mi mafiosa favorita (Jenlisa G!p)

cap 5

La noche había transcurrido bien para ambas mujeres. Al despertar Lisa sentía que estaba siendo torturada. Jennie no dejaba de moverse, tanto así que su cuerpo reaccionaba con una erección. Ningún pensamiento feo o intento para que se detenga funcionó. La odiaba por hacerle eso, se odiaba a sí misma por no controlarlo. Odiaba tanto esa parte de su cuerpo que deseaba que desaparezca.

—deja de moverte— sentencia con voz rasposa y profunda.

Jennie siente un escalofrío recorrerle la columna al escucharla. Voltea y la mira, tiene los ojos cerrados como si estuviera durmiendo. La observa, lentamente baja hasta ese sexy lunar que adorna el cuello de la rubia, escucha la respiración cada vez más agitada de la rubia. Lentamente se acerca un poco más, Lisa retrocede volviendo a poner distancia.

—no te acerques... — no abre los ojos porque está luchando internamente con su cuerpo.

Otro escalofrío aprisiona a la castaña. Se muerde el labio inferior sin dejar de verla, se concentra en los labios carnosos y en ese mechón que cae de forma desprolija, justo por encima del flequillo. La tentación es grande, su mano se mueve por voluntad propia para despejar ese mechón. Cuando lo hace siente el cuerpo de Lisa tensarse, eso no la detiene,  hace contacto con la piel del rostro, dejando una caricia que la obliga a  abrir los ojos y descubrir esa mirada profunda.

—detente— pide Lisa, ya no suena demandante, parece estar sufriendo.

Lo piensa y no puede, su necesidad es más grande así que continúa pasando su mano por el perfecto rostro de su captora.

Tiene como respuesta la mano de la rubia haciendo presión sobre la de ella y quitándola despacio.
Se miran, destilan fuego, ambas se sienten débiles y ambas creen que lo mejor es detenerse, sin embargo, no lo hacen.

—te dejaré ir si te detienes — suplica al ver las pupilas dilatadas de la castaña.

Jennie se detiene, solo porque está mostrando debilidad.  Lisa se arrepiente de inmediato, claramente no la dejará ir. Pero Jennie lo sabe, ni con todas las súplicas anteriores logró que la dejara libre, mucho menos por  detener lo que sea que esté pasando.

Con esa idea en mente se acerca  sin dejar de verla a los ojos, cree ver miedo en los ojos de Lisa, por primera vez, pero ahí está.

Los labios carnosos piden ser besados, ella quiere besarlos. Lo hace, la besa sin ser correspondida por unos segundos, pero luego termina debajo de la rubia por un ágil movimiento que logra hacerle escapar un gemido. Lisa la mira desde arriba, quieta y sigilosa como si estuviera atrapando a su presa. Aún así Jennie no deja que la someta, tira de ella para volver a besarla. Está vez si es correspondida de forma apasionada y brusca, algo torpe pero exquisita. Se remueve un poco para no sentirse atrapada, Lisa la detiene obligándola a mantenerse en el mismo lugar.

La rubia baja hasta que sus cuerpos chocan y esa erección que está doliendo choca con la intimidad de Jennie. La castaña ahoga un gemido en ese beso, Lisa tiembla en respuesta.

Para Lisa ya no es una tortura que la somete   sintiéndose miserable, lo que siente es una tortura placentera que exige ser atendida. Por primera vez en todo este tiempo ha experimentado las ganas de querer escabullirse hasta estar dentro de alguien, o más bien de Jennie. Está cegada, ambas lo están así que rompe la  playera que está utilizando la castaña, no lleva corpiño así que sus pechos están al aire. Los ataca con la boca haciendo gemir más fuerte a la mujer. Jennie le clava las uñas en los brazos mientras arquea la espalda. Se remueve hasta conseguir que sus manos se inmiscuyan dentro de la playera de rubia. La ayuda a quitársela cómo pueden, luego baja su mano para tomar el miembro de la rubia para masturbarla.

Lisa gruñe, la sensación es nueva y quiere más. No recuerda nada de lo que la perturba, solo se deja llevar. La castaña nota que Lisa dejó de moverse, ella también quiere sentirse bien así que la suelta. Se quita los shorts junto con la ropa interior esperando que la rubia haga el siguiente movimiento pero solo la mira intentado controlar la respiración.