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ALEXANDER

La obsesión va más allá que un simple concepto sacado de alguna página web.

No es solo estar dominado por ella. No es solo acosar. No es solo desear. No es solo pensar constantemente en ese algo o ese alguien que perturba tu mente día a día. Que te hace cuestionarte si realmente todo es normal.

Llegue a la conclusión de que no lo es.

La obsesión es cuando ese algo, ese alguien penetra tu piel, cuando lo quieres tener cerca sin importar el costo. Sin importar nada.

Cuando estás dispuesto a hacer la más mínima cosa con tal de que al final sea tuyo.

Acepte o no lo acepte.

Lo sepa o no.

Te odie o te ame.

Nada de eso importa.

Es egoísta, es jodido. Pero es lo que es.

Una locura, así de simple.

Golpeteo los dedos encima de mi escritorio mientras observo mi celular, como si la maldita cosa fuera lo más interesante del mundo.

Lo he estado observando contantemente durante los tres últimos días y me he comenzado a preguntar si finalmente perdí la cabeza.

La razón de todo esto viene envuelta en un pequeño y tentador paquete con el que tuve una...cita hace aproximadamente tres días, y a la que le di mi número.

Número el cual no ha usado.

Y podrás estarte preguntado. ¿Por qué simplemente no la llamas tú? No es tan complicado.

Bueno, no sería tan complicado si la pequeña descarada no me hubiese negado tener su número.

El cual tengo, pero ella no lo sabe.

<<Aun no nos conocemos lo suficiente como para darte mi número>>

Fueron las últimas palabras que me dijo con una sonrisita llena de diversión al final de nuestra cita, mientras se alejaba de mí moviendo su culo respingón.

Ella está jugando un juego en el que estoy mas que dispuesto a participar.

A ganar.

—¿Por qué estás mirando tu celular como si quisieras tener sexo con el, o matarlo en todo caso? –la voz me saca de mis pensamientos y levanto mi mirada lentamente, muy lentamente.

—Matt, te he dicho muchas veces que toques antes de entrar. –Con cualquier otro hubiese sentido la más sutil presencia, pero nunca con Matt. Siempre se las arregló para pasar desapercibido, incluso de mí.

—Toqué, pero no respondiste –se acerca y se sienta frente a mí. Deja su laptop encima del escritorio, la abre y sus dedos comienzan a moverse como si tuvieran vida propia.

Matt era alto y de cuerpo delgado pero musculoso, cabello negro y ojos claros que ocultaba detrás de sus lentes. Era inteligente, siempre lo había sido.

Era un tipo peligroso cuando tenía un computador en su poder.

—¿Qué es lo que quieres?

—Bueno, encontré la información que me pediste –levanta su mirada de la pantalla, su ceño ligeramente fruncido. –Esta es tal vez la primera vez que voy a decir esto, pero no encontré mucho. –Matt siempre se ha caracterizado por encontrar cualquier cosa que le pida. No me sorprende que ahora se sienta un poco enojado consigo mismo por no hacerlo.

SWEET CAMELIA ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin