Camino del agua ➪Aonung

=Capítulo 24=

Cuando el barco se sumergió por completo y la reacción del agua nos golpeó, fuimos lanzados como muñecos de trapo. Aún así, mi agarre con el de Aonung estaba apretado, así que nunca nos separamos. Nadando de regreso a la superficie, revisé a Kiri y Spider. Luego buscamos en el agua a alguien que pudiera salir a la superficie. Al escuchar una llamada, miré hacia arriba y el alivio me llenó cuando vi a Lo'ak.

"Mamá y papá están en el barco", dijo Kiri.

"Sujetaos", dijo Lo'ak. Todos nos agarramos al Ilu mientras nos llevaba hacia abajo. Todos nos separamos buscándolos. Aonung se quedó a mi lado mientras buscábamos. A medida que pasaba el tiempo me preocupaba más. Yo también me estaba quedando sin aire. Eso fue hasta que Aonung tiró de mi brazo. Volviéndose hacia él, señaló detrás de nosotros. Me sentí aliviada cuando vi a mi madre, Tuk y Kiri nadando hacia la superficie acompañados de muchos pececitos brillantes. Y en la distancia, pude ver Payakan. Nadando emergí no muy lejos de mi familia.

"¡Mamá, papá!" Llamé. Rápidamente nadé hacia ellos mientras nos reuníamos en la aleta de Payakan, todos buscándonos mientras nos dábamos un fuerte abrazo. Aonung se quedó atrás mientras nos dejaba tener nuestro momento. Madre se acercó acariciando mi mejilla.

"¿Dónde está Neteyam?" Yo pregunté.

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Saliendo del agua me quedé aturdida. Mis ojos se posaron en mi hermano. En sus ojos abiertos, su pecho ensangrentado, su cuerpo inmóvil.

"Neteyam", llamé en voz baja acercándome y arrodillándome. No obtuve respuesta.

"Neteyam", llamé de nuevo acercándome para ahuecar sus mejillas. Él no respondió. Mis pulgares rozaron sus mejillas tratando de despertarlo.

"Oye, vamos. Esto no es gracioso. Despierta, hermano", susurré con lágrimas en los ojos. Mi cerebro ya sabía lo que había sucedido. El silencio de mi familia cuando pregunté dónde estaba. Los sollozos que podía escuchar de mi madre.

Él se había ido. Sin embargo, mi corazón no lo aceptaría. Se aferró con todas sus fuerzas a ese pequeño hilo de esperanza.

"Vamos, mírame. Deja de bromear. Neteyam, por favor, despierta", las lágrimas cayeron por mis mejillas.

"No me dejes", supliqué cuando sentí que mi corazón comenzaba a romperse.

"¿Quién me mantendrá fuera de los problemas? No puedes irte. No quiero que te vayas", levanté su cabeza y la acerqué a mí. Mi mano cayó sobre su pecho. Cayó hasta la última esperanza de un latido que aún residía en su interior.

"No," negué con la cabeza ya que no sentía nada.

"¡NO!" Grité. Mi madre se acercó a sostenerme la cara mientras nos abrazaba a los dos.

"Por favor, gran madre. No él", grité. Rogué, recé, pero ya se había ido.

"No puedes dejarme. Te necesito. Neteyam, por favor", sollocé. Pero él no quiso escuchar mis súplicas.

Aonung, cuyo brazo había estado envuelto alrededor de mi hombro todo el tiempo, se apretó. Las lágrimas se juntaron en sus ojos, su corazón se rompió por mis sollozos. Sabía que no podía hacer nada en ese momento. Así que simplemente se quedó y me abrazó mientras lloraba.

Mi mente no tomó nada después de eso.

Lo siguiente que pude recordar fue a mi madre colocando el cordón de la canción de Neteyam en mi mano. Mi cara había sido pintada de blanco. Un nuevo conjunto de lágrimas se acumularon cuando me moví a la parte superior de su cuerda de la canción. Montando mi Ilu miré hacia arriba para ver el cuerpo de mi hermano transportado en un trineo de agua.

Tomando una respiración profunda, comencé a cantar.

Canté la canción de su vida.

De su nacimiento, su primera comunión con Eywa. De cada uno de los nacimientos de nuestros hermanos. De sus momentos de mayor orgullo y los momentos en los que estuvo orgulloso de nosotros. De las batallas que libró, de sus momentos más felices. Los aldeanos se reunieron todos en pena sosteniendo en alto antorchas. Sus corazones está entristecidos por mi verdadera voz de luto.

"Mi hermana Sylwaning se convirtió en cazadora. Es poderosa y amable. Me trae una gran alegría con su sonrisa. Estoy orgulloso de ella. Agradezco a Eywa por traerla a mi vida", recuerdo haber escuchado esa cuenta por primera vez. Recuerdo que Neteyam me sonrió y recuerdo que lo abracé con fuerza mientras lo hacía.

Mi familia nada hasta la cala de los ancestros. Mi mano cayó hasta la última cuenta.

"Ahora vuelvo a Eywa. Mi vida estuvo llena de una gran felicidad. Agradezco a Eywa por mi vida. Ahora vuelvo a su abrazo", mis dedos se soltaron del extremo del cordón. Madre y padre sacaron a Neteyam del cabestrillo sosteniéndolo a flote mientras me miraban. Deslizándome de mi ilu, nadé hacia él. Atando el cordón de su canción a su cintura, me moví hacia su rostro tomándolo suavemente.

Parecía tan pacífico. Mi mente brilló con todos los momentos que pasamos juntos. De toda la alegría y seguridad que me hizo sentir.

No hay palabras que puedan describir la desesperación total dentro de mi corazón.

"Lo hiciste bien, Neteyam. Estoy muy orgullosa de ti", susurré presionando mi frente contra la suya. Cerré los ojos tomando una respiración temblorosa.

"Te veo, hermano. Y nunca te olvidaré", susurré presionando mis labios en su sien. Tirando hacia atrás, mi mano se deslizó de su mejilla. Lo'ak me atrajo hacia sus brazos mientras madre y padre se zambullían con el cuerpo de Neteyam. Empujándolo suavemente hacia la anémona brillante, observé cómo su cuerpo desaparecía de la vista.

La gente dice que toda la energía es sólo prestada, y un día, tienes que devolverla.

Eywa tiene a todos sus hijos en su corazón. Nunca se pierde nada.

Sin embargo, en ese momento, nunca me había sentido más perdida en toda mi vida.

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