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8 de noviembre, 2038.

15:54 p.m.

Juliette



Al abrir la puerta de la azotea frente a mí, el frío del exterior me envuelve en un simple instante. Suspiro para mí misma, arrepintiéndome al instante de estar ahí para no enfrentar mi maldito orgullo. 

Tal vez no haya sido mi más brillante día subir hasta ahí con este frío, pero si eso me mantenía lo más alejada posible del idiota de Oliver, me bastaba. 

Y bastante

Por inercia me abrazo a mí misma para generar calor corporal, avanzando con seguridad por el lugar mientras me entumezco del frío mientras la nieve no deja de caer sobre mis hombros. La azotea estaba parcialmente despejada a simple vista, solo se encontraban un par de policías en el área. Al parecer no habían encontrado mayores evidencias además de un bolso de carga donde trajeron los paracaídas y un par de armas en el suelo.

Todo estaba bastante tranquilo para haber sido una escena de escape. 

—Subteniente —uno de los oficiales a mí costado me llama. Haciéndome voltear en su dirección al instante— El perímetro está despejado. No hay ningún rastro de los divergentes.

Asiento afirmativa a sus palabras.

—Está bien. Yo... —antes de que pudiese dar la orden; inconscientemente enmudecí notando unas pisadas en el sentido contrario a las de los oficiales en el lugar junto a unas ligeras gotas de lo que parecía ser sangre azul. Intentando no llamar su atención, nuevamente alzo mi mirada hasta el hombre frente a mí— Me quedaré aquí un poco más. Ya pueden retirarse.

Siguiendo mis órdenes, asiente afirmativo dando señal inmediata a sus compañeros de abandonar la azotea. Los cuales hacen caso unísono al escucharlo. 

Cuando me cercioro de que todos han abandonado el lugar, me acerco con cierta lentitud hasta las pisadas frente a mí. Puedo asegurar que no son de ningún policía que rondaba la zona; el área parece despejada y son las únicas huellas que noto en la ligera capa de nieve que se han generado en el suelo. Sin mencionar como las pequeñas gotas de sangre azul generan un pequeño camino. 

Mi intuición es simplemente mayor a mi compostura, haciéndome seguir con lentitud el recorrido que dejan las huellas sobre la nieve, deteniéndose en lo que parece ser una compuerta de electricidad lo bastante angosta para que una persona pudiese entrar ahí. O más bien, que pudiese salir de ahí. Me detengo un instante a observar mi alrededor con atención, antes de realizar cualquier movimiento.

Al asegurarme que nadie parece estar cerca, toqué ligeramente dos veces la compuerta de metal, esperando una respuesta desde adentro de la cabina medianamente oxidada. Como era de esperar, lo único que obtengo como respuesta; es silencio. 

Con ciertas dudas, siguiendo fielmente mi sexto sentido, abro con lentitud la puerta mientras mantengo mi cuerpo pegado a la pared. Asomando ligeramente mi mirada en el interior de lo que había detrás de esa compuerta. Con la mayor precaución posible. Al hacerlo, un androide de cabello rubio que se mantenía oculto en ese lugar me apunta con un arma como acto reflejo a mi actuar, logrando que tome distancia. Por su reacción y su LED tornando a color rojo repetidas veces, puedo asegurar que es un divergente.

—¡No dispares! —alzo mis manos frente a él. Demostrándole que no estoy armada.

Me observa con una clara desconfianza de pies a cabeza, sin dejar de apuntarme en ningún solo momento, pero a pesar de eso, hace caso a mis palabras. Aún mantiene el arma en su mano, con el gatillo listo para disparar. Inconscientemente trago en seco.

failure | connor [dbh]Where stories live. Discover now