VEINTIDOS

16 1 0
                                    


Durante la iglesia Conrad trataba de no moverse, incluso parecía que aguantaba la respiración.

Yo me mordía el labio para evitar reír. Él tenía las piernas juntas y las manos entrelazadas sobre su regazo. Al principio parecía nervioso pero eventualmente se relajó y casi al final cuando voltee a verlo, él estaba concentrado en lo que decía el Pastor.

Los minutos pasaron y es hora de marcharse.

Salimos y volteo: — ¿Qué te pareció? —Pregunto recogiendo mi cabello con una coleta negra que llevaba en la muñeca. En la otra llevo la pulsera que Conrad me regaló ayer.

Él asiente y mira hacia la iglesia. —Supongo que no fue tan malo como pensaba.

—Me sorprende que no te quemaras. La próxima te llevaré a una iglesia católica para un exorcismo. —Bromeo.

En ese momento un hombre de unos cuarenta años con una camiseta color mostaza y un pantalón café se acerca a nosotros. Lleva varios panfletos y nos saluda con una sonrisa. —Hola chicos, mi nombre es Justin Van Stonher y quería invitarlos a las reuniones que tenemos los sábados por las tardes y por las mañanas, es un servicio dedicado para jóvenes —nos extiende a cada uno un panfleto azul—. También tenemos consejería y más actividades. Espero puedan venir.

Yo le muestro una sonrisa por cortesía pero doblo el panfleto sin siquiera verlo. Honestamente, no me gustaría hacer nada de eso.

Justin se aleja y se acerca con otras personas que parecen de nuestra edad. Siempre con una sonrisa extiende el panfleto y estrecha manos como un candidato presidencial.

Conrad le echa una mirada rápida y lo guarda en su bolsillo trasero.

—Debí preguntarle si hacían exorcismos —hago un puchero.

Él rueda los ojos. —Me alegra que te diviertas —peina con sus dedos el cabello que el aire ha desordenado—. Entonces, ahora vamos a comer.

Asiento. —Vamos a la plaza, quiero comprar unos libros.

Él me hace una seña y caminamos hacia su auto.

Adentro, él enciende el aire acondicionado y conecta su teléfono con su radio para poner música. Me da curiosidad que tipo de música escucha, casi siempre maneja sin música o con una estación de radio, pregunto: — ¿No eres de esos que escuchan rap, verdad?

Agradezco que él tenga auto y ahora básicamente es mi chofer personal. Sé que debería tomar clases para aprender a conducir pero no he tenido ganas y estoy aprovechando a Conrad tanto como sea posible. Me ahorra dinero de taxis y "Ubers"

Sonríe de lado mientras sigue buscando en su teléfono. —La verdad, si me gustan unas canciones de rap —él comienza a reproducir una canción pero la cambia—. Escucho de todo —deja que se reproduzca de pop con una voz femenina—. Como esto.

La verdad, la canción me gusta. La voz de la cantante es bonita, la melodía me da la sensación de una de esas películas de acción y romance. — ¿Quién es? —pregunto refiriéndome a la cantante.

Él me da su teléfono y leo "ALMA" y la canción se llama "Stay All Night" la apunto mentalmente para agregarla después a mi propia lista de reproducción. Él enciende el auto y comienza a conducir.

Mientras tanto, canta la canción en bajo. No puedo escucharlo muy bien pero no canta nada mal. —Pensaba que pondrías un trap o algo así.

Él sonríe sin quitar la mirada de la calle. —No te confundas, me gusta también el trap y el rap y todo eso pero escucho de todo. Esta canción ha estado en bucle desde que la escuché. Es adictiva —cuando el semáforo se pone en rojo, él gira para verme y decir: —Más por la letra.

UN CASO PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora