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Lo juro

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Lo juro. Tuve que leer dos veces la maldita tarjeta de presentación para verificar si había escuchado y leído bien.

Lamentablemente, fue así.

Samuel K.

Director General de Grupo K.

El Grupo K. tiene a su disposición un montón de empresas y acuerdos en diferentes rubros, pero la más importante y por la que destaca en el ámbito de construcción. No por nada, prácticamente, son dueños de gran parte de Ciudad K. (Vaya, muchas "K" en todo esto.)

No podría olvidar jamás como en el curso de inducción, cuando trabajé como intendente, nos contaron la historia del "héroe" fundador, el abuelo de este hombre frente a mí, y ahora sé que de Aurora también.

—¿Sabrás a donde se ha ido? —me pregunta con bastante tranquilidad.

Vaya que impone este sujeto. Es bastante elegante considerando que yo voy en sudadera y ropa muy casual.

—No, lo lamento.

En realidad, me hago una idea. Sin embargo, por la manera en que Aurora huyó y por las pocas veces que se ha referido a su hermano, supongo que no será nada bueno.

—De acuerdo —lo escuchó murmurar antes de dirigirse una vez más a mí—. De causalidad, ¿Eres el hombre que golpeó a mi mejor amigo, Boran L.?

Oh, mierda. Conoce a ese imbécil.

—Sí, ¿Por qué? —preguntó con los ojos entre cerrados y firme.

Se lo merecía y, si es necesario, también golpearé a este.

—Por favor, cuando regrese, dile que me urge hablar con ella lo más pronto posible. —Se aleja de mí y va hacia las escaleras—. Estaré unos días en la ciudad en el Hotel R-Inn y no me iré sin ella esta vez. Ya basta de juegos con ella.

Samuel baja por las escaleras, bastante calmado. Pensé que sería como en las películas que traen a un montón de guardaespaldas, pero solo es él. Desde la media barda, puedo ver como toma un taxi frente al edificio. Ni siquiera trajo algún chofer. Supongo que no quería que ella lo reconociera.

Hablando de ella, tengo que ir a donde creo que fue.

. *: ☆ : * .

Entro al departamento de Julieta, ella me abre y efectivamente, Aurora está aquí, llorando en la sala.

—Ya me ha explicado un poco que ha pasado —dice Julieta.

—¿Qué te dijo mi hermano? —pregunta mientras sigue sollozando.

—Me dio su tarjeta y me pidió que te dijera que tiene que hablar contigo, que no se irá sin ti.

—¡No me importa! ¡No voy a ir con él! —grita y sigue llorando.

Julieta se le acerca rápidamente con una caja de pañuelos.

—Vale, nadie te va a obligar. —Me acerco a ella, sentándome a su lado—. Pero me gustaría saber qué pasa entre ustedes, ¿Cómo puedo ayudarte?

Aurora se queda pensativa, mirándonos a los dos, pero de inmediato vuelve a bajar la cabeza con bastante tristeza.

—Es difícil de explicarlo, nadie lo llegó a entender, ni siquiera Jenna. —Se recargó en Julieta, que estaba sentada a su otro lado—. ¿Puedo quedarme aquí esta noche? No quiero estar ahí y qué él vuelva.

—Claro, por mí no hay problema.

Quería seguir insistiendo, pero si Aurora era tan terca con cosas más simples, seguramente con esto sería doblemente peor.

Luego de un rato en ayudarle a Julieta a preparar la cena y comer con ellas, regreso a mi hogar por fin. Quisiera sentarme tranquilamente, pero estoy tan lleno de dudas y preocupado que no puedo relajarme ahora. De mi bolsillo, saco la tarjeta de presentación y la miro una vez más.

Entonces algo se me ilumina.

Quizás de aquí pueda saber algo.

Saco mi celular y llamo, no tardan mucho en contestarme del otro lado.

—Buenas noches, soy el hombre con el que habló esta tarde. —Hablo con la mayor seguridad posible—. Si no le molesta, quisiera hablar con usted mañana sobre lo que quiera con Aurora.

 Si no le molesta, quisiera hablar con usted mañana sobre lo que quiera con Aurora

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El vecino del K-9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora