Leonor había decidido tomarse un descanso lejos de las paredes del castillo, tanta soledad le estaba abrumando por lo que sin pensarlo, pues no creía que si se iba por un corto tiempo seria malo, viajo a visitar a sus amigos para distraerse y ver co...
Al día siguiente con la escusa de volver a la parte Sur del palacio me despedí de Navier y compañía, con mis damas nos alejamos en el carruaje mientras les contaba que iba a salir a visitar el pueblo pues ya tenia tiempo sin hacerlo, aunque dudaban en dejarme sola aceptaron a regañadientes al saber que iría con Kayden.
- Su majestad ¿esta segura de que quiere ir? -el pelinegro se encontraba refunfuñando intentando que regresaran al castillo- Con solo enviarle una carta será lo suficiente para agradecerle.
- Sr. Kayden, se que con una carta es suficiente pero esto es algo que quiero hacer -ambos caminaron por el mercado observando a las personas sonrientes- Además que así podremos observar a nuestra gente.
- ¿Nuestra gente su majestad? -el pelinegro se sonrojo al escucharla pero lo disimuló tapando su rostro con su puño- Bueno, si ese es el caso entonces deberíamos visitar algunas tiendas.
- Por supuesto, ahora que lo mencionas quiero probar algo dulce -el pelinegro asintió y guio a la muchacha a la pastelería- Pide para llevarlo, me gustaría seguir viendo los demás puestos
- Como lo ordene su majestad -el chico se separo por un momento para pedir el alimento pero sin percatarse que la chica lo había dejado atrás- Listo majestad le traje un pastel de fresa... ¿Majestad?
Kayden volteo a ver para todos los lugares tratando de encontrar a la chica pero no había ni un solo cabello de ella, entro en pánico por lo que empezó a buscar sin tratar de llamar la atención aunque le costaba un poco.
Mientras el pobre del guardia estaba por entrar en pánico, la pequeña princesa entro a la florería que había robado su atención, las rosas eran tan hermosas que quería comprar un gran ramo para ella y algunos para sus amigos.
- ¿Le puedo ayudar en algo señorita? -una dulce voz llamo su atención y vio como una rosa era tomada- ¿Le gustan las rosas? Son hermosas para una hermosa dama.
- ¿Siempre es tan adulador o solo es para venderla? -la pelinegra volteo encontrando al chico con una mirada sorprendida- ¿Le mordió la lengua el gato?
- Su alteza -el chico hizo una reverencia con el rostro sonrojado- Disculpe mi atrevimiento de antes, no pensé que usted visitaría esta humilde tienda.
- Eres muy lindo ¿Eres el que me manda ramos al palacio no es así? -el joven solo asintió avergonzado pensando que estaba metido en problemas- Entonces, ¿podrías ayudarme arreglar pequeños ramos para personas que quiero?
- Por supuesto, en lo que usted desee -el chico rápido dejo la rosa en su maceta y se acerca a otras- ¿Qué tipo de sentimientos quiere transmitir con los ramos su majestad?
- ¿Eso importa? -al ver el rostro del chico, la chica decidió cerrar su boca y solo seguir lo que el contrario- Agradecimiento y será mejor que lo dejo en tus manos.
Al pasar el tiempo y cuando el sol estaba bajando, ambos terminaron de armar varios ramos pequeños, mientras estos eran armados platicaron sobre el joven, su historia, como logro seguir adelante con la florería que le dejo sus padres cuando fallecieron. El ambiente entre ellos era calmado y desde afuera parecían dos amigos pasando una linda tarde.
- Bueno, eso es todo su majestad ¿guste que se lo mande al palacio? -la chica negó- Entonces la ayudaré para subirlos a su carruaje.
- No se preocupe, en unos minutos llega mi acompañante y el me ayudará a llevarlos -el joven asintió y sin saber qué decir miro al suelo- Antes no pude decírtelo porque nuestro encuentro fue corto pero eres bastante lindo.
Con una sonrisa hizo que el contrario tuviera un leve sonrojo que casi podía pasar desapercibido pues lo escondía con su cabello. Antes de que pudiera contestarle un caballero entro con una caja en sus manos y su mirada desesperada.
- ¡Su majestad! -el chico abrazo a la menor como si hubiera encontrado algún tesoro valioso- Por favor, no se vuelva a ir de esa manera
- Tranquilo Kayden, es cierto que me perdí un poco pero no me pasó nada grave -coloco su pequeña mano en la mejilla contraria tratando de calmarlo- Incluso encontré al chico de las flores.
- Si, pude verlo a través de la ventana su majestad -el mayor volvió a su postura para poder saludar al contrario- Agradezco que pudiera cuidar de su alteza real la princesa Leonor Vikt pero ahora debe regresar al castillo.
- Por supuesto -el chico hizo una pequeña reverencia y vio como los ramos eran subidos al carruaje que ya estaba esperando por los dos- Fue un verdadero placer que su alteza visitara esta humilde florería
Antes que la chica pudiera decir algo mas fue arrastrada hacia el carruaje por lo que solo pudo despedirse de mano, tuvo que escuchar un pequeño regaño de parte de su caballero y estaba segura que apenas tuviera a sus damas también empezarían a regañarle pero se le pasaría al ver las flores que había armado para ellas.
- Escuche que la esclava estuvo visitando el palacio buscándola majestad -la pelinegra volvió a verlo al escucharlo- Perece que esta intentando entablar algún tipo de relación con usted.
- Solo quiere hacer que pierda mi tiempo, como mi hermano la trata como mimada piensa que yo también lo voy hacer -hizo una mueca de desagrado al solo pensar en esa forma de actuar- Ya le dije que quería echarla y aun no es capaz de comprenderlo, que tan tonta debes de ser para querer acercarte a la mano que quiere estrangularte.
- Es muy probable que su majestad quiera hacerla su amante y por eso anda caminando como si fuera su casa -en su voz se podía notar el odio que tenia hacia la esclava- Solo deme la orden y la expulsare del Imperio
- Tu no puedes hacer eso, incluso yo no puedo hacerlo Kayden -su mirada fue suficiente para callar al contrario- Ten cuidado con tus palabras porque incluso los carruajes pueden hablar, pero si eso de verdad llega a pasar solo debemos empezar a enseñarle cuales el comportamiento ideal de una amante.
Con eso se dio por terminada la conversación, odiaba el pensar que su hermano volviera a una esclava su amante pero si eso llega a pasar debería empezar a enseñarle cual es su lugar, también debe hablar con su cuñada de la situación, como quiere llevarlo y sin olvidar que la debe ayudar con la fiesta de fin de año como había prometido. Solo esperaba que las cosas fueran bien y así Rashta solo duraría como máximo dos años y todo volvería a la normalidad.
