30

14.8K 1.1K 756
                                    

BROOKE

Habían pasado tres semanas desde que supe algo de Alexander. Era como si, de alguna manera él hubiese desaparecido por completo de mi vida. Su presencia se había disolvido en el aire.

Sin dejar rastro alguno.

Sin mirar atrás.

Él, simplemente se había ido.

No lograba entender por completo la razón del por qué él había llegado hasta ese punto. Había momentos en donde me preguntaba si todo era mi culpa. Mi mente creando un millar de preguntas en donde solo se señalaba a un culpable. Yo.

¿Hice algo mal esa madrugada donde todo sucedió?

¿Dije algo malo que lo molestara?

¿Fui demasiado insistente?

Trataba de encontrar alguna respuesta, pero no lograba llegar a nada. Solo lograba confundirme más y más. Atormentando así a mi mente luego de no conseguir lo que tanto buscaba. Una simple y clara respuesta. Una explicación.

Desde ese día, me sentía...vacía.

Y lo odiaba.

Odiaba volver a experimentar este sentimiento.

Un sentimiento que creí olvidado y el cual no había sentido desde hace mucho tiempo.

Esta era una de las razones por las que decidí nunca más volver a dejar entrar a nadie en mi vida. Después de haber pasado por todo lo que pasé con mi madre, con Nicholas, con Killer, con Portia. Preferí mantenerme alejada de todo y de todos. Cerrándome ante cualquiera y dejándolos fuera.

Pero eso cambió un día cualquiera. Ni siquiera pensé o creí que eso podría llegar a suceder. Estaba tan segura de que nunca pasaría. De que nunca, nadie más, podría hacerme cambiar de opinión. Pero no fue así.

Porque todos esos pensamientos cambiaron, el día en que conocí a Alexander Allister.

Él logró ganarse mi confianza como ninguna otra persona. Hizo que volviera a confiar en alguien.

En él.

Con sus acciones y sus palabras logró romper esa burbuja de piedra que yo misma había construido a mi alrededor. Se hizo paso a través de mis miedos, de mi desconfianza, de mi reticencia. De todo lo que me impedía el volver a aceptar a alguien más en mi vida. Y se quedó ahí. Sin dar señales de querer irse.

O al menos eso fue lo que pensé.

Creí que esta vez sería diferente. De verdad lo hice.

Pensé que él...no se iría igual que lo hicieron todos en los que alguna vez confié. Eso es lo que me dio a entender.  Lo que me hizo creer. Que él siempre estaría ahí.

¿Me equivoqué en eso también?

Solo dos días antes de que él se fuera me había admitido a mí misma que lo amaba. Incluso, por un momento se cruzó por mi mente el decírselo.

El confesarlo.

Eres una ilusa Brooke.

Mi propia mente parecía haberse convertido en mi enemiga personal.

No había dormido ni comido bien durante varios días. Mi cabeza dolía y me costaba mucho concentrarme en cualquier cosa.

Mi cuerpo se sentía más cansado de lo normal y había momentos en donde solo quería cerrar mis ojos y dormir. Pero eso era imposible.

SWEET CAMELIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora