Park t/n, 18 años, hija de uno de los empresarios más importantes de todo Corea. Amable y tierna con quienes ama, algo distante con los demás pero agradable.
Lee Heeseung, 23 años, hijo de uno de los empresarios más importantes de todo Corea. Amable...
Nos encontrábamos bañando a Seokmin para la nochebuena, mi niño estaba super feliz porque ya casi llegaba Santa y también porque vendrían sus primos y sus abuelitos.
Desde que se despertó ha estado diciéndonos que qué hora es y que cuánto falta para que llegue Santa, el reloj apenas marcaba las 6:30.
- Mi amor, aún faltan algunas horas para que él llegue -dije mientras le lavaba el cabello-.
Seokmin: Mami, ¿pero mucho e cuanto?
Heeseung: Mi amor, faltan cómo 8 horas.
Seokmin: Ayñ, eso es mucho, ¿veldad? -decía con su tierna voz-.
Heeseung: Así es pequeño.
A los minutos terminé de bañarlo y Heeseung lo cambió mientras me iba a bañar.
Salí y ya se encontraba un niño muy arregladito y diferente a como le había dicho a mi esposo. No dije nada, primero me arreglé y luego salí para regañar a ambos.
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- Que guapo mi bebé -dije dándole un besito en su mejilla-.
Seokmin: Gacias mami.
- Pero -ambos me miraron- Amor, yo te dije que lo vistieras elegante no cool y como tú te vistes.
Me crucé de brazos y Seokmin se escondió detrás de Hee, iba a volver a hablar cuando..
Heeseung: Él me obligó.
Seokmin: Él mi obigó.
Se apuntaron al mismo tiempo y me eché a reír, por más que tratara de enojarme no podía y es que no sólo tengo un bebé sino dos
- Ay, ven mi amor -lo abracé y le di muchos besitos en su carita-.
Después se nos unió su papi y así nos quedamos durante unos minutos.
Seokmin dijo que iría un ratito a jugar en lo que Hee se terminaba de arreglar. En cuanto salió Hee le puso seguro a la puerta y me miró muy salvaje.
Heeseung: Al fin solos -dijo riendo-.
- Que feo -reí-.
Se acercó y me besó, aquel beso estaba lleno de pasión y más que eso, no quería separarme pero el tiempo corría y no quiero que se nos haga tarde.
- Métete a bañar, hueles mal-hablé riendo-.
Obviamente no olía mal pero si no lo detenía esto no sólo quedaría en besos.
Heeseung: Que mala esposa eres -dijo haciendo un puchero y llevando una mano a su pecho-.
Me reí y le di una nalgada para que ya se fuera a bañar, antes de que entrara le hablé.
- Más noche -le guiñé un ojo y se puso rojito como siempre-
En lo que se bañaba le dejé su ropa en la cama y salí para ver cómo estaba Seok.
