TREINTA Y DOS

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Regresé a la escuela y recibí mis clases como si nada hubiera pasado. Sé que muchos me miraban pero ahora no era solo por el video, también era por el golpe que mandó a Matt a la enfermería.

De repente pasé de ser la cerebrito virgen con problemas familiares y un historial suicida a ser la chica que podría asesinarte con un lápiz, bueno eso escuché cerca de mi casillero. No creo que sea improbable asesinar a alguien de esa forma pero al menos yo no podría hacerlo, ese golpe es el límite de mis actos violentos.

Por suerte Conrad estaba tan cerca de mí como le era posible. Aun no tenemos clases juntos, hasta las últimas dos pero no importa, saber que está ahí para mí es suficiente.

A la hora de almuerzo le dije a Conrad por medio de un mensaje que iría con Charlie pero él no estaba donde siempre me esperaba. Consideré visitar a Mirna pero seguro me daría un sermón en contra de la violencia.

Me quedé dando vueltas por los pasillos vacíos hasta el momento de regresar. Pensé que el director me llamaría en algún momento a su oficina pero eso nunca pasó, seguramente nadie fue a acusarme de nada y Matt no fue a hablar con él, quizás porque sabía que se lo merecía. O quizás por vergüenza que una chica lo golpeó.

Después del almuerzo tenía clase con Matt pero creo que tuvo que ir al hospital así que por suerte no estará aquí. Era la clase de química y nuestra nueva profesora una mujer de ojos verdes y piel morena, nos pidió que hiciéramos parejas para trabajar.

No me gusta trabajar en parejas y siempre evito hacerlo. Son tantas las razones pero la principal es el evidente hecho que no tengo amigos y tampoco quiero hacer amigos. Ahora menos, luego que casi todos se estuvieran y estén burlándose a mis espaldas. ¿Por qué no nos pueden dejar hacer las asignaturas sin nadie más?

Claramente no tenía pareja así que me quedé en el escritorio, pasando las hojas de mi cuaderno en blanco esperando que la profesora me preguntara sobre mi pareja y le diría que trabajaré sola.

Sin embargo.

Jessica, la chica que nos encontramos con Conrad en el centro comercial, se sienta a mi lado, en el escritorio que se supone Matt ocupa por costumbre pero que ha dejado vacío por hoy.

Me quedo un poco sorprendida y por un segundo mi cuerpo se tensa ante la idea de ella comenzando a hacer algún comentario hiriente. Tiene material para molestarme y puede que lo haga, según dijo Conrad, no debo confiar en ellos, los populares.

Aunque trato que nada me afecte y que los comentarios de las personas no me lastimen, no soy la más feliz lidiando con esta situación ahora mismo.

Ella se inclina. — ¿Puedo ser tu pareja?

Jessica se ve como si la acabaran de sacar de una publicación en Instagram de alguna página sobre moda. Tan combinada, todo se le ve perfecto. El cabello, las uñas, el maquillaje. No tengo idea cuanto tiempo le ha de tomar en la mañana para lucir así.

No sé si esto es parte de una broma o para burlarse de mí. Muevo mi rostro hacia el resto de mis compañeros para verificar que ninguno esté esperando reírse de mí pero todos están hablando entre ellos y no parecen interesados en mí.

Tomo aire. — ¿Por qué?

No tiene sentido que me hable y mucho menos después de lo que pasó con ese video. Además, jamás me había hablado en la escuela. ¿Por qué de repente quiere hacerlo?

Ella me da media sonrisa. —Porque me caes bien —sonríe completamente—. Ósea, desde el centro comercial me caíste bien, siento que podemos ser amigas.

UN CASO PERDIDOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant