4. Salto al vacío

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Entramos en una sala de gran tamaño y nos aproximamos a un grupo de personas situado en un extremo. Están de pie, tras un cordón rojo que me recuerda a los que colocan en los museos. Hay un cartel de gran tamaño con el nombre de la serie y de marcas conocidas. Reconozco a la mujer con la que discutí y a Sukhon mientras nos aproximamos.

―Este es tu sitio ―dice mi acompañante, colocándome en un lado como si manejara un muñeco.

Me deja ahí y comienza a dar palmas e indicaciones al resto de los presentes, que comienzan a alinearse. Vuelvo a barajar seriamente salir corriendo aprovechando el lío.

―¡Enhorabuena! ―dice alguien, poniéndose justo a mi lado―. Has sido la sensación del día.

Me vuelvo hacia mi interlocutor y me recibe la sonrisa revoltosa del chico que me sujetó, evitando que cayera al suelo. Viste camisa estampada, pantalón de traje oscuro y zapatos. Es ligeramente más alto que yo. Tiene un cuerpo proporcionado y atlético. Exhala confianza.

―Me llamo Kasem ―dice, ofreciéndome la mano.

―Chai ―respondo, correspondiendo el gesto con un apretón tímido.

―Hiciste una actuación buenísima. Incluso Preecha estaba desconcertada. No me extraña que el señor Ayu no haya dudado en seguir adelante con la presentación, aunque la opinión general fuera en contra.

―¿Ayu? ¿Te refieres al director?

―¡Claro! ―mueve la cabeza para señalarle: está terminando de ubicar gente sin dejar de gesticular. Ese hombre desborda autoridad―. Puede parecer un torbellino pero verás que es una balsa de agua cuando le conozcas. Y es realmente apasionado en lo que hace. Somos afortunados trabajando con él.

De todas las emociones que estoy sintiendo, esa ni siquiera aparece en la lista. Más bien diría que estoy acorralado, como un infiltrado que teme ser descubierto.

―En realidad no debería estar aquí ―confieso.

―¿Por qué? ―Kasem ríe levemente, apoyando la mano en mi hombro―. ¿Acaso no te gusto como compañero?

No puedo apartar la mirada de esos iris resplandecientes.

―¡No! Digo, sí ―rectifico, moviendo las manos―. Quise decir que no era eso. O sea, que sí me gustaría ser tu compañero pero me estaba refiriendo a todo esto.

Kasem sonríe. Su rostro se ilumina cuando lo hace.

«¿Qué demonios me pasa? No sé ni lo que estoy diciendo».

Un escándalo procedente del lado opuesto de la sala llama mi atención. Acaban de abrir dos puertas dobles y una multitud se apresura a entrar, dispersándose por todo el espacio como nubes de algodón en una fiesta infantil. Llevan toda clase de dispositivos, incluyendo cámaras, grabadoras y móviles. Una oleada de flashes nos envuelve.

―Sonríe y sé natural, Chai ―susurra Kasem a mi lado cubriéndose los labios―. Lo único que tienes que hacer es poner tu perfil bueno. El único que hablará hoy será el director.

Me guiña un ojo y comienza a saludar despreocupadamente. Le observo unos instantes y, entonces, sin más, me limito a imitarle. Mi mente activa el modo supervivencia mientras me inclino y saludo a los reporteros con timidez.

«Si no puedo salir de aquí, voy a mimetizarme con el grupo. Total, de perdidos, al río».


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―¿¡Por qué no dijiste nada antes!?

Sunan está de pie, frente a mí, apoyando ambas palmas sobre la mesa y con gesto de incredulidad. El director está sentado al lado, peinando su pelo cano e inmaculado hacia atrás en un gesto meditativo.

Tras la presentación volvieron a acompañarme al despacho para revisar el contrato y, por fin, pude contarles que todo había sido un malentendido.

―Intenté decirlo varias veces ―me defiendo― pero no dejabais de llevarme de un lado a otro.

―¿Seguro que no estás gastando una broma? ―pregunta Sunan.

Detecto cierta esperanza en su mirada pero desaparece cuando niego con la cabeza. El hombre suspira.

―Esto es un desastre. Debimos aplazar la presentación ante la prensa, había muy poco margen. ¿Cómo vamos a justificar semejante error? Seremos el hazme reír. Cambiar uno de los actores el primer día, saldrá en todos los medios.

―No lo haremos ―interviene el director. Me mira con seriedad.

―Pero, señor, el chico ha confesado...

―Sé muy bien de lo que hablo. Mi instinto nunca falla y veo potencial aquí ―puedo sentir como me analiza mientras habla―. Tienes la energía que busco y cumples con el perfil del personaje. Dime, ¿nunca has actuado?

―Bueno... ―respondo, haciendo memoria―. Hice varios anuncios de pequeño y participé en un par de obras de teatro en el instituto.

El director asiente. Permanece en silencio unos minutos que, desde mi punto de vista, se asemejan a dos siglos.

―Voy a mantener la oferta ―dice finalmente―. Te quiero en la serie.

Los dos presentes desencajamos la mandíbula al mismo tiempo, abriendo mucho los ojos mientras asimilamos la noticia.

―¿Está seguro de esto, señor? ―consigue articular Sunan―. Es uno de los papeles principales y apenas tiene experiencia.

―Tendremos que hacer algunos ajustes, desde luego... pero todavía queda algo de tiempo ―juraría que puedo ver los engranajes de su cabeza trabajando―. Deberás hacer un curso intensivo y bastantes horas extra.

―Es una apuesta arriesgada, señor.

―Lo es ―asiente el aludido clavando sus ojos calculadores en mí―. Pero el ave nunca podrá alzar el vuelo si no salta desde el acantilado, ¿cierto?.

Sé lo que quiere decir con esas palabras: está pidiéndome que acepte. Me siento como si estuviera protagonizando la escena de una película de acción: esa de Indiana Jones en la que debe decidir si dar un paso al vacío será lo correcto o un suicidio completo. Permanezco callado, valorando la situación que tengo entre manos.

―¿Realmente cree que puedo hacerlo? ―pregunto.

―Como ya dije, mi instinto nunca falla. Dame el cien por cien y, te aseguro, que haré de ti una estrella.

La fiereza de esa afirmación silencia las dudas que rondaban mi mente con la rotundidad de un portazo.

―De acuerdo ―confirmo, asintiendo con la cabeza para añadir seguridad.

El director sonríe, coge mi mano entre las suyas y la estrecha enérgicamente.

―¡Bienvenido a "Fuego Cruzado", Chai!


¿Habrías aceptado participar o crees que es una locura? ¡Yo me habría lanzado a la piscina! En la vida hay que arriesgar 🤭

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¿Habrías aceptado participar o crees que es una locura? ¡Yo me habría lanzado a la piscina! En la vida hay que arriesgar 🤭.

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Luces, cámara y... ¡amor! (LGBT+)Where stories live. Discover now