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ALEXANDER

Una palabra, solo una simple palabra es suficiente para tirar por la borda cualquier tipo de cordura y razonamiento.

Atrás quedó la frialdad de la que me enorgullecía cuando ese pequeño <<>> fue susurrado de sus labios.

Tan débil, pero tan poderoso al mismo tiempo.

Haciendo como si lava caliente estuviera siendo esparcida alrededor de mi cuerpo.

Recorriendo cada rincón.

Destruyendo todo a su paso.

Miro a Brooke, estudiando su rostro.

Asegurándome de que lo que escuché no eran solo imaginaciones mías producto de mi desesperación por ella.

Cuando su pequeña lengua rosada sale a remojar sus labios resecos y su mirada viene directo al mía.

Lo veo.

El deseo envuelto en esos hipnotizantes ojos avellanas.

Dirigido a mí.

Antes de si quiera pensar en mi próximo movimiento, estoy tirando su menudo cuerpo sobre mi hombro.

Sacándola de la cocina y llevándola directo a las escaleras.

Directo a mi habitación.

Debería ser más suave con ella, llevar todo con calma y de manera lenta.

Eso es lo que ella se merece, un tipo delicado que la trate tiernamente mientras le susurra dulces palabras en su oído.

Pero ella encendió un interruptor que no sabía que tenía.

El que me hacía actuar como un bárbaro desesperado por su toque.

El que quería tomar sin permitirnos descanso alguno.

El que quería susurrar palabras en su oído, pero no del tipo dulces.

Entro a la habitación y dejo su cuerpo encima de la cama. Me vuelvo para cerrar la puerta y me quedo de espaldas a ella mientras trato de reunir mi mierda.

Estoy actuando como un irracional.

Cuando creo que he logrado calmarme, al menos un poco, me volteo hacia ella.

Está sentada en el filo de la cama con sus ojos puestos en mí.

Expectante.

Hay una sonrisita bailando en sus labios.

A ella parece gustarle cuando mi control se rompe debido a su causa.

Comienzo a recorrer su cuerpo parte por parte, llenándome de su aspecto desaliñado.

Los primeros botones de su camisa se han abierto y un lado de ella cae mostrando su hombro delgado y pálido.

Su cabello húmedo ha mojado la parte delantera de su pecho cubierto por la fina camisa, revelando así dos pezones duros que apuntan en mi dirección.

SWEET CAMELIA ©Where stories live. Discover now