10

150 23 14
                                    

Quería descansar un momento. Necesitaba con urgencia olvidarse de todo siquiera unos segundos. 

Resopló. 

Gerard tenía que trabajar esa noche.

Cassey se había quedado en casa de Ryan porque había hablado con Lynz explicándole una supuesta enfermedad por la cual faltaría ese día al burdel, mientras que el castaño había pedido permiso en el bar para acompañarla y ver que todo estuviera en orden. Gerard se había quedado tranquilo ya que la rubia decía que se sentía mejor, pero eso no quitaba el hecho de que seguía adolorida y tenía mucho sueño. 

Ryan se comprometió en atenderla todo lo que pudiera y sólo así el esmeralda se quedó más tranquilo, pero tenía que volver a la realidad aunque se sintiera sumamente incómodo. No se había querido vestir tan extravagante esta noche, incluso había llegado algo tarde porque no quería toparse con Ary. No sabía cómo iba a reaccionar porque también estaba muy molesto, al final Cassey era más amiga de él que de ella e iba a estar de su lado. 

Había vivido muchas cosas estos días, eran muchos sentimientos que procesar. Se quedó recargado en una pared a un lado de Ámsterdam fumando varios cigarrillos viendo a la gente caminar tranquila o con prisa. Más tarde recuperaría el tiempo desperdiciado teniendo que follar con al menos seis o cinco sujetos, por lo que se estaba preparando mentalmente. Fue cuando vio a Frank, su admirador ya no tan secreto, bajarse de un auto negro algo lujoso luego de estacionarse porque ese hombre parecía tener mucho dinero. Sino, sólo le bastaba recordar la joya.

El castaño estaba llegando nuevamente al burdel por él, sería una decepción si no lo encontrara ahí dentro.

—¡Hey! —le habló desde las sombras para que volteara.

Cuando lo hizo buscó a la persona que lo había llamado y al encontrarse a Gerard alzando una mano recargado en una pared, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Se acercó.

—Hey. 

—¿A quién buscas? —preguntó intentando bromear con él. 

Frank soltó una risa viendo a Gerard expulsar el humo de su boca para después apagar el cigarrillo pisándolo en el pavimento. Se veía tan bello como siempre, pero hoy no estaba tan maquillado o al menos no como de costumbre, porque podía ver un poco de ojeras por encima de sus pómulos. Sacó nuevamente la caja para encender otro cigarrillo y le ofreció uno por cortesía; el castaño aceptó. 

—¿Conoces a Party Poison?

El pelirrojo alzó una ceja. 

—¿La estrella principal de Ámsterdam? Claro que sí, es lo mejor que tiene ese burdel. 

—Así es.

Coordinándose expulsaron el tabaco de sus sistemas, Frank por la boca y Gerard por la nariz esta vez. 

—¿Por qué te gusta tanto? Sí sabes que todas las personas que trabajan ahí son sólo un personaje, ¿cierto?

El castaño asintió. Estaba muy consiente de que le gustaba Gerard porque le mostraba su mejor lado, pero no creía que ese amor platónico se desvanecería pronto. Siempre había tenido como un sexto sentido y sabía muy por dentro que el pelirrojo era una buena persona, pero quería hacerles creer a todos que sólo le importaba el dinero y el glamour.

—Me gusta porque, además de cantar excepcional, tiene una belleza única que me atrapó desde el inicio. Cada una de sus facciones, de su forma de caminar, su mirada y su sonrisa me tiene fascinado —dijo tirando un poco de colilla. —Quizás suene algo meramente físico o como un niño caprichoso porque nunca hemos cruzado más de diez palabras. Pero sé que es más que eso. 

I'm (not) okayWhere stories live. Discover now