo creer que no hayas pensado nada mejor en todo este tiempo. ¡Vendrán montones de fans y estará la prensa! Debes estar impecable.

Luces, cámara y... ¡amor! (LGBT+)Kde žijí příběhy. Začni objevovat