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Ellery Guzmán y Marcos Castro


Después de largo y pesado viaje, el jet de la Guzmán se encontraba aterrizando en tierras americanas.

Por primera vez, desde que tiene uso de razón, estaba sola en Estados Unidos, se trataba de una visita especial, sólo para ver a su padre después de tres largos meses, pues eran escasas las veces que ella podía ir a la visita, debido a que ninguna persona, a parte de sus tres hermanos mayores, sabían de su existencia.

Todos sus acompañantes regresaron a México, junto con Ralph, de quien Enrique cuidaría en la ausencia de su amiga, de los cuales sólo serían tres días.

Después de agradecerle al piloto, ella se encargó personalmente de bajar las maletas del jet y subirlas al automóvil que la esperaba, siendo recibida por el cálido clima de Colorado.

«¿Qué le diré a mi papá si me pregunta por Paolo?» Fue la primera pregunta que abarcó su mente en cuanto comenzó a conducir.

No mentiría, tenía miedo de lo que pasara si Iván se enteraba, su padre no puede hacer algo, personalmente, pero, aún, así, encuentra la forma de acabar con algo que le molesta, y esta vez, tal vez no sería la excepción, menos cuando se trataba de su hija pequeña.

Al llegar al hotel en el que se pensaba hospedar, se registró y a los veinticinco minutos ya se encontraba subiendo a su habitación correspondiente.

Su celular no tardó en hacerse sonar, así, que lo atendió.

—Bueno.

—¿Ellery Guzmán?

—Soy yo ¿Quién habla? —inquirió al no reconocer la voz.

Me llamo Mario, el abogado defensor del caso de tu padre.

—Claro, una pregunta, sin ofender ¿Quién le dio mi número?

Uno de sus hermanos. Me comunicaron que ya se encuentra aquí en colorado.

—Sí, así es —respondió saliendo del ascensor con sus maletas.

Mañana a las tres de la tarde es la visita de su padre, pero tenemos que estar ahí quince o veinte minutos antes. Para que llegue a tiempo.

—Claro que sí ¿En la entrada principal?

Sí, y disculpe la molestia.

—No hay nada porqué disculparse usted solo hace su trabajo.

Le agradezco que lo entienda. Hasta mañana.

Claro —respondió ella, cortando la llamada.

Soltó un suspiro de cansancio al estar frente a la puerta de la habitación que sería suya durante tres días o tal vez menos, abrió la puerta y se adentró con su maletas.

Caminó hasta su piltra y se dejó caer, para después cerrar sus párpados.

Una chica de tan solo 20 años, siendo seguida por el hijo de un hombre perteneciente a un cartel, y, a la vez, siendo traicionada por su figura paterna. No era nada lindo.

Últimamente Ellery deseaba que existiera un botón con el que pudiera resetear su vida, por completo, dandole una desenlace diferente, queriendo regresar a cuando sólo era una niña, sin preocupaciones, donde su única preocupación era qué dulce comer, disfrutar de su familia que se caía poco a poco, quería que su vida fuera totalmente distinta, si pudiera intercambiar todos sus millones, empresas, vehículos y propiedades, para poder estar con su familia completa, lo haría sin pensarlo dos veces, incluso arriesgaría todo con tal de ver dos minutos a su difunta madre.

Qᴜɪᴇʀᴏ ᴜɴ ғᴜᴛᴜʀᴏ ᴊᴜɴᴛᴏs... 𝑀𝑇Where stories live. Discover now