Capítulo 11

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Pareces un fantasma.

A veces creo que lo soy, querida conciencia.

¡¿A veces?! Esto ya es casi a diario, es por eso que me gusta estar con Cooper, él sí nos presta atención.

Pero Cooper no está aquí.

¡Ya lo sé! Solo doy mi opinión, y esta opinión cuenta como de parte de las dos.

Estás siendo muy, pero muy pesada el día de hoy.

Las dos sabemos que aun así me quieres.

En efecto, me estaba volviendo loca, la única persona con la que me la pasaba hablando todo el día era conmigo misma.

—¿Quieres alejarte? Dame un poco de espacio personal. ¿Sabes qué es eso o debo explicártelo?

—Eres tan gruñona como un ogro, Lizzy, ¿tus padres también son así o solo eres tú la rarita?

—No me llames Lizzy, Chris, y te he dicho que te alejes.

Chris, que estaba sentado en una de las sillas de la barra de mesa, se alejó de Liz quien tenía el ceño más fruncido que nunca. Desde que la conocí, me había dado cuenta que le molestaba el contacto físico, al igual que a mi, es por eso que ninguna de nosotras la abrazaba muy a menudo.

—¡Caray! ¿Qué tiene la gente con colocar apodos absurdos?

Al instante, me acordé del supuesto apodo que Zack me había colocado, no me enojaba que me colocaran algún apodo —siempre y cuando, no sea mal intencionado—, pero que ese apelativo saliera de la boca de Zack me hacía querer vomitar.

—No es un apodo, si no estoy mal, es tu nombre.

—No es mi nombre, Chris, cierra la boca antes de que yo te la cierre. ¿Quieres?

—¿Y cual es tu nombre entonces? —hizo un ademán de acercarse, pero se detuvo cuando Liz le dio una mirada de advertencia.

—Vas a ir a la tumba sin saberlo.

Olivia y Maggie habían salido, las muy amiguitas no me dijeron a qué lugar, y Cooper y Jay también había desaparecido.

Me sentía como un fantasma. ¿Por qué? Porque cada uno estaba sumergido en sus conversaciones, yo solo me dedicaba a escuchar y a beber de mi vaso de jugo de naranja, de vez en cuando, escuchaba algún cotilleo, sobre todo de parte de Liz y Chris que para mi sorpresa, se llevaban bien.

No era la mejor relación del mundo, claro está, los dos se molestaban entre sí, pero conociendo a Liz, creí que lo iba a mandar a la mierda desde el primer instante en que le habló.

Mientras ellos hablaban sanamente entre sí, Matthew y Zack estaban sentados en el sofá con los pies reposando sobre la mesita del frente, ellos veían una película bastante mala que se reproducía en la televisión, y yo estaba al lado de Matthew mirando directamente a la pared, sin prestar mucha atención a lo que estos dos decían.

El sonido característico de las llaves me hizo desviar la mirada de la bonita pared que contemplaba, creí que los chicos ya habían llegado, pero el sonido lo había producido Liz que sujetaba su chaqueta en una mano y las llaves con la otra.

—Ya volvemos, no nos demoraremos mucho.

—¿A dónde van? —le preguntó Zack a Chris.

—Compraremos dulces —su sonrisa se acentuó tal vez al imaginarse lo que estaba a punto de comprar.

—¿Puedo ir con ustedes?

No quería quedarme con esos dos en el salón, o me iba a mi recámara o iba con ellos, esas eran mis opciones.

(NO) Podrás Amarme © [COMPLETO]Where stories live. Discover now