Capitulo 40

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DALIA

Me miró en el espejo, estoy con ropa interior con estampado de vaquita,mi embarazo aún no es notorio,voy a tener un segundo bebé, ya quiero cambiarlo, bañarlo y tomarle muchas fotos, así como lo hice con mi primera bolita de grasa.

Saco la camara de videos, también lo usé con el embarazo de mi primer
a bolita, me acomodo bien el top tipo brasier.

Mi esposo entra en ese momento y suelta un silbido.

—Ya me vas a modelar tus bragas? Si es así no me opongo— alzo mis cejas.

—Ya qué viniste necesito que me grabes para cuando mis hijos tengan más edad, mostrarselos— le digo, él asiente , le doy la cámara y me acomodo frente al espejo.

—Ya estás grabando? — él asiente— No me saques chaparra, pendejo — lo amenazó, él suelta una risa nasal.

—Pero si ya eres — ignoró lo que dijo.

—Luego no me reclames cuando duermas en el sillón— le digo, tocó mi vientre plano aún.

— Bebé sin nombre, si llegas a ver ésto más adelante— le digo a mi vientre— Recuerda qué mamá ama a papá, pero si lo va a mandar a dormir en el sillón, es porque te llamo bola de grasa y también porque me dijo chaparra — mi esposo abre la boca ofendido.

—Bola de grasa, no le hagas caso a tú mamá, está loca — se defiende— Me casé con alguien que salió del manicomio— le lanzó un lapicero— Ésto es maltrato a los seres hermosos.

—Ególatra— susurro .

—Bebé sin nombre, también te pido que no me hagas subir unos kilos de más y qué todo los síntomas le den a tú papá y no a mí — le hablo con cariño a mi vientre.

—Y por qué a mí?

—Porque tu pusiste tú espermatozoide dentro de mí — le digo— Bueno y qué también me dejes dormir en la noche, mi amor— le sigo hablando a mi vientre.

Mi esposo solo se dedica a grabarme.

—No te olvides que mami, te ama bebé sin nombre.

—Tampoco te olvides que tu papá, te ama bola de grasa — termina de grabar y suelta un suspiro aliviado.

—Vas a salir? — me pregunta.

—Si, quiero pasar un tiempo de madre y hija, con mi bolita de grasa — me dirijo al armario y saco un pantalón de cuero negro holgado y un polo blanco no tan apretado, y unas sandalias Gucci.

Me pondría unos tacones pero alguien de aquí los boto todos.

Me empiezo a cambiar mientras que mi esposo prueba los snacks qué están en la mesita de a lado.

—No acabes todo, qué el bebé sin nombre va a tener hambre, luego.

—No serás tú?— le lanzo la lámpara, pero él maldito lo esquiva.— Me alegra qué así demuestres tú amor por mí — ruedo los ojos.

Me hago un moño y me hecho perfume, agarró un bolso y pongo lo necesario, Ian solo come mis snacks.

Tocan la puerta, Ian va abrir y mi hija viene con un enterizo holgado, su cabello está desordenado.

—Te peino, cariño? — ella niega y le da el cepillo a su padre.

—Yo no sé peinar ni tampoco hacer trenzas, hija mía de mi dulce corazón — se dirige hacia la cama a seguir comiendo, nuestra hija lo sigue, sigo con lo mío.

—Papá, me peinas, por favor? — Ian suelta un suspiro y se dirige al baño a lavarse las manos.

—A ver alcanza me el cepillo—se lo alcanza y él lo mira como si fuera la cosa más rara—.Alguna ves intentaste peinar tu nido de ratas? — le empieza a peinar pero más le jala el cabello qué otra cosa.

Cien motivos para Amarte. (LIBRO 1, RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora