Capítulo 53: El Edificio Central

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Nota: este capítulo puede ser interpretado como el último, pero en realidad no, hay muchos más, sin embargo, este es el “Final” de los sucesos de la guerra contra Lucas y Ana, desde el principio de la historia imagine este final y no puedo creer que si se diera, después de tanto tiempo. Así que esperó les guste, esperó no haber hecho nada malo o que no sea entretenido, así me lo imaginé y así se quedará. Gracias ;)

Un narrador omnisciente es un narrador en tercera persona que nos cuenta una historia desde un papel de demiurgo, es decir, es un narrador que conoce todas las acciones pasadas, presentes y futuras de todos los personajes, así como sus pensamientos y sus deseos más íntimos.

Narrador omnisciente:


Desde el más mínimo insulto en un niño hasta el más grande golpe en la cara, puede llegar a contruír un verdadero monstruo en el que pronto, tu, serás víctima. Un monstruo de carne de hueso, uno real, uno dañado y sucio por dentro, pero lindo y encantador por fuera. Creer que estás personas tendrían un final feliz, solo pasaría en una película de Disney, en la vida real o en alguna que otra historia, ese relato queda ausente y se convierte en una fantasía cuando las cosas solo quieren empeorar. Pero...

¿Quienes eran realmente los villanos?

¿Por qué creímos que eran ellos y no vimos quienes eran realmente los culpables?

Tener una mente brillante, quizás no era suficiente para aquellos que querían hacer el bien. Había algo que faltaba en cada de uno de ellos.

En el edificio central de San Diego, una pelea estaba por ser desatada, mientras unos peleaban con armas y  luchaban por desactivar aquellos explosivos que destruirían toda la cuidad. Otros se jugaban con la vida y la muerte en la azotea, desenvolviendo pasados y secretos aún sin resolver.

—¡Mariana! —Quien había gritando era Daniel, una persona muy importante en todo esto, una que estaba al borde del colapso, al borde de la locura, todo había valido un pepino luego de aquello... de dónde logró salir —Si te atreves a saltar, tu hermana morirá.

Ana (o como se hacía llamar) no pudo evitar reaccionar, por qué claro, ella sabía de quién hablaba. Se dió la vuelta inmediatamente, con las lágrimas aún cayendo por sus mejillas y la mandíbula apretada. Miró a Daniel y luego su vista se deslizó hacia el arma en su mano y luego a ella. Creyó que nunca la iba a volver a ver, creyó que ya eso había quedado en el olvido, que su hermana ya no tenía por qué ser parte de su vida ni mucho menos ella de la suya, pero ahí estaban, el destino las había juntado de nuevo o quizás ese destinó tenía un nombre y ese era: Daniel.

—¡Suéltala ahora! —Grito con fuerza. Al mismo tiempo que trataba de contener su respiración acelerada. Tuvo miedo, tuvo mucho mucho miedo y eso era innegable.

—Daniel... ¿Que...? —Eddi era quien más impactado estaba, no solo de ver a Daniel vivo, luego de que creyó todo lo contrario, sino también de ver cómo estaba jugando con la vida de su mejor amiga, de ver cómo la estaba aprisionando con un arma en la cabeza. El quizás pensó que esto era una mentira, que en verdad el no la iba a asesinar, quizás solo la estaba usando para que Ana no saltará... ¿Verdad? 

—Alejate del borde... —Volvio a gritar Daniel, poniendo más atención a Ana que a su compañero —¡Alejate si quieres que tu hermana siga viva! ¿O que? ¿Ya no la quieres? ¿Ya no sientes ni una pizca de compasión por ella? Dime... ¿Aún queda algo de amor en ese corazón vacío que tienes?

Ana sintió un remolino de emociones en su estómago al escuchar esas palabras, miró a su hermana y las dos hicieron contacto visual y se sintió diferente para ambas, por qué ahora las dos estaban enteradas de quienes eran. Luego de estar tanto tiempo juntas pero al mismo tiempo separadas.

Jaque Mate [El Juego Final] ©Место, где живут истории. Откройте их для себя