16. All of me

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Ireshi juguetea a mi lado dando pequeños saltitos sobre el asfalto y tarareando despreocupada una de esas cancioncillas infantiles capaces de instalarse en tu mente durante semanas. La calle está concurrida así que no la pierdo de vista mientras busco a Kasem: venir con la pequeña ha llevado más tiempo de lo esperado por lo que estoy seguro de que él ya habrá llegado. Le he escrito para avisarle pero no ha leído los mensajes.

―¿Por qué hemos venido tan lejos? ―la escucho decir.

―Ya te he explicado. He quedado con un amigo.

―¿Del cole?

―Soy mayor para ir a la escuela ―explico riendo―. Es un compañero del trabajo.

―¿Entonces huele a viejo y tiene poco pelo?

―¡Claro que no! ¿Por qué dices eso?

―Todos son así en la oficina de papá ―asegura, encogiéndose de hombros.

―Pues él lleva perfume y es guapísimo, como un modelo.

En ese momento distingo a Kasem entre el gentío. Está de espaldas a nosotros, apoyado sobre una farola. Me encanta el estilo moderno y desenfadado que luce.

―Mira, ahí le tienes ―señalo―, seguro que...

Ireshi sale corriendo hacia allí dejándome plantado. Tardo unos segundos en reaccionar antes de seguirla, pidiéndole que espere. La niña alcanza su objetivo y le tira de la camiseta con insistencia, llamando su atención.

―¿Eres Kasem? ―pregunta sin rodeos.

―Sí ―responde el nombrado arrugando la frente―. ¿Y tú quién eres?

―Soy la novia de Chai y me casaré con él cuando sea grande. Así que me da igual que diga que eres muy guapo.

―¡Ireshi! ―exclamo. Puedo notar como la sangre torna rojizas mis mejillas.

Kasem comienza a reír. Los ojos se le iluminan al hacerlo, otorgándole un aspecto dulce que consigue aumentar el rubor que siento.

―¿Con que eso dijo, eh? ―pregunta, esgrimiendo un gesto travieso en mi dirección. Después se acuclilla junto a Ireshi―. Pero, verás, todavía tienen que pasar muchos años hasta que puedas casarte y, entonces, Chai se habrá puesto gordo y será un cascarrabias.

―¡Oye! ―me quejo.

Una nueva carcajada sigue al comentario. No puedo evitar unirme a ella. La pequeña encoge la nariz.

―Me da igual ―afirma, cruzando los brazos.

Kasem le ofrece la mano.

―Bueno, no te enfades ―dice―. Haremos una cosa: después de esta tarde seremos amigos y así me invitarás a la boda ¿ok?

La pequeña ladea la cabeza un momento antes de aceptar la oferta.

―¡Vale! ―exclama, correspondiendo el apretón en señal de paz.

Su recién nombrado aliado se incorpora, mirándome.

―Chai, eres increíble, jamás imagine que traerías a tu prometida sin avisar.

―¡Venga ya! ―me quejo, riendo―. Lleva obsesionada con ser mi esposa desde que interpreté a Catnoir en su fiesta de cumpleaños. Además, llamé varias veces. ¿Has olvidado el móvil?

La actitud de Kasem cambia con sutileza, dejando aflorar una tensión leve que hace desaparecer enseguida; como si algo le hubiera molestado.

―Perdona ―comenta―. Lo puse en silencio y dejé de prestarle atención. La próxima vez estaré atento.

Luces, cámara y... ¡amor! (LGBT+)Where stories live. Discover now