Leonor había decidido tomarse un descanso lejos de las paredes del castillo, tanta soledad le estaba abrumando por lo que sin pensarlo, pues no creía que si se iba por un corto tiempo seria malo, viajo a visitar a sus amigos para distraerse y ver co...
- ¿El asunto tan importante era solo irte a cazar? -la pelinegra se encontraba enojada, se había perdido de algo interesante solo por un capricho- ¿No podías solo irte y dejarle las cosas a Navier?
- El trabajo es mucho así que no puedo dejarle todo a ella -termino de vestirse y volteo a verla- Ahora solo obedéceme y ponte a trabajar hasta mi regreso, después podrás volver a ser solo una cara bonita -El mayor salió sin dejarla contestar, incluso algunos guardias y sirvientes que presenciaron la escena sintieron pena por la chica y un gran enojo por el emperador-
- Saludos a su majestad la emperatriz -la pelinegra hizo una pequeña reverencia al entrar al cuarto de su cuñada- ¿Deseaba verme señora?
- Por favor, somos familia, dime solo Navier querida -con una pequeña sonrisa llamo a la menor a sentarse con ella- Un pequeño pajarito me conto que te vio llorando ¿Esta todo bien querida?
- ¿Como? -la chica parecía confundida hasta que vio a la gran ave dorada y de ojos particulares que la había acompañado en su llanto la noche anterior- parece que las aves no son buenas para guardar secretos.
- Rashta solo quiere ser su amiga ¿Por qué aquí todos son tan malos con Rashta? -Los ojos de la albina empezaron a lagrimear y sin mas su llanto se escucho sacando de casillas a la chica-
- LEONOR!!! -aquel grito hizo que todos los presentes retrocedieran asustados exceptuando a tres- ¿Por qué Rashta esta llorando? ¿Qué le hiciste?
- Yo no le hice nada su majestad, la señorita aquí presente vino a mi diciendo que le diera algunas de mis prendas y joyas como regalo a lo cual me negué y empezó a llorar -suspiro cansada de la misma rutina- si desea le enviare prendas y joyas nuevas solo para Lady Rashta
Eso pareció calmar al emperador, si bien no podía obligar a que su hermana le diera de sus propias cosas el que ella se ofreciera para regalarle era un ganar - ganar para todos, para todos excepto para una persona.
- Señorita Rashta ¿Qué esta haciendo con mi vestido puesto? -la pelinegra que se encontraba agotada solo quería ir feliz a su cuarto- ¿Las joyas que lleva son mías también?
- No es cierto, esos son regalos que usted misma le dio a Rashta -La albina se veía como si enserio fuera a llorar otra vez- No debe acusar a Rashta de ladrona!
- ¿De que estas...? -LEONOR!! ese grito le hizo comprender todo- Saludos a su majestad Imperial
- ¿Otra vez causando problemas? -¿problemas? ¿yo?- Ahora en que molestas a Rashta -¿ni siquiera sabia lo que pasaba y ya le estaba gritando?-
- Su majestad! La princesa acuso a Rashta de ladrona delante de todos los presentes! -¿que? ella solo pregunto si eran sus cosas-
- Eso no es verdad Lady Rashta yo solo estaba preguntando si ese era... -!ZAS¡ Todos los presentes vieron con horror la escena frente a ellos-
-Princesa! -el grito de la emperatriz asusto a todos los presentes, Navier, quien venia dando un recorrido por el palacio vio como su esposo había alzado la mano a su propia hermana lanzándola al piso con una cachetada y por si no fuera suficiente el guardia personal sostenía la punta de su espada en el cuello del emperador y este no era defendido ni por sus propios guardias pues todos lo veían con terror y enfado-
- ¿Qué tu vas hacer que? -el hombre la veía confundido y molesto- Estas loca, no obtendrás el permiso así que vete y déjame trabajar
- Pero hermano, ¿Quién te dijo que yo necesito tu permiso? -la sonrisa burlona en la cara de la chica era evidente- Solo te estoy avisando, voy a usar la ultima voluntad que padre me dejo en tu contra.
- Cuñada ¿Es cierto los rumores? -La emperatriz se encontraba curiosa ante la situación por lo que fue directamente con la chica- ¿Tu enserio tendrás...?
- ¿Consortes? Eso es cierto -la sonrisa en la chica era evidente- Tendré un harén de 4 por lo menos
