Ian me mira de arriba a abajo, la sonrisa que él siempre me da es tierna, siniestra y perversa, los brillos lo delatan.

-Tengo algo en la cara? - avanzó hacia la cama bajo la mirada de mi dulce y loco novio.

-No puedo creer que tenga el orgullo y privilegio de decir que Dalia Spencer, es mi novia-responde, me alza antes de que me eche, enrolló mis piernas en su cadera-Eres más que hermosa, amor de mi vida, en este momento tengo más de un motivo para quedarme.

-Cariño, yo también tengo el orgullo de decir lo mismo- le digo, empezamos a reír mientras nos da vueltas , al final caemos en la cama, pero al menos no en el piso.

-Love you- decimos .

Nos acomodamos bien en la cama, apago la lámpara y me acomodo para el lado izquierdo, Ian me abraza mi cintura.

Solo cierro los ojos y pienso en babosadas para quedarme dormida, al final si que lo logro, bueno también quedarme con más cosas tontas en mi mente.

***

La casa dónde estoy me es familiar, se escuchan sollozos a unas cuantas puertas, la lluvia no es tan fuerte.

Avanzó hacia la tercera puerta y la abro,no hay nadie pero si se sigue escuchando los sollozos,mi mirada se dirige al ropero, visualizo a mi alrededor, sangré un poco esparcida, peluches rotos.

Mi cuarto luce igual, hasta en mis sueños, abro el ropero y ahí está mi pequeña niña, está sollozando mientras se toca el brazo, quiero hablarle,pero no puedo,ella me ve y solo me hace una señal de silencio.

-Ven- me llama, su cuerpo está cubierto por un vestido color blanco, sus brazos están con moretones- Esconde te conmigo por favor, así nadie me va a lastimar- sus ojitos no tiene ese brillo que me caracterizaba .

-Solo hasta que se vayan - me suplica mi yo de ocho años, mi mente no recuerdo lo que pasa luego, me lo impide .

Asiento a su súplica .

-Me llamo Dalia, tengo ocho años,mi color favorito es el blanco, amo diseñar,jugar con mis peluches,o lo que quedan de ellos, cómo te llamas? - un nudo se forma en mi garganta.

-No puedes hablar? - me pregunta, asiento, quisiera hacerlo, pero el sueño o no sé qué , no me lo permite .

Pisadas molestas se escuchan avanzar hasta dónde estamos, la pequeña empieza a tener miedo y a querer llorar .

-Hay viene, no hagas nada por favor, no quiero que te hagan lo mismo que a mi - me suplica, antes de haga algo la puerta del ropero se abre y ahí está mi mamá que luce más que molesta,no me nota, le agarra del nacimiento a mi pequeña yo y la saca hasta llevarla al centro de la habitación.

Quiero hablar, quiero impedir que le hagan algo malo, pero ella me hace una señal de silencio y de que no me preocupe.

Lucía saca una correa de cuero, mi pequeña yo no hace nada porque sabe que le va ir peor, ésto era el pan de cada día .

-Eres una inútil, lo único que sabes hacer es llorar - le reclama, el primer sonido de la correa se escucha, mis lágrimas se desbordan - Debí abortar te , solo espero que tú vida esté llena de sangre y desgracias - otro sonido se escucha, mi pequeña yo solo llora y se aguanta los gritos que quiere soltar, me mira y me da una sonrisa .

-No te preocupes, yo estoy bien, solo va hacer un rato - me dice con una sonrisa forzada,su lágrimas caen , otro sonido se escucha, cada vez le pega con más fuerza, el vestido blanco se llega a manchar de rojo,ese vestido era nuestro favorito, una imagen llega a mi mente, tuve que lavar el vestido hasta que salieran las manchas, pero nunca salieron.

Cien motivos para Amarte. (LIBRO 1, RESUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora