El bien mayor es una gran mentira (Terminada)

Capítulo 39

Final

Hermione revolvió su té distraídamente mientras estaba sentada frente a la caja registradora de la botica que ella y Severus poseían. Pensó en los cambios por los que había pasado el mundo mágico en los últimos cinco años. Cada criatura mágica sensible ahora tenía algo que decir en el funcionamiento de su mundo y estaba representada en el Wizengamot. No siempre fue pacífico y no siempre transcurrió sin problemas, pero Hermione sabía que iba hacia el cambio que necesitaba el mundo mágico.  

Luego pensó en sus hijos, sus dos hijos solemnes como su padre y su preciosa niña. Tan curiosa, siempre buscando respuestas, como lo había hecho de niña. Castor y Pollux tenían una inteligencia tranquila, se sentaban quietos durante horas viendo a su padre preparar sus pociones, imitando sus movimientos con sus juegos de pociones. No había duda de que serían un tributo al arte de hacer pociones una vez que fueran mayores.  

Y luego estaba Ariadne, tan brillante y sonriente, siempre con una risa en los labios. Ella era la niña de los ojos de su padre y su abuelo. Severus se esforzaba mucho por ser severo con ella, y todo lo que tenía que hacer era mirarlo con sus grandes ojos azul oscuro y él se derretía cada vez. El abuelo Tom no era mucho mejor, pero al menos podía devolver a Ariadne con ella misma o con Severus y ella les entregaría sus artimañas a ellos en lugar de a él. Su padre seguía siendo el consumado Slytherin.

Hermione no cambiaría nada de ninguno de sus hijos. Fue sacada de su ensoñación por el roce de labios fríos en su cuello y fuertes brazos girándola hacia esa persona. Miró hacia los ojos negros de su esposo, su alma gemela. Él arqueó una ceja y preguntó: “¿Qué te tiene tan metido en tus pensamientos que pude acercarte sigilosamente? Siempre has sido capaz de sentirme antes.

 Los labios de Hermione se curvaron en una media sonrisa. “Estaba pensando en los cambios en los últimos cinco años. Nuestros hermosos hijos, pero también, los cambios en el mundo mágico”.

 “Ah, sí, ¿mis dos doppelgangers y tu mini-yo? Puedo ver dónde consumirían tus pensamientos”, dijo Severus mientras la jalaba contra su cuerpo haciéndola chillar. Él le sonrió y sus ojos se calentaron con pasión al sentir su cuerpo contra el suyo, "Hablando de nuestros hijos, ¿dónde están?"

 "Draco acaba de irse con ellos por la tarde", susurró Hermione contra sus labios.

Siempre fue así con ellos, Hermione gravitaría hacia Severus y él hacia ella cada vez que estuvieran cerca el uno del otro. Fue una sorpresa que lograran lograr algo a lo largo del día.

"¿Es eso así?" Severus mordió su labio inferior, con una sonrisa en sus labios mientras bajaba la cabeza y devoraba sus labios.

Hermione finalmente tuvo que retroceder sintiendo el calor zumbando a través de su cuerpo. Miró el reloj de la pared y notó que tenía dos horas más antes de tener que reunirse con esa maldita mujer, Rita Skeeter. Hermione no sabía por qué había accedido a la entrevista. Para empezar, Skeeter siempre fue de los que estiran la verdad y citan mal a todos. Y todavía quedaba el rencor sin resolver que Skeeter le tenía por obligarla a decir la verdad mientras ella y Harry todavía estaban en la escuela.

Mordisqueó el cuello de Severus y una risa sensual salió de su boca. Supuso que Rita se vería obligada a redactar el artículo correctamente ya que Hermione ahora era propietaria del Diario El Profeta. Había comprado la empresa hacía dos meses, cansada de la forma en que el propietario anterior parecía complaciente con la forma en que se informaban las cosas. Si las cosas iban a cambiar profundamente en el mundo mágico, empezaría por ahí. Había depositado a uno de sus buenos amigos como el nuevo editor en jefe de la oficina, un centauro llamado Félix. Se preguntó cómo Rita se estaba adaptando al cambio. Pero luego todos los pensamientos sobre esa mujer con carrito se desvanecieron de su mente al sentir la erección de Severus rozando su vientre.