Capítulo 24

21 14 37
                                    

Llegando al Aeropuerto Internacional de Haneda-Tokio, los agentes recibieron un mensaje de parte del comandante Rhodes

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Llegando al Aeropuerto Internacional de Haneda-Tokio, los agentes recibieron un mensaje de parte del comandante Rhodes. La misión en Venecia resultó exitosa y consiguieron la copa, por lo que regresarían a Rumanía. John decidió que sería mejor ir a Atenas por su cuenta. Según el diario, ningún Lunar podría localizar la copa faltante, puesto que únicamente un hijo de Dimitric van Vonter daría con su paradero.

Llegando a Atenas, SOIS le entregó un velero. Fue así como el vampiro navegó hacia el sur buscando el mar Egeo. A simple vista para un humano común se trataba de una masa oceánica, pero John distinguió un sello dorado perteneciente a Dimitric van Vonter: dos lunas menguantes dándose la espalda y en medio, una rosa simulando a una mariposa. Según lo que Marcus Oras le contó, Dimitric eligió las lunas como simbología de sus hermanos Claude y Jonathan; mientras que la rosa era en referencia a su gran amor, Clementika. A pesar de la gran disputa, Dimitric nunca dejó de amar a su hermano.

John atravesó el campo de energía que proyectaba el sello y condujo el velero hasta la orilla de una isla conformada por una montaña. No había vegetación, solamente una escalinata de más de doscientas gradas hasta la cima. John subió unas cuántas escaleras para apreciar la vista. A la distancia divisó algunas islas que había dejado atrás. Por un momento, sintió que sus amigos debían acompañarlo, aunque solo fuera para apreciar la belleza de un mar que no intentara matarlos. Llegando a la cima encontró la cueva que mencionaba el diario, con una grieta que funcionaba de entrada. Continuó su trayecto en la grieta que resultaba un poco incómoda de avanzar debido a su angosto camino.

Llegó a un espacio con paredes rocosas iluminadas con antorchas; mientras que el suelo, cubierto de agua en la cual pudo verse reflejado. No había nada que destacara. Ni cofres, ni puertas u otro pasadizo. Se rascó la cabeza con frustración. Caminó hasta el centro y se detuvo a ver su reflejo. Ya no se encontraba él solo, sino que lo acompañaban una versión suya pequeño y su versión Berseker. Uno a cada lado. Lo observaban fijamente. John se dio la vuelta, pero no tenía a nadie detrás.

— ¿Qué es esto? — preguntó saltando en el reflejo para desaparecerlo, pero pronto volvió a aparecer—. ¿Me llevarán al tesoro?

Sus versiones se negaron moviendo la cabeza.

— Entonces, ¿qué quieren que haga? —preguntó.

— Abrazar a tu destino, John—contestó la voz de una mujer.

John sacó una daga y dio vueltas para encontrar a la mujer.

—No tienes por qué hacerlo—le contestó la mujer reflejada en el agua. Era de estatura pequeña, cabello lacio y de color negro que caía hasta los hombros. Su cuerpo brillaba de un tono dorado—. Supongo que no te acuerdas quién soy.

—¿Mamá?

—Han pasado siglos—dijo la mujer conteniendo la risa ante la reacción del vampiro—. Soy la mujer que te ayudó a traer al mundo, Ofelia Strauss o al menos soy una parte que aún reside en ti.

Ritual de sangre #PGP2024Where stories live. Discover now