capitulo 4

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Lisa regresa al baño con ropa para la castaña. Solo es algo de ropa interior, una camiseta y unos shorts pero son suficientes para que deje de estar mojada. Al entrar la encuentran revisando los moratones del rostro y siente culpa por haberlos provocando. No deja que Jennie lo noté y se limita a apoyar la ropa en el lavabo.

—puedes cambiarte aquí— Jennie asiente y toma toda la ropa mientras la rubia sale y cierra la puerta.

Intenta quitarse el vestido pero no puede bajar el cierre así que con algo de duda decide  buscar a Lisa para que la ayude. Abre la puerta y se arrepiente de inmediato, la rubia estaba desnuda, cambiándose y está muy segura de que vio que tenía un miembro reproductor masculino. Aunque Lisa se haya cubierto muy rápido, ella lo vio y se quedó dura, no podía moverse y la mirada de odio que le dedicaba la rubia lo empeoraba todo.

—¿No puedes hacer nada bien? ¿Por qué abriste la puerta?— nuevamente se encontraba gritando y Jennie seguía sin poder moverse — ¿Eres idiota? Responde...— caminó hasta ella y fue cuando Jennie notó que había algo roto dentro de Lisa — ¡Responde!— no grita pero es tan autoritaria que hace dar un pequeño brinco a la castaña.

—el cierre está atorado y no podía bajarlo— dice cubriéndose el rostro con sus brazos — solo quería que me ayudes—el estómago de Lisa se revuelve al notar que Jennie tiene miedo de que la golpee, solo una vez lo hizo intencionalmente pero sabía que la castaña no lo veía así.

—te ayudaré — dice más calmada y roja porque han visto una parte de ella que detesta — lo que viste, yo… — suspira porque no sabe cómo continuar y tampoco sabe porqué quiere darle una explicación.

—esta bien, solo ayúdame con el vestido — pide para tranquilidad de la rubia.

Jennie se voltea y Lisa ajusta su toalla para poder usar las dos manos al abrir el vestido. Mientras el zipper del vestido se desliza, la piel de la castaña comienza a aparecer. Lisa traga duro mientras continúa bajando hasta la espalda baja, su cuerpo comienza a reaccionar y tiene impulsos que intentan obligarla a caer en algo que no quiere.

Retrocede y vuelve a tomar la toalla para disimular la semi erección que tiene. Jennie voltea mientras sostiene el vestido que está flojo en ciertos lugares. Todo se vuelve más complicado para Lisa así que desvía la  mirada e intenta parecer imperturbable.

—gracias— escucha antes de que la puerta del baño vuelva a cerrarse con la castaña dentro.

Voltea a ver su ropa y rápidamente la toma para cambiarse antes de que Jennie salga del baño. Disimula la reacción de su cuerpo con una sudadera grande. No sabe que más hacer y tocarse tampoco es una opción. Para cuando Jennie sale se siente un poco menos insegura pero cuando se acerca a ella nuevamente, le resulta imposible no ver lo mucho que la ha lastimado en el rostro.

—lo siento, no quería hacerte daño— insiste, pero la castaña solo asiente sin decir nada — no intentaba golpearte, no puedo controlarme— intenta comenzar a explicar su posición pero no puede terminar.

—¿Por qué no? No puedo creerte— dice de modo prepotente la castaña, está lista para otra batalla y no le importa que la vuelvan a golpear—  me tienes secuestrada y cada vez que algo te molesta me agredes— levanta el tono de voz — te odio y quiero irme de aquí — no puede soportar más la presión y comienza a llorar.

—no te dejaré ir así que mejor acostúmbrate a estar aquí — Lisa se acuesta en la cama mientras la observa llorar.

No le afecta mucho pero le gustaría que no lo hiciera. Se limita a observarla usando su ropa. Es una belleza, muy sexy y sabe que si no detiene todo, será peor para ella. Dejar que una mujer la atrape sería tonto, su aunque ninguna mujer jamás le había interesado del modo en que lo hace la castaña.

—lárgate de mí habitación si vas a llorar —le dice como advertencia pero la castaña no mueve un pelo — no vas a convencerme si lloras— confiesa porque nunca nadie ha logrado nada al llorar frente a ella.

—¿Entonces que quieres para dejarme volver a casa?— un pensamiento inapropiado pasa por su mente y se ruboriza.

—nada— responde para disimular — además ya te dije que tu padre es un maldito asqueroso ¿Por qué quieres regresar con él?— pregunta porque en serio no puede comprenderla.

—porque no te creo nada, mí padre no hace eso que tu dices— ni siquiera puede pronunciarlo — eres una mentirosa— Lisa se levanta de la cama y la toma del brazo.

—lo haré despacio está vez— dice sarcásticamente— ven y dime si no es tu padre el de las fotos— la lleva hasta la cómoda donde saca aproximadamente diez fotos.

Jennie las mira bien y reconoce a su padre, el hombre que sujeta a mujeres que parecen estar sufriendo pero que no muestra ni un poco de empatía con ellas. Le cuesta creer que están hablando del mismo hombre pero lo está viendo con sus propios ojos. Solo puedo ver tres porque cada una es peor que la anterior y su estomago no es tan fuerte como para tolerarlo.

—te lo dije— comienza a decir Lisa— él te entregó para que mí hermana no lo golpee pero le fue peor por tomar esa decisión— confiesa sin remordimientos.

—¿Por qué me trajiste? ¿Tú eres una de esas…— no quiere decirlo y se cubre el cuerpo tanto como puede.

—no, ni mí hermana ni yo podríamos hacer algo así— se mira su propio cuerpo — además, tú me viste, no es algo con lo que me sentiría cómoda—Jennie se  deja caer en el piso y Lisa se dirige nuevamente a su cama —estas segura aquí y debe ser suficiente para ti porque no tendrás nada más — asegura para evitar que no vuelva a insistir con lo mismo.

Acaba de revelar una parte que solo su hermana y sus padres han conocido.

Jennie asiente, no tiene fuerzas para seguir discutiendo después de ver las fotos de su padre. Observa la habitación de la rubia y vuelve a ponerse de pie, no quiere seguir allí ni un segundo más. Lisa la deja marcharse, no le importa lo que haga así que opta por acomodarse en la cama y dormir.

Está a punto de quedarse dormida cuando escucha unos gritos que reconoce de inmediato. Piensa que es una chica molesta e idiota por intentar escapar de su casa cuando tiene a tantas personas vigilando pero su pensamiento cambia al escucha el terror en la voz de la castaña.

—¡Lisa!— grita pero parece que alguien le cubre la boca.

Da un brinco, solo fue un sueño. Se había dormido, aún así quiere corroborarlo. Camina rápidamente hasta la habitación de la castaña, lleva su arma en la mano y entra sin previo aviso. Jennie estaba curando sus moratones con lo que le había recetado el medico. La culpa  invade a Lisa, ella provocó eso, así que se acerca lentamente para ayudarla.

Jennie no discute, la deja hacer lo que quiere porque siempre que lucha, termina peor de lo que comienza.

Después de considerar que todo está bien se pone de pie y le sujeta la mano.  Sus latidos se vuelven rápido después del susto que tuvo a causa del sueño.

—dormirás conmigo — informa, la castaña retira su mano como si le quemara — no tienes opción — vuelve a tomarle la mano suavemente para dejar de lastimarla.

—dijiste que no haces esas cosas —
Comenta la castaña, está preocupada por lo que pueda hacerle.

—no sucederá nada, solo quiero asegurarme que estas bien — se encuentra hablando suave e intentado tranquilizarla.

Podría ser nuevo, aunque en realidad todo lo es. Esa castaña está modificando todo, la hace explotar, hace cosas que no quiere. Sin embargo cada vez que busca una razón para dejarla ir se encuentra contradiciendo sus propios argumentos para evitarlo.

Jennie la mira buscando una pizca de mentira para huir, no hay nada, le cree. Se pone de pie para dejarse guiar hasta la habitación en la que estuvo hace menos de una hora.

—¿Por qué me trajiste? Antes querías que me vaya — pregunta Jennie y Lisa la acompaña hasta la cama.

—tuve un mal sueño— se limita a responder después de apagar la luz.

Era extraño tener a alguien en su cama. Jamás había estando allí nadie que no fuera alguno de sus padres intentando consolarla por las noches, justo cuando recordaba lo que aquel hombre que la secuestro cuando tenía doce años intentó hacerle. Además de como la expuso ante todo el mundo después de notar su condición.

Solo tenía doce años en ese momento. Su padre la había llevado al campo de golf como cada fin de semana, la diferencia fue que en un momento de distracción se alejó para hablar con un hombre que sostenía un perrito de los que a ella tanto le gustaban.  No sabía que era una trampa, una emboscada para meterla en un automóvil y conducir a máxima velocidad.

Recuerda que el hombre le dijo que solo quería dinero, y,  que cuando su padre pagara la dejaría libre. Sin amargo después de unas horas comenzó a comportarse extraño hasta lanzarse sobre ella.

Recuerda le bajó los pantalones pero se detuvo al verla. Con una expresión de asco se alejó propinándole una patada que le quebró una de sus costillas.

La llamó fenómeno y muchas otras cosas más. Le dijo que no merecía vivir así que haría algo bueno por ella y la mataría. Sí su padre no hubiera llegado en ese instante no seguiría con vida. Él la ayudó a vestirse, la abrazó y luego la llevó con el tipo que la encerró. El tipo gritaba a los cuatro vientos que era una asquerosa, que deberían matarla.

Puedes salir de aquí como una víctima o puedes  haciéndole saber al mundo, que no deben meterse contigo” le dijo sosteniendo un cuchillo en su mano. No lo pensó mucho, quería que ese hombre se calle de una vez así que lo atacó salvajemente hasta quitarle el aliento, sus manos, su rostro, su ropa y todo de ella, se mancharon de sangre, desde ese momento le da asco ver ese fluido.

Dejando esos recuerdos de lado vuelve a dejarse vencer por el sueño. Con la castaña  segura en su habitación, le resulta más sencillo recobrar la tranquilad.













La tensión que se cargan estas dos.

mi mafiosa favorita (Jenlisa G!p)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें